Plaza de toros de Miguelturra (Ciudad Real). Festival sin picadores mixto. Más de media plaza.
Se lidiaron dos novillos de La Rinconada (primero y segundo ), y cinco de Manuela Patón (tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo de regalo). Primero manejable. Segundo con gran clase y fuerza justa. Tercero extraordinario, premiado con la vuelta al ruedo. Cuarto muy rajado. Trajinable por el derecho y muy complicado por el izquierdo. Sexto bueno.
El rejoneador Luis Rodríguez: vuelta al ruedo.
Víctor Puerto: dos orejas y ovación con saludos.
Julio Benítez “El Cordobés“: dos orejas y dos orejas.
El novillero sin picadores Javier Fernández: oreja y oreja.
Volvían los toros a Miguelturra, y lo hicieron con expectación, pues los tendidos del coso multiusos churriego lució un magnífico aspecto en cuanto a asistencia de público, cubriendo más de media plaza, a pesar de tratarse de un festejo más económico sin picadores. O a lo mejor fue precisamente por eso. Vaya usted a saber.
Además, se lidiaban reses de dos ganaderías ciudarrealeñas, ambas radicadas en Villamanrique, como son las de La Rinconada y Manuela Patón. Las dos ofrecieron, con algún borrón, un juego más que interesante, como por ejemplo el segundo de La Rinconada por rebosante de calidad, si bien se llevó la palma un extraordinario novillo de Manuela Patón lidiado en tercer lugar que fue premiado con la vuelta, sin olvidar al buen sexto, también de Patón.
Abrió plaza el rejoneador Luis Rodríguez, que anduvo queriendo mucho y acertando poco a un novillo de La Rinconada al que le faltó continuidad a la hora de ir tras el caballo, pero que metió la cara abajo colocándola en los capotes de los auxiliadores en los primeros compases. El rejoneador necesitó un buen número de pasadas para clavar, tanto farpas como el rejón de muerte, teniendo que echar mano del descabello para finiquitar a su oponente.
Víctor Puerto disfrutó de lo lindo con el enclasado segundo, un novillo de La Rinconada que tuvo trote “murubón” y calidad excelsa por el pitón derecho, aunque la fuerza justita, por lo que Víctor lo condujo a media altura. Tanto con el capote como con la muleta hubo gusto y templanza, y con la espada acierto a la primera (no así del puntillero).
El segundo de su lote tuvo medio viaje por el derecho y casi nulo por el izquierdo, por el que se cernía peligrosamente. Víctor anduvo en profesional, dando tiempo a su antagonista, sin querer/poder ligar los derechazos y sacando algo de agua de un pozo de escaso caudal. Lo tumbó a la primera aunque, de nuevo, el puntillero se atascó.
El tercero fue un extraordinario novillo ciudarrealeño de Manuela Patón con el que Julio Benítez “El Cordobés” disfrutó del toreo. El novillo no era bonito de cara pero la colocó para bordarlo. Tuvo calidad y casta para ir tras capotes y muletas pronto y largo, y Benítez logró momentos de gran plasticidad, casi en exclusividad con la mano derecha, descolgándose de hombros, y matando a la segunda. El torero fue premiado con las dos orejas y el novillo con la vuelta al ruedo. En el campo se habría quedado de semental.
Y tampoco fue malo el sexto, sobre todo por el izquierdo. A pesar de romperse el pitón derecho por la cepa en un derrote contra un burladero, vista su calidad, se mantuvo en el ruedo. Julio Benítez estuvo más amontonado que en su primero, pero también le dio alguno bueno, esta vez mezclado con otras fases menos sutiles. Anduvo certero con la espada -y con el descabello- y a sus manos fueron dos orejas más, quedando triunfador numérico y artístico de la tarde por su gran primera faena.
El novillero de Herencia (Ciudad Real) Javier Fernández, aunque paseó una oreja, nada pudo hacer frente al rajado cuarto, que le propinó una fea voltereta sin aparentes consecuencias.
El séptimo, de regalo, tuvo movilidad desordenada, quizás por condición propia o impuesta por los abundantes capotazos poco templados que se le dieron, y fue lidiado en solitario por Javier Fernández, todo garra y ganas. Lo recibió a porta gayola y le pegó bastantes pases, ninguno templado. Pero, ya se sabe aquello de mejor decir “so” que “arre”. Y más a un novillero que estuvo en novillero, y al que se le concedió otra oreja.