Los músicos peregrinan a las afueras de los municipios, y las marchas inundan de melodías de trompeta y golpes de tambor desde hace meses las noches estrelladas. Luis Mariano Jiménez, director de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva de Ciudad Real, recuerda la famosa frase del genial compositor y director de orquesta ruso Ígor Stravinski al escuchar a la Banda Municipal de Sevilla interpretar ‘Soleá dame la mano’ al paso de la Virgen del Refugio de San Bernardo por la Puerta de la Carne en 1921: “Estoy escuchando lo que veo y estoy viendo lo que escucho”.
Esa es la meta de los miles de músicos, la mayoría de forma amateur, aficionados, que esta Semana Santa y las muchas que quedan por venir pondrán sonido detrás de cada paso desde el pueblo más pequeño hasta la capital de provincia. En esta gran recreación de la Pasión de Cristo en la calle con mucha influencia andaluza, y en concreto sevillana, las bandas de música, las agrupaciones musicales y las de cornetas y tambores cierran el círculo. Sus notas representan “todo a la vez”, desde la escenografía al movimiento de los pasos y la emoción devota.
La primera agrupación de metales en Castilla-La Mancha
Unas 120 personas componen la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva, que tiene en plantilla trompetas, trombones, bombardinos, trompas, tubas y cornetas, además de cajas, tambores, timbales, bombos, platos y en ocasiones campanas tubulares. “En 2003 salimos por primera vez a la calle con un estilo de agrupación musical inédito hasta el momento en Castilla-La Mancha, más allá de las bandas de música y de las agrupaciones de estilo militar”, cuenta Jiménez. Sus inicios estaban en la antigua banda de cornetas y tambores que acompañaba a la Santa Cena en los años 90 y apostaron por un estilo muy popular en Sevilla.
Mezcla de los estilos andaluz y castellano, la Semana Santa de Ciudad Real cogió cada vez más tintes del sur y la música también lo notó. Luis Mariano Jiménez recuerda que “en los años 70 y 80 surgieron las primeras bandas de cornetas y tambores en la provincia, con un estilo más bien primitivo, que se reforzó en los 90” influido sobre todo por Málaga. Estas bandas empezaron a guiar los misterios de los pasos de Cristo y compartieron espacio con las tradicionales bandas de música. La Semana Santa ganaba esplendor y había sitio para todos.
Partituras dedicadas a las hermandades
‘La saeta’, ‘Costalero’ y ‘Nazareno y gitano’ son marchas emblemáticas una vez que el desfile de palmas da el pistoletazo de salida en el Domingo de Ramos. La Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva consta en la actualidad de un repertorio con 80 composiciones, que incluye partituras clásicas de los años 80, de Antonio Velasco, Juan Luis del Valle Pérez y Manuel Rodríguez Ruiz, “que fue muy prolífico”, aparte de composiciones más modernas, con estructuras armónicas más complejas y propias.
Hasta los años 80 en Ciudad Real había muy pocas composiciones musicales dedicadas a titulares, pero con la llegada de esta agrupación todo cambió. Tienen 3 trabajos discográficos publicados con alrededor de 30 partituras originales, encargadas a compositores actuales como los sevillanos Miguel Ángel Font y Pedro Manuel Pacheco, y el ubetense Cristóbal López Gándara. Así, forman parte del repertorio ‘Charitas’, dedicada al Cristo de la Caridad de Ciudad Real, o ‘El huerto de Getsemaní’, dedicada a la Hermandad del Huerto de la capital. “Estas obras forman parte del patrimonio inmaterial de las cofradías”, explica el director. También tienen adaptaciones de cánticos litúrgicos como ‘Ansiosa de verte’ a Santa Teresa de Jesús.
