Los vecinos de Solanilla del Tamaral, pedanía de Mestanza, van camino de sufrir un mes sumidos en la frustración y el malestar debido a la persistente mala calidad del agua que sale de sus grifos pues, desde el 12 de marzo pasado, presenta una fuerte turbidez que impide su utilización y ha sido declarada como no apta para consumo humano.
Esta situación, dicen desde la impotencia de ver que el Ayuntamiento no pone remedio ni facilita alternativas, como están haciendo otros en la comarca, imposibilitando así usar el agua para beberla o para cocinar y dificulta otras tareas básicas como la higiene personal, lavar la ropa o fregar los platos, lo cual se debe hacer con el agua sucia que llega por la red de abastecimiento, si se quiere mantener cierta dignidad personal.
Un caos que, dicen, está obligando a depender de agua embotellada para beber, que pagan de sus bolsillos en esta localidad de unos 30 residentes permanentes, en su mayoría ancianos, pero también con una importante población flotante que se incrementa al doble o el triple en fines de semana y en vacaciones como las que ahora se aproximan con la Semana Santa.
Para los afectados, es clamoroso el presunto desinterés de los responsables municipales, porque ya a primeros de abril del año pasado hubo una situación similar que se prolongó durante un par de semanas, por lo que, según entienden, es una consecuencia de la falta de mantenimiento de las captaciones como el origen recurrente del problema.
La pedanía de Solanilla del Tamaral no cuenta con pozos, sino que se abastece desde una docena de nacederos o manantiales que, al parecer, no se han limpiado hace más de dos años y las lluvias enturbian el agua en origen, con el añadido de que algunos de los nacederos tienen roto su cerramiento, por lo que se agrava la situación.
Por eso, consideran que «la solución no pasaría únicamente por limpiar el depósito cuando ya se ha producido el problema, o como les dice el Ayuntamiento, por instalar un costoso filtro que nunca llega, sino por actuar en el origen y arreglar y mantener adecuadamente las captaciones para evitar la entrada de agua con escorrentías». De todas formas, los vecinos especulan en torno a esa solución porque aseguran que no se tiene ninguna comunicación oficial fehaciente desde el Ayuntamiento o sus responsables municipales sobre lo que está pasando.
En este sentido explican que para mayor confusión el Ayuntamiento de Mestanza el día 27 de marzo sí que publicó y difundió un bando oficial diciendo que el 10 de marzo, es decir, dos días antes del actual episodio de turbidez, los análisis confirmaban que el agua era potable y daba a entender que se podía consumir el agua. «Galimatías total porque tanto el alcalde pedáneo, como operarios de EMASER, e incluso el propio sentido común al ver salir agua marrón del grifo, desmentían el documento oficial del Ayuntamiento», afirman.
Así pues, es tal la indignación vecinal que se ha visto agravada al descubrir, a raíz de esta crisis, un informe de análisis en el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC) del 19 de noviembre de 2024 en el que ya se calificaba el agua de la red de Solanilla como «agua no apta para el consumo» por causas que consideran más preocupantes porque se alertaba de la presencia de tóxicos fitosanitarios, concretamente el glifosato en una concentración de 1.10 µg/L. Este valor es once veces superior al límite paramétrico establecido por la legislación española para plaguicidas individuales en agua de consumo humano (0.1 µg/L) como recoge la normativa que publica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Para los residentes es inaudito que habiendo alcanzado el primer cuarto del siglo XXI, donde existen numerosas herramientas tecnológicas, aun no se haya cumplido con la obligación legal de comunicar al SINAC que el agua de esta pedanía ha sido calificada como no apta para el consumo. Tampoco se comunicó cuando sucedió lo mismo el año pasado. Así pues critican que los vecinos de Solanilla del Tamaral, que pagan los correspondientes impuestos por este servicio, no reciben ninguna contraprestación pese a situaciones como se vienen arrastrando durante tantas semanas.