La Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Vino Campo de Calatrava, conformada por seis bodegas y dos cooperativas, ha presentado el estado de su proyecto para conseguir la calificación de Denominación de Origen Protegida (DOP) Vinos Campo de Calatrava.
Coincidiendo con los últimos días de vendimia, han celebrado una fiesta divulgativa en la bodega Quinta de Aves, en Moral de Calatrava, una de las empresas que forma parte de la iniciativa, también dinamizada por la Asociación del Campo de Calatrava.
Se trata, según ha explicado César Cólliga, gerente de la entidad, de una estrategia territorial centrada “en un proyecto compartido”, basado en el único y singular “vínculo histórico” como es el escenario volcánico de la zona.
Este patrimonio tendrá reflejo en la “potente” investigación sobre la caracterización de los suelos y los vinos que está llevando a cabo la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), y que dará justificación al expediente para alcanzar la categoría de DOP. El estudio permitirá demostrar la influencia del suelo de origen volcánico de esta comarca en la composición físico-química y organoléptica de los vinos que se elaboran.
Los resultados del trabajo, según Cólliga, se presentarán a principios de 2021.
“Muchas ganas”
El presidente de la Asociación para la Promoción del Vino del Campo de Calatrava, Ramón Muñoz, ha valorado el valor de su patrimonio territorial y agrícola siguiendo la estela “de nuestros antepasados”.
El grupo de ocho bodegas trabaja de manera denonada, según este portavoz, en la “búsqueda de mercados en los rincones más recónditos” donde valoren la singularidad de “nuestros vinos”. “Nos diferenciamos por algo que nosostros conocemos, ha agregado, que es lo que estamos estudiando y que pondremos sobre papel”.
Mientras tanto, “tenemos muchos proyectos y muchas ganas y el tiempo lo dirá”.
Peso del sector agroalimentario
Por su parte, Gema García, presidenta del grupo de desarrollo Asociación del Campo de Calatrava, ha agradecido el apoyo del sector empresarial pues “sin vosotros no sería posible la estrategia”. La principal potencialidad es “el equilibrio de pesos” entre la cultura y la historia del territorio y el sector agroalimentario. “La estrategia de nuestra comarca pasa por la cultura y el turismo, en relación a la actividad agroalimenaria”.
“Es mucho más que el uso del suelo para conseguir un producto que dé un desarrollo económico al territorio”, pues hablamos de empresa como Quinta de Aves que consiguen ese equilibrio para obtener productos altamente competitivos. “Da potencialidad de presente y futuro”, ha dicho y ha avanzado que desde el grupo “apoyaremos a los sectores para salvar las dificultades actuales que nos preocupan”.
Generar empleo y riqueza
Manuel Torres Estornell, alcalde de Moral de Calatrava, ha agradecido a Quinta de Aves su proyecto “de gran envergadura” y su apuesta “por la calidad”. Son empresas que “generan empleo y riqueza, dinamizan la economía del entorno”, y además “defienden caldos buenos” en mercados complicados”.
Quinta de Aves: 80 hectáreas de viñedo, 550.000 kilos de uva y siete marcas de vino
Quinta de Aves es una empresa constituida hace tres años en una extensión de 500 hectáreas, 80 ha de viñedo, y la mitad de variedades autóctonas, ha explicado Juan Manuel de la Mata, director general de la bodega.
Las viñas están plantadas con el sistema tradicional en vaso, con variedades autóctonas de hasta 1.000 años, “desde que la Orden de Calatrava reconquistó la zona”. Es el caso de los cencibeles, es decir, los tempranillos adaptados a las condiciones de la zona volcánica, además de otras tipologías locales o extranjeras con las que elaboran monovarietales y coupages “para poder competir en mercados internacionales”.
Realizan la vendimia de madrugada “buscando el frescor” y controlando la temperatura a la entrada en bodega para alcanzar “una mejor calidad”. Juegan con las variables de frescor y control del termómetro en la fermentación, desde que a las 6,15 horas registran el punto mínimo. A partir de ahí realizan una descalada de “aceleración y desaceleración”.
La producción total de la bodega es de 550.000 kilos de uva, con un rendimiento medio de 7.500 kilos por hectárea y la elaboración de siete referencias bajo la marca ‘Quinta de Aves’, entre monovarietales y coupages, en el que destaca ‘Phoenix’, un vino de crianza con 15 meses en barrica.
Venden sus caldos principalemte en Europa y también en Asia, y “vamos a empezar en EEUU”.
Son vinos, ha señalado, que interpretan el terruño y transcriben el trinomio de planta, suelo y clima, en el marco del macizo volcánico de la comarca.
También tienen memoria de la humedad que aporta la laguna de la Rambla de Santa Cruz y “arrastra las famosas tierras raras del Campo de Montiel”, es decir, esos quince elementos químicos que “contribuyen a que los vinos sean especiales y singulares”, ha sostenido Muñoz.
Distintas selecciones
Alberto Calleja, enólogo y director técnico de la bodega, ha desgranado las técnicas de manejo y recogida de la uva, por separado y en función de la parcela, para garantizar su calidad y competitividad comercial. “Vendimiamos entre las 4 y las 10 horas, con una buena temperatura y ausencia de luz” y “con partidas en remolques pequeños de 1.000 a 1.200 kilos”.
La uva llega desde la viña a la mesa de selección de la bodega en unos cinco minutos, y allí personal cualificado realiza la primera elección de los racimos de “maduración óptima”, que caen desde un pequeño sinfín “sin maltrato, por gravedad y vibración”.
Antes del despalillado y procesado en bodega, puede haber varias fases de selección, en función del tipo de vino que vayan a elaborar: jóvenes, de crianza media o de calidad top.