La puntera bodega Quinta de Aves ha celebrado el final de su vendimia con una cata de tres de sus vinos más singulares y reconocidos.
En una jornada de celebración de la vendimia organizada por la Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Vino Campo de Calatrava, el enólogo de la bodega, Alberto Calleja, ha destacado “la identidad y tipicidad” de los caldos. La caracterización viene de los suelos del Campo de Calatrava y de variedades como la cencibel, el tempranillo que durante más de 1.000 años se ha ido adaptando las condiciones del entorno volcánico.
El también ingeniero agrónomo, máster en Viticultura por la Universidad Politécnica de Madrid, y cuarta generación de una familia de bodegueros , ha presentado en primer lugar el Quinta de Aves coupage rosado de cabernet franc y graciano.
Se trata de un caldo de color “elegante, asalmonado o piel de cebolla”, y en la línea de las nuevas tendencias que demandan los mercados.
“Es un vino tinto con el alma desenfada del blanco”.
En boca es “sedoso, fresco, corpulento, con un punto de acidez”.
Premiado en el prestigioso concurso Mundus Vini de 2020, “es único en el mundo y apto para veganos”, ha especificado el enólogo.
El segundo vino catado por profesionales, periodistas y blogueros ha sido el tempranillo 2019, procedente de vendimia nocturna. Tiene color “violáceo” y sabor a “regaliz y a pastillas de Juanola y notas de frutas del bosque y un fondo de vainilla y de toffee”.
La degustación se ha cerrado con su referente y exitoso ‘Phoenix’, “más rubí, intenso y complejo”, al ser reserva de 15 meses en barrica de roble francés, con reflejos de “chocolate puro” y “más gastronómico que el anterior”. Tiene 92 puntos en la Guía Peñín y un premio en Mundus Vini de este año.