Para conocer mejor los tesoros que alberga el Palacio provincial a través de su aspecto exterior e interior, Lanza ha realizado una visita guiada por este edificio decimonónico junto a Marisa Giménez Belmar, jefa de servicio de Conservación de Patrimonio Cultural y directora del Centro de Exposiciones de la Diputación (CEX); Pilar González, técnica del Servicio del CEX; y Dionisio Vicente González, diputado provincial y encargado de la gestión del CEX.

Tres fachadas en el exterior
Cuando uno se acerca hasta el Palacio de la Diputación provincial de Ciudad Real y lo contempla detenidamente, el tiempo parece detenerse. Y es que, por un momento, aparece una sensación retrospectiva en medio de un viaje hasta finales del siglo XIX, en clave clasicista, aunque sin dejar de lado la esencia funcional para la que fue creado el edificio.
Como todos los de sus características, el palacio se abre en su fachada principal hacia una plaza, asemejándose a la idea de los palacios que en otra época tenían los nobles, aunque en esta ocasión se trata de un edificio moderno que cuenta dos plantas bajo dos colores (piedra blanca y ladrillo), que sirven para señalizar estos dos espacios claramente diferenciados.

El fin principal de planta baja es el de albergar las oficinas, al tratarse de un edificio funcional y representativo de una institución democrática, mientras que dentro de la planta alta se encuentran las zonas más importantes. Entre ellas sobresalen sus dos torres, que son espacios cualificados de las máximas autoridades políticas y administrativas, como el despacho del presidente y el del secretario o secretaria; el salón de plenos; y la sala de recepciones, situada en la calle Toledo y que mira hacia la plaza de la Constitución, contando con un balcón, también llamado de apariciones, porque anteriormente se utilizaba para que las autoridades hiciesen acto de presencia ante los ciudadanos que se congregaban la Plaza, en un claro recordatorio a aquellos palacios o castillos donde las personas importantes aparecían para dirigirse al público, tal y como explica Marisa Giménez Belmar.
Comienzo de la visita al Palacio
La visita al Palacio bien puede comenzar en el exterior del mismo, que aparece flanqueado por sus tres imponentes fachadas. En la puerta de la fachada principal se aprecia con detalle un arco de medio punto, así como la ménsula, para significar que se trata de un edificio que guarda relación con el clasicismo, que era el lenguaje adecuado de la época para las construcciones más representativas, siendo a su vez muy simétrico, tanto por dentro como por fuera del mismo. En la parte superior de la fachada central puede apreciarse la figura de Alfonso X El Sabio, ya que, a pesar de que el edificio acoge a un organismo provincial, está enclavado dentro de la capital manchega.
Otra fachada del palacio digna de mención y que conviene ser visitada es la que alberga al salón de plenos en su parte superior: “Se trata de una fachada elocuente, porque está diciendo que lo que hay dentro de ella es importante, y en donde destacan las tribunas y el balcón”, apunta Marisa Giménez, quien aclara que la tercera fachada del Palacio, que es la que da, al norte, a la calle de la Rosa, “es la más sencilla de todas, puesto que en su día se destinaba a la entrada del servicio, siendo además la menos importante desde el punto de vista patrimonial, al disponer de una menor ornamentación”.

Dos patios simétricos y gemelos
Dejando a un lado la parte exterior, la visita continua por el interior del Palacio provincial, donde aguardan agradables sorpresas desde el punto de vista artístico. Aquí el visitante se topará, a ambos lados de la escalera, con dos patios simétricos y gemelos que también desprenden un lenguaje clasicista. En un primer momento estos patios, que dentro de su diseño funcional y moderno tienen a su alrededor las dependencias de la Diputación, estaban abiertos, aunque posteriormente pasaron a ser patios de luces.
Dentro de este espacio ya empieza a apreciarse la importancia patrimonial del edificio, en especial gracias al espíritu y a la esencia de la obra de Ángel Andrade, artista que en su día fue
becado por la Diputación provincial, institución que le pagó los estudios en Italia para que pudiera perfeccionar su arte y sus dibujos. De hecho, la pintura de Ángel Andrade está muy presente e integrada dentro del edificio, siendo coetánea y estando íntimamente relacionada con el mismo.

De hecho, cuando murió Ángel Andrade, que fue amigo y cursó la misma escuela que Sorolla dentro del impresionismo español, “cedió una completísima colección (desde sus primeras obras en 1884 hasta 1932) a la Diputación de Ciudad Real, institución que fue su mecenas desde el principio”, tal y como aclara Marisa Giménez. De este importante patrimonio artístico y cultural, el palacio de la Diputación alberga en la actualidad prácticamente las dos terceras partes de la obra de Andrade, encontrándose las demás en reserva.
De la citada colección sobresalen auténticas joyas, viéndose reflejadas en buena parte a través de unas tablillas que son apuntes que Andrade hizo en su tiempo, y que están realizadas sobre unas cajas de puros, pues en ese momento el artista utilizaba aquello que tenía a mano. Se trata de las primeras notas que el pintor cogía, siendo el inicio de su proceso del trabajo, para posteriormente realizar sus cuadros en un formato mayor.
Precisamente una de las peculiaridades de la obra de Andrade es que dentro del Palacio provincial puede apreciarse, en muchos casos, la tablilla junto a la obra final realizada a mayor tamaño. Dentro de esta interesante exposición de la obra de Andrade que puede apreciarse dentro del palacio de la Diputación la colección ‘La aventura del paisaje’, así como unos dibujos académicos del artista de sus estudios en Madrid y que fundamentalmente se basan en la figura.

Escalera principal del Palacio provincial
Uno de los elementos patrimoniales más destacados dentro del edificio, y que representa un lugar donde detenerse con mucha calma y contemplarlo todo durante la visita guiada, es la cúpula que hay en la zona de la escalera principal, y en donde puede apreciarse la decoración del tema academicista de las cuatro bellas artes, y que representa parte del trabajo de Ángel Andrade dentro de su faceta como artista decorativo. La bella pintura alude al mundo clásico a partir de las citadas alegorías.
Según explica Marisa Giménez, con la imponente decoración clasicista de la escalera principal, cuya balaustrada está hecha de mármol, la corporación provincial del momento “pretendía ser respetada y que los visitantes viesen que estaban entrando en un lugar importante”. Y sobresaliente es, por tanto, la cúpula, que “representa el lugar sagrado del mundo clásico, siendo las bellas artes la religión del momento, que es lo que quiso representar el artista”.

Influencia de Andrade y López-Villaseñor en el salón de plenos
Continuando con el recorrido por los principales espacios artísticos y patrimoniales del palacio de la Diputación provincial, el techo del salón de plenos también es digno de ser admirado. Destaca por unos impresionantes lienzos realizados por Ángel Andrade y que recogen a las cuatro alegorías universales como son ‘La fortaleza’, ‘La prudencia’, ‘La templanza’ y ‘La justicia’. Se trata de virtudes morales que en su día fueron pintadas dentro de este espacio a modo de consejos desde el cielo y que guardan relación con el papel que tienen que desempeñar los políticos para ejercer el buen gobierno en beneficio de los ciudadanos.
Los años fueron pasando, y entre 1958 y 1960, la Diputación provincial de Ciudad Real quiso actualizar su imagen institucional para adaptarla a otra sensibilidad política. De esta manera, se encargó una nueva ornamentación para el salón de plenos (que ha convivido en el tiempo con los lienzos del techo pintados por Ángel Andrade), y que fue realizada por los artistas manchegos, Miguel Fisac y Manuel López-Villaseñor, construyéndose una pared de unos 25 centímetros y colocándose un falso techo de escayola enrasado con la nueva pared.
Sobre la citada pared, destaca un impresionante y envolvente mural pintado por Manuel López Villaseñor, bajo el nombre de ‘Vida, Trabajo y Cultura’ y en el que “puede apreciarse a la familia como núcleo de producción ligado al campo y a la agricultura; a los mineros de la época trabajando en sus labores, que bien podrían ser los de Almadén y Puertollano; y a Santo Tomás en el centro de las cuatro órdenes militares (Alcántara, Calatrava, Montesa y Santiago) protegiendo a la familia y al presidente de la Diputación”.

Tribuna del salón de plenos, actual sala de prensa
Uno de los espacios “más surrealistas” del Palacio provincial desde el punto de vista artístico, tal y como comenta la también directora del CEX, es el lugar donde se ubicaba la tribuna que daba al salón de plenos y que actualmente aparece tapada por el gran mural de López-Villaseñor. Dentro de este espacio, donde actualmente se encuentra la sala de prensa, pueden apreciarse unos arcos ciegos por los que en su día entraba luz. Como consecuencia de ello, se tuvo que realizar un lucernario en la parte superior para que el espacio contase con luz natural.
El lienzo que aparece pegado al techo de la actual sala de prensa fue pintado por Ángel Andrade y pertenecía a la casa de los Ayala. Fue adquirido por el banco, entidad que lo donó a la Diputación cuando se restauró el palacio provincial.

Salón de recepciones
El salón de recepciones, también conocido como sala de comisiones, es una de las estancias más representativas del palacio, gracias a su valor patrimonial y artístico. Esta es otra de las paradas obligadas dentro del recorrido cultural por el palacio provincial. Aquí ya puede apreciarse una decoración más privada y libre, a modo de gabinete. Actualmente se encuentra en obras, debido a que durante la Semana Santa del año pasado se desprendió una zona de su falso techo se desprendió, afectando a una de las partes del lienzo de Ángel Andrade que hace alusión a la figura de ‘Don Quijote’, constituyendo parte del símbolo de la provincia y del espíritu manchego.
Actualmente este lienzo está siendo restaurado en el Archivo Provincial de la Diputación, junto a algunos otros elementos artísticos que resultaron dañados como consecuencia de la caída del falso techo.
El salón de recepciones también alberga auténticas joyas pictóricas de retratos encargados a pintores manchegos como Carlos Vázquez y Alfredo Palmero, dando lustre en la sala a una galería de personajes ilustres como Santo