Dicho belén fue realizado por san Francisco de Asís en Grecio, un pequeño pueblo al norte de Roma.
El Belén Viviente de Moral de Calatrava, que podrá visitarse de 17.30 a 21 horas en el centro histórico de la localidad, estará compuesto por treinta y dos escenas, más de ciento veinte figurantes y todo el pueblo dispuesto a acoger a todos los visitantes.
El dinero recaudado se destinará a ARAV (Asociación de alcohólicos rehabilitados Valdepeñas).
“Igual que este momento tiene una especial significación para todo el pueblo de Moral de Calatrava, la Navidad de 1223 en Greccio, un pequeño pueblo italiano en la región del Lacio, en la provincia de Rieti, fue especial. Fue hace 800 años el lugar del primer belén viviente. Su artífice: san Francisco de Asís, explica la parroquia de San Andrés de Moral de Calatrava en nota de prensa.
“San Francisco de Asís regresaba probablemente de entrevistarse con el Papa Honorio III para la aprobación de la regla de la orden franciscana. Años antes había estado en Tierra Santa y las cuevas y grutas de Greccio le recordaron a Belén. Por eso, unos días antes de la Navidad, Francisco de Asís llamó a un hombre llamado Juan y le pidió: «Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre el heno entre el buey y el asno». El belén viviente de Greccio no tuvo imágenes, sino personas reales. En Moral de Calatrava ofrecemos a todos los visitantes una experiencia inmersiva de lo que significa la divinidad de Dios unida a toda la humanidad en su quehacer diario”.
El recorrido propuesto para este año comienza en la calle Constitución y concluye en la plaza de España, después de presenciar las distintas escenas que componen el Belén viviente de este año instalado en el centro histórico”.
Está compuesta esta singular representación del nacimiento del niño Jesús de escenas bíblicas tales como: el sueño de José, la anunciación, el anuncio del ángel a los pastores, el nacimiento del niño Jesús, los santos inocentes, los Reyes Magos o la huida a Egipto. También se compone el belén de escenas no bíblicas, aludiendo a distintos oficios y situaciones de la época del nacimiento de niño Jesús: la fragua, la panadería, la almazara o la escuela.
Desde hace meses se lleva trabajando en todas ellas y en su composición.
“Este año, con el donativo que se va a ofrecer, vamos a ayudar a la asociación ARAV (Asociación de alcohólicos rehabilitados de Valdepeñas). Queremos ayudar a personas, hombres y mujeres, que sufren cualquier tipo de dependencia”.
Información del primer belén viviente
Según la Carta apostólica Admirabile signum del santo padre Francisco sobre el significado y el valor del belén, «las Fuentes Franciscanas narran en detalle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo. «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». Tan pronto como lo escuchó, ese hombre bueno y fiel fue rápidamente y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado. El 25 de diciembre, llegaron a Greccio muchos frailes de distintos lugares, como también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, trayendo flores y antorchas para iluminar aquella noche santa.
Cuando llegó Francisco, encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno.
Las personas que llegaron mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado.
Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes.
Así nace nuestra tradición: todos alrededor de la gruta y llenos de alegría, sin distancia alguna entre el acontecimiento que se cumple y cuantos participan en el misterio.
El primer biógrafo de san Francisco, Tomás de Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el don de una visión maravillosa: uno de los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel belén de la Navidad de 1223, «todos regresaron a sus casas colmados de alegría».