Emprender en el mundo de la moda en tiempos difíciles. Y desde Ciudad Real. Es el reto al que se enfrentaron hace ocho meses los jóvenes Toni Enríquez y Raúl Valencia bajo la enseña Nouménico. Más allá de tendencias, ofrecen un estilo versátil que persigue empoderar a la mujer a través de la ropa. Es un concepto, explican, que trasciende lo físico y que está conectado con el movimiento ‘moda lenta’ (slow fashion), una filosofía que apoya el consumo responsable.
La crisis sanitaria no supuso una barrera para los emprendedores, sino un momento para reflexionar sobre el diseño de la colección -a priori centrada en vestidos para eventos, y derivada después en blusas- y su lanzamiento.
La fabricación artesanal de las prendas y una potente estrategia de comunicación son sus principales factores diferenciadores y en pocos meses han conseguido posicionar a la marca entre una clientela cercana. La venta online y los pedidos particulares, en buena parte por el boca a boca, han impulsado a la ‘mujer Nouménico’. El objetivo es que “se sienta cómoda y confortable” con cualquiera de sus camisas de toque intemporal.
También han fabricado la primera línea de pendientes, todavía sin presentar, y ya proyectan los nuevos figurines de cara a la temporada primavera verano 2021, a la espera de que las agendas se llenen de eventos.
El ‘universo Nouménico’ es talento y creatividad pero también empresa y empleo, explican. Tanto es así que entre sus planes a medio plazo contemplan la contratación de mujeres con experiencia en el sector textil de la provincia para ampliar el negocio.
El principio
Antonio (Toni) Enríquez, de 29 años, ilustrador y diseñador de moda, y Raúl Valencia, 32 años, arquitecto y experto en marketing, son el alma de Nouménico, una empresa emergente que avanza con pasos medidos, seguros y realistas.
La firma nació hace ocho meses con el objetivo “de vestir a una mujer que se siente segura de sí misma, que le gusta vestir con algo único y especial y que bebe un poco de la idea antaño, de bajar la velocidad con que se mueve todo”.
La marca es ellos mismos y su filosofía: “un principio “que simboliza la belleza, más allá de la forma física”. “Una mujer es bella, argumentan, más allá de su aspecto y puede hacer que una prenda lo sea con el reflejo de su personalidad, del áurea que la rodea, como su forma de hablar y de expresarse, si es divertida, o si se siente segura”. Nouménico “no es tanto la prenda en sí sino todo lo que la envuelve para tratar de hacer tangible lo intangible”.
Es el ADN de la marca y así lo plasman en las blusas de tonalidades piedra que crearon en plena pandemia para adaptar la colección cápsula (diseños de edición limitada) al escenario de movilidad restringida.
“Ante la suspensión de eventos sociales y familiares, pensamos que las camisas podrían amoldarse muy bien a cualquier ocasión”. “Son versátiles e ideales para ir al trabajo, a una reunión o para compartir ocio con los amigos”, aducen. Y además tienen un precio “mucho más reducido y acorde a la situación que vivimos”.
De Córdoba al vestidor de la Reina Letizia
Toni Enríquez, de origen cordobés, es diseñador de vocación. Desde pequeño “tenía muy claro que me iba a dedicar al diseño de cualquier tipo de vestuario”, asegura. Se inició en la ilustración de la mano del talento artístico que heredó de su madre (es pintora), que empezó a completar con los estudios profesionales de patronaje y confección en Sevilla.
Fueron dos años de una primera formación que marcaron la etapa inicial de su exitosa carrera.
Se sumó el arrojo que tuvo para llamar a la puerta del taller de los prestigiosos Victorio y Lucchino y presentarles varias carpetas llenas de sueños en forma de diseños ilustrados. Aquel joven cordobés no sólo convenció a los conocidos modistos, sino que consiguió que le dieran su primera gran oportunidad laboral. “Tuve la suerte de trabajar con ellos, recuerda, y de ver de primera mano lo que es el mundo de la moda, cómo es el proceso creativo de una colección o cómo se prepara un desfile como la fashion week”.
Acabado el ciclo formativo, el joven Enríquez viajó a Madrid con una beca bajo el brazo para estudiar el grado universitario de Diseño de Moda. Fue el segundo hito que impactó en su entonces corta trayectoria, siempre de la mano del talento natural y la creatividad.
Esta vez fue raíz de las prácticas que realizó en ‘Devota y Lomba’, otra firma top que también lo eligió para formar parte del equipo creativo con el que ganó (entre otros) el concurso destinado a diseñar el vestuario de los elencos de la orquesta y el coro del Teatro Real.
Y circunstancias de la vida, la ópera de Madrid no sólo le dio la oportunidad de brillar entre los uniformes de los equipos artísticos, sino que el universo Enríquez sobresalió doblemente en el estreno que inauguró la vigésimo tercera temporada del coliseo en 2019. Los Reyes acudieron a la representación de ‘Don Carlo’ de Verdi, y la reina Letizia lució uno de los modelos que el diseñador cordobés había creado en ‘Lola Li’, otra de las enseñas con las que colaboraba y con la que todavía mantiene vínculos laborales.
“Fue una casualidad que el diseño que eligió fuera uno con el ADN que me representa”, celebra el modisto. En concreto, fue un “vestido pareo color blanco satinado, muy versátil y cómodo, inspirado en un traje de chaqueta, con solapas, anudado a la cadera, y manga camisera”.
Enríquez también ha formado parte de la dirección creativa de By Sonia Olla, la bailaora española que ha marcado tendencia con sus diseños en Nueva York, donde imparte clases de flamenco. También es conocida por haber sido coreógrafa de Madonna o Ricky Martin.
En conjunto, son experiencias que, según el diseñador, le han servido de rodaje y “aprendizaje” para dar el salto a montar Nouménico al 50%.
La otra mitad
La otra mitad de la marca es Raúl Valencia, que representa la racionalidad. El joven arquitecto de Calzada de Calatrava acabó los estudios universitarios en plena crisis del ladrillo, un panorama sombrío que cambió sus expectativas laborales.
Comenzó a trabajar en el archivo histórico y la biblioteca del Colegio de Arquitectos de Madrid, donde acrecentó su interés por el mundo audiovisual mientras editaba la serie documental ‘El arquitecto enseña su obra’.
Posteriormente recaló en Zankyou Weddings, una empresa internacional que reúne uno de los mayores catálogos de proveedores de bodas y donde actualmente dirige el equipo de Content Marketing Internacional.
La perspectiva analítica personal y el acercamiento a las herramientas para estructurar una empresa han servido a Valencia de experiencia para prestar sus conocimientos en marketing digital y social media a Nouménico.
De hecho, la estrategia digital ha sido fundamental para el lanzamiento de una firma emergente como la suya, pensada desde el principio en modo online.
Apuesta por Ciudad Real
La idea empresarial Enríquez y Valencia para impulsar una marca de moda se convirtió en realidad con el traslado de la pareja a Ciudad Real. Aquí, montaron el atelier donde crean piezas únicas. Han desarrollado seis líneas de camisas que elaboran en procesos artesanales, con estampados individuales y variaciones personalizadas.
La llegada de la pandemia les pilló en la capital de Alonso X El Sabio y fue inspiración para abundar en su ADN: un universo espejo de los inputs artísticos que adquieren en viajes, conciertos o espectáculos culturales.
“Un boceto puede empezar en cualquier lugar, en cualquier momento, con múltiples referencias artísticas y en forma de diferentes texturas, geometrías y colores”, explica Enríquez, el diseñador.
En la concepción de los modelos hay discusiones, reconocen ambos, pero constructivas. Por eso, el estilo Nouménico bebe tanto del precursor de la arquitectura moderna,Van der Rohe, como del arte abstracto de Kandinsky o la Escuela de la Bauhaus, que preconizaba la funcionalidad y la estética.
El caldo de cultivo de la firma es la propia indagación artística de ambos impulsores, que luego Enríquez ejecuta “con decenas de bocetos”.
Todo el proceso es seguido de cerca y hasta el sistema de estampación es artístico y, en muchos casos, personalizado. “Pretendemos dar un sello a cada blusa y volver a los orígenes a antaño, a consumir la moda de una manera no tan vertiginosa, más slow fashion, con prendas especiales”.
La ubicación en Ciudad Real les está favoreciendo por la cercanía del boca a boca para atraer a sus primeras clientas, y por la facilidad “para alcanzar acuerdos con tiendas multimarcas”.
También aportarán riqueza al tejido empresarial con la contratación a futuro de mujeres de la zona expertas en costura, incluso sobrevuela la idea de “hacer novias”.
El nombre
Nouménico ha inspirado el distintivo de la firma made in Ciudad Real por su simbolismo, señalan sus creadores. “Es un término filosófico que han empleado muchos pensadores a lo largo del tiempo, principalmente Kant”.
¿Y qué significa? “Es lo que no es fenoménico, aclaran, es decir, lo que no se percibe abiertamente, lo suprasensorial, lo que va más allá de los sentidos”.
“’Nouménico, abundan los empresarios, simboliza la belleza que tiene un objeto, una persona o un color. Rebasa su forma física porque es algo que evoca unos sentimientos”.
Tras una buena acogida, Nouménico se ha ampliado con la primera línea de pendientes, realizados con cuarzo artificial con piezas que han salido de sus propias manos impresas en 3D.