La Catedral de Ciudad Real se ha quedado pequeña este martes para la misa funeral por el Papa Francisco. Una celebración que tenía que haberse celebrado el pasado lunes 28 de abril pero que tuvo que ser suspendida a causa del gran apagón que dejó al país sin electricidad durante horas.
Una eucaristía que ha estado presidida por el obispo Gerardo Melgar, que ha estado acompañado para la ocasión de un nutrido grupo de sacerdotes en el altar, e institucional en los primeros bancos. Los vecinos de Ciudad Real han llenado la Catedral quedándose muchos de pie en los laterales del templo.

El obispo durante la misa funeral ha recordado las circunstancias de la muerte del Papa el pasado 21 de abril y el transcurso de sus doce años de pontificado. Ha destacado que fue un Papa y un hombre acogedor y cercano, sencillo espontaneo y claro en sus respuestas al servicio de la evangelización del mundo. Ha añadido que como exigencia de este cambio de época el Papa Francisco promovió una nueva imagen de la iglesia abierta a todos y donde todos tienen cabida.

«Así de rico fue, es y sigue siendo e importante legado de vida cristiana que nos ha dejado después de su muerte, un legado que debemos guardar en nuestro corazón para ponerlo en práctica y vivirlo en nuestra vida cristiana» ha explicado el obispo y ha invitado ha vivir «con estas actitudes nuevas que perdurarán después de su muerte como exigencia de este cambio de época al que se ha asistido. Un legado que dejó a todos con sencillez, cercanía y alegría, con gestos de amor y cariño, por eso su muerte ha afectado a todos, a los de cerca, a los creyentes y a los de lejos e incluso a aquellos que no creen».

Además ha añadido que se estaba realizando una acción de gracias por la vida y el legado impulsado por él tanto en el magisterio como en el testimonio personal vivido en los doce años que ha tenido «el timón de la barca de Pedro». Junto a esta acción de gracias ha invitado a elevar una «oración ferviente por su eterno descanso».