De La Mancha al barrio de San Basilio en Córdoba
En esta Semana Santa estarán domingo, martes, jueves, viernes y de nuevo domingo en Ciudad Real, aparte del lunes en Linares (Jaén) con la Hermandad de la Oración en el Huerto, y el miércoles en el barrio de San Basilio de Córdoba, muy conocido por sus patios floridos, detrás del Nazareno, que pasará junto a las Caballerizas Reales. Inma Plaza, trompeta primera y secretaria de la agrupación ciudarrealeña confiesa que “a los músicos nos gusta mucho que nos valoren en nuestra ciudad”, pero también “darnos a conocer y tocar en otros sitios”. Pese a que llevan veinte años en la capital andaluza, todavía les pone los “pelos de punta” su espontaneidad y los aplausos.
Aprendió a tocar con 10 años en la banda de su pueblo, Alcolea de Calatrava, y en 2008 entró en la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva. “A mí siempre me llamó la atención. Veía videos por Youtube, porque en aquella época no se llevaban tanto las redes sociales y un familiar que estaba en la agrupación me animó a dar el paso. Al principio, como había muchos chicos, me tiraba para atrás, pero luego me he sentido como una más”, explica. Con ésta, serán 16 semanas santas.
Ensayos sin parar para aguantar procesiones de hasta 7 horas
Ella no es la única que llega de fuera de la capital. Viene gente de Piedrabuena, Fernán Caballero, Pozuelo de Calatrava, Aldea del Rey, Fuente el Fresno o Calzada. El grupo más numeroso es el de trompetas, hay “unas cuarenta”, y la media de edad ronda “los 25 o 30 años”. Inma Plaza cuenta que los ensayos empiezan “la semana siguiente de la feria, a finales de agosto”. De septiembre a diciembre tocan 2 o 3 días, y a partir de enero de lunes a jueves, de 9 de la noche hasta las 10.30. En el centro social de La Poblachuela se guardan del frío invernal y en cuanto el tiempo mejora se concentran en el parque que hay en el Polígono Industrial Avanzado, cerca de la ITV.
Cuando llega el día de la actuación, solo tienen que pensar que “el tiempo acompañe”, porque hasta el orden de piezas está decidido. Primero interpretan el himno nacional, que a veces se empalma con una marcha, y luego siguen con el listado. Tocan cada vez que el paso echa a andar y los costaleros ensayan con anterioridad el orden de piezas. Las marchas dedicadas a las hermandades se colocan en puntos “fuertes”, como la salida o la entrada del paso, en la plaza Mayor o en el pasaje de la Merced.
Procesiones como la del Martes Santo de Ciudad Real, con Jesús de Medinaceli y la Virgen de la Esperanza, llegan a durar hasta 7 horas. ¿Cómo se aguanta? Pues “sarna con gusto no pica”, dice Inma Plaza. Para ello se preparan todo el año: unos se apoyan en la fe, pero lo cierto es que “cada uno lo lleva a su manera”. De hecho, para la trompetista de Alcolea lo mejor de toda la Pasión son los primeros minutos del Domingo de Ramos. “Yo me quedo con el ambiente, el nerviosismo que se respira cuando calentamos antes de la procesión, porque la espera ha llegado a su fin. Todo ese trabajo de tantos meses está a punto de sonar y es el momento de encuentro de toda la banda”, explica.
La música de banda se cuela en la iglesia de Membrilla
Desde la antigua casa de los maestros, entre 60 y 80 músicos de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano de Membrilla también se preparan para la Semana Santa, con la ilusión este 2023 de que tocarán varias actuaciones junto a la Banda de Música Virgen del Espino de Membrilla, después de la separación que hubo en los años 90 de la antigua banda municipal. “Cuando estemos juntos seremos alrededor de un centenar, incluidas todas las cuerdas, con gran presencia de clarinetes, flautas y saxofones, y cierta escasez de graves, como tubas y fagot”, comenta Gustavo Ramírez, director de la banda desde 2007, que fue clarinetista desde los diez años, pasó por el Conservatorio Superior de Música de Madrid y de adulto hizo dirección de banda en Albacete.
La primera cita de la banda será el Martes Santo con el concierto de música cofrade y religiosa que ofrecerán a las 8 de la tarde en la iglesia de Santiago el Mayor de Membrilla, “que cuenta con muy buena acústica”. Interpretarán marchas de procesión, el poema sinfónico ‘La última noche’, un avemaría y el tercer movimiento de la sinfonía ‘La pasión de Cristo’, del compositor valenciano Ferrer Ferran, “que describe desde la entrada de Jerusalén a la crucifixión de Jesús”. Además, lo acompañarán con la proyección de imágenes de la película del mismo nombre de Mel Gibson. “La música es tremenda, describe la tortura, las caídas”, explica el director.
Las partituras de las bandas
Para la calle tienen un repertorio formado por 43 marchas de procesión, “entre las que hay algunas más solemnes, para días como el Viernes Santo, y otras más alegres, con más trompetas, para el Domingo de Resurrección”. La famosa saeta de trompeta ‘A ti Manué’ sonará el Viernes Santo por la noche en Campo de Criptana, donde tienen previsto acompañar a la Hermandad del Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza. También tocarán otras de marcado tinte andaluz, como ‘Aires de Triana’ de Felipe Sigüenza y ‘La saeta’ que versiona la canción de Joan Manuel Serrat. El Domingo de Resurrección interpretarán ‘Coronación de la Macarena’ y ‘Esperanza de Triana coronada’ en el encuentro de la Virgen con el Resucitado en la plaza del Azafranal de Membrilla, bajo la torre del reloj.
Si las bandas de cornetas y tambores acompañan a cristos, las bandas de música van detrás de las vírgenes, en Membrilla con la Soledad y la Esperanza. Las corcheas fluyen cuando las imágenes avanzan y las marchas “suelen durar de 4 a 7 minutos”, que es tiempo de avance costalero. Las ‘revirás’, los giros en las esquinas, coinciden con “los momentos más suaves de las piezas”, por ejemplo, la saeta de saxofón de ‘Mi amargura’. Y existen piezas como ‘Amanecer con Triana’, que empieza con un solo de trompeta, diseñada para tocar cuando los costaleros levantan a pulso la imagen, un momento de tensión hasta que el palio sube al cielo “y toda la banda se incorpora”.
Lo peor de la Semana Santa para los músicos es “el tiempo”, las horas que pasan de pie “con las piernas, los pies y la espalda cargada”, y la meteorología, “el frío”, explica Gustavo Ramírez, que recuerda los años que procesionaban en Úbeda, otro de los referentes. “Hacíamos cuatro procesiones entre el jueves y el viernes, por lo que acabábamos reventados”, explica. Hay que tener en cuenta, insiste el director, “que en Sevilla son músicos profesionales, que están preparados para tantas horas, pero las bandas de los pueblos, que en su mayoría están compuestas por músicos aficionados, hacemos verdaderos esfuerzos”, también por sobrevivir con escasos recursos, muy limitados por parte de los ayuntamientos y condicionados al número de actuaciones.
Directores de banda titulados, pero faltan músicos
Pese a todo, en los últimos años “la dirección de bandas ha mejorado mucho” en Ciudad Real con la entrada de directores titulados, destaca Gustavo Ramírez. No solo pasa en Membrilla, sino también en Tomelloso, Torralba de Calatrava o Manzanares. A la contra, falta “una cantera estable”. “Estamos 17 años formando a un músico, que cuando llega a la mayoría de edad se va a estudiar y no vuelve por falta de oportunidades laborales. Tenemos bandas muy listas, pero nos faltan músicos”, lamenta el director, que también hace referencia al palo que dio la pandemia. Esa es una de las razones que han llevado a las dos bandas de Membrilla a unir fuerzas en busca de una salida y que no deje de sonar la Pasión.
