Belén Rodríguez
Daimiel
Soledad Gómez Limón, estanquera de la calle Misionero Eusebio Ortega de Daimiel, no deja de repetir este martes la historia del “atraco” del que habla todo el pueblo. La víctima fue su hermana, María José, que está bien pero se ha quedado en casa “para descansar”, explica, y que “fue valiente, valiente”, porque no sólo se enfrentó a un atracador que le sacó una pistola (de fogueó) y le disparó (recibió un impacto en el hombro), sino que “peleó” con él y logró que se fuera sin llevarse un solo céntimo de euro.
“No se llevó nada, mi hermana notó el disparo y forcejeó. No sé que pasó por su cabeza en ese momento, nos ha dicho que creyó que iba a morir pero reaccionó así, agarrando el cajón de la caja registradora”, relata Soledad, que este martes ha abierto al público con normalidad.
Su establecimiento dispone de cámara de videovigilancia y tiene una amplia clientela fija, que no deje de entrar y salir aunque “como todos”, dice, “estamos expuestos a lo que nos venga”.
El atracador, que por el momento no ha sido detenido, aprovechó los minutos previos al cierre (20.30) y que su hermana estaba sola para entrar. “El muchacho entró con su casco puesto y una pistola se sacó del bolsillo.
Le apuntó y le dijo que le diera la caja, entonces le disparó y aprovechó la confusión para abalanzarse a coger la caja pero mi hermana no le dejó, le echó narices, y se fue, en ese momento entraba otro cliente que avisó al 112”.
En pocos minutos el estanco se convirtió en una especie de hospital de campaña, la atendieron allí mismo y vieron que no tenía nada. “No pasó más y del chico sólo sabemos que lo siguen buscando”.