Soledad Ruipérez/ Ciudad Real
“Lo ví justo en la cima del cambio de rasante y me pareció un bulto de algo raro o un montón de cartones”. Estas palabras son parte del testimonio de Guillermo D.H.R., acusado de atropellar “presuntamente” a un peatón en la N-420, en el trayecto entre Campo de Criptana y Alcázar de San Juan, en la madrugada del 26 de junio de 2011.
Ayer, en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, dió comienzo el juicio, con jurado popular, que decidirá sobre los hechos acontecidos aquella noche.
Una vez constituido el jurado, la primera sesión del juicio, que, en principio, concluirá el miércoles, contó con la declaración del reo, para quien la acusación particular pide, por delito de omisión del deber de socorro, una pena de tres años de cárcel y una cuantía cercana a los 20.000 euros en multas accesorias. El Fiscal, por su parte, demanda un año y seis meses y un cuantía superior a los 15.000 euros.
La defensa pide la libre absolución ya que considera que no concurre delito de omisión de socorro y falta de imprudencia leve. En la misma línea se pronuncia el letrado de la compañía aseguradora del vehículo, al aseverar que debe ser absuelto de la falta de impudencia y que no cabe indemnización para la víctima.
Testimonio
En su testimonio, Guillermo D.H.R. de 28 años, explicó que era pasada la una y media de la madrugada cuando viajaba de Campo de Criptana a Alcázar de San Juan y en un cambio de rasante, que hay en ese trayecto de la N-420, le pareció ver a lo lejos, en el carril derecho, un bulto o cartones ante lo que pisó el freno. Cuando ya se vió cerca levantó el pie, pero inevitablemente pasó por encima.
Asegura el acusado que se quedó en ‘sock’, debido a que no estaba seguro de lo que había ocurrido, ya que era “noche cerrada” y al parecer le deslumbraron un poco las luces del coche que iba en dirección contraria, por el otro carril. Así pues, según siguió su testimonio, en la primera rotonda giró y volvió a pasar por el lugar de los hechos.
Al parecer ya había coches parados. Pudo percibir que lo que en principio creyó que era un bulto era una persona ya que le pareció que se incorporaba y hablaba con alguien que acudió a socorrela. También asegura que el herido llevaba gafas.
El acusado, no paró el coche y siguió dirección Criptana pero en la primera rotonda vuelve a girar en dirección Alcázar.
Al pasar, esta segunda vez, por el punto de atropello observa que el herido está “sentado o tumbado”. No detiene el coche y continúa dirección Alcázar. Allí se ve con unos amigos en una sala de la localidad y les cuenta lo sucedido y a las dos horas marcha a su casa.
No será hasta las 21,00 ó las 22,00 horas del día siguiente cuando acude a la Policía Local de Alcázar de San Juana declarar lo ocurrido, la noche anterior, arropado por su padre.
En respuesta a las preguntas de los letrados, el acusado sostiene que antes de llegar al cambio de rasante le adelantó un coche a mucha velocidad.
Del mismo modo apuntó que no trató de hacer un giro hacia la izquierda y evitar el “bulto” para no llevarse a los vehículos que venían en dirección contraria. Aseguró que no iba bebido y que conducía a unos 50 kilómetros hora.
Hoy a partir de las 10,00 horas en la Audiencia continúa la segunda sesión del proceso con las declaraciones de los testigos, de tres agentes de la Policía Local de Alcázar de San Juan y la explicación de la pericial del médico forense.