Cadenas humanas contra la violencia machista, talleres sobre el “amor romántico”, eslóganes frente a la precariedad laboral en recortes de cartón, redes comunitarias por el empoderamiento, hashtag en redes sociales para lograr visibilidad social.
El movimiento feminista extiende la lucha por la igualdad y por la justicia social de manera imparable por todo el mundo y la llamada por muchos “revolución silenciosa” está más presente que nunca para acabar con la opresión que sufre la mujer en todos los ámbitos de la vida.
El Día Internacional de las Mujeres, de las asalariadas, las amas de casa, las estudiantes, las jubiladas, las migrantes, promete marcar un hito en la historia para construir un futuro donde el poder político, económico y social no esté vedado a la mitad de la humanidad.
La marea morada ha llegado a la provincia en forma de colectivos feministas repartidos en cada pueblo y en cada ciudad, y los que quedan por llegar. Si en 2012, la Asamblea Feminismos Ciudad Real apareció en la capital como azote al Gobierno de España y de Alberto Ruiz-Gallardón, tras el intento de abolir la ley de interrupción voluntaria del embarazo, hoy la Asamblea 7N de Alcázar de San Juan, las Violeteras de Campo de Criptana, Brujas Moradas de Valdepeñas, Hijas de Lilith de Malagón, Las 13 Rosas de Tomelloso o el Colectivo Espinas también de Ciudad Real han pasado a engrosar las filas de los movimientos sociales.
Demandas de los feminismos del siglo XXI
A principios del siglo XX, la activista francesa Avril de Sainte-Croix escribió que “la marcha adelante del feminismo es un hecho que nadie puede negar, un movimiento que en adelante ya ninguna fuerza podrá detener”. Las conquistas del sufragismo en el siglo XIX y principios del siglo XX, y de la liberación femenina de los años 60 son evidentes, aunque en esa carrera hacia delante todavía quedan muchos obstáculos que superar.
Las feministas de Ciudad Real denunciarán este 8 de marzo la “precariedad” y el “empobrecimiento” de la mujer, desde el mismo momento que accede al mercado laboral en empleos “mal pagados, a media jornada y con la sombra de las excedencias por el cuidado de hijos o mayores”, que la llevan a tener las jubilaciones más bajas.
Los colectivos pondrán el dedo en la llaga del Gobierno para que ponga más cortafuegos frente a la violencia machista, y exigirán la promoción de modelos femeninos con poder en la política y en el mundo empresarial.
Las mujeres no olvidarán la obligación que tienen instituciones y empresas de impulsar planes de igualdad, la necesidad de reconvertir el material didáctico de la escuela que elimina las aportaciones de la mujer en todos los campos del conocimiento, el “deber moral” de romper con el mito de la maternidad que tanto denuncia la corriente “malas madres” y la responsabilidad social de acabar con el “velo de la igualdad” que marca las relaciones de pareja en forma de micromachismos.