Ni Dolores Cabezudo, con 85 años, ni Juana Bellanato, con 95, y ambas con una dilatada y exitosa trayectoria investigadora se consideran mujeres pioneras en la Ciencia española. La remontan a más atrás, a la generación de mujeres que investigó en la época de la República e incluso años antes con la Institución Libre de Enseñanza que colocó la Ciencia en España a nivel internacional.
Ambas investigadoras reflexionaron este pasado viernes sobre su experiencia profesional en Calzada de Calatrava en la Mesa Redonda ‘Mujeres Científicas’, un nombre que quiso matizar Dolores Cabezudo, porque si aceptamos la palabra científicas no hace falta ponerle delante ‘mujeres’.
“Con la Guerra Civil las cosas retrocedieron y las mujeres lo tuvieron un poco peor”, explica Dolores Cabezudo, quien quita valor al concepto ‘pionero’ porque lo que “hay que ser es buen profesional, buen científico, buen estudioso y buen escudriñador de dónde anda la verdad”.
En este sentido Juana Bellanato recuerda a importantes investigadoras que tuvieron que emigrar y muchas otras que tuvieron que dejar la profesión al casarse. Era una época en la que sólo continuaban investigando las solteras.
Cabezudo relata la ayuda intergeneracional que se han prestado las mujeres, quitando obstáculos, más o menos grandes, para la siguiente generación de investigadoras. “Eso te simplifica mucho, porque no tienes que perder tiempo en abrirte camino, y en mi generación hubo ya las pioneras de las posguerra, que son las que ayudaron a mi generación y nos quitaron impedimentos y dificultades”.
Siguiendo esta línea afirma Cabezudo que siempre ha tratado de ayudar mucho a las mujeres, “siempre pensé que las mismas facilidades que había tenido yo las tenía que pasar a la generación siguiente y me he preocupado mucho de que, sobre todo, a las mujeres no les impidan llegar a donde se propongan, porque eso no se lo plantea ningún varón”.
“Si hago la lista”, reflexiona Dolores Cabezudo, “hay muchas mujeres que con su valía lo merecían y los que vamos por delante las hemos ayudado en lo que hemos podido, simplemente para que no tropezaran”.
Por su parte Bellanato, que tuvo la suerte de contar con compañeros que la ayudaron, recomienda a las jóvenes que desarrollen los estudios que les gusten, no porque lo diga la familia u otros caprichos, porque si le gusta, ella misma se animará a seguir estudiando, investigando”.
Con sus 95 años Bellanato reflexionó sobre si será buena la separación de la Universidad y la Ciencia en dos ministerios. La clave es ayudar a la investigación y que los jóvenes que se forman puedan trabajar y no tengan que emigrar.