J. Y.
Ciudad Real
Uno de los organizadores de la fiesta de Nochevieja en la antigua sala ‘Botánico’ salió este martes al paso de las declaraciones realizadas por las madres de un grupo de menores (podrían ser varios cientos) que no pudieron acceder al establecimiento por no tener cumplidos los 18 años, tal y como lo informaban las entradas que habían adquirido en los días previos a la celebración del cotillón.
En declaraciones a Lanza, manifestó que “no hemos hecho nada ilegal y los menores sabían que no podían pasar”, por lo que vio “ganas de pataleo” el anuncio de las madres de presentar este jueves una reclamación en el Servicio de Consumo para que les devuelvan los 30 euros que costó cada entrada.
“Podemos demostrar que era una fiesta de cotillón con todos los permisos legales para adultos”, señaló y aseguró que “no hemos cometido ningún fraude ni hemos engañado a nadie” porque “cumplimos la normativa”. En concreto, se refirió al artículo 30 de la Ley de Espectáculos Públicos de Castilla-La Mancha que prohíbe la entrada a los jóvenes que no haya alcanzado la mayoría de edad en salas de fiesta y discotecas, excepto en locales habilitados e identificados para acoger fiestas dirigidas a mayores de 14 años y menores de 18 años.
“Hemos cumplido lo que dice la ley”, reiteró en su defensa “de las acusaciones que nos han hecho y que no son ciertas”, y recordó que la propia Policía Local, presente en en las puertas de la discoteca durante las primeras horas de 2017 donde se agruparon los jóvenes, “advirtió días antes en las redes y en los medios que iba a controlar los aforos a las fiestas”. Por último, insistió en que “no hemos nada malo y ellos sabían que no iban a pasar pero se arriesgaron a ir”.
La aglomeración del grupo de menores y sus padres en este local fue una de las pocas incidencias registradas en la gélida Nochevieja del 1 de enero, y ahora las familias de los jóvenes persiguen la devolución del coste de los billetes porque consideran que en el cartel anunciador y en las propias redes no se aclaró suficientemente que los adolescentes no podían franquear la entrada al establecimiento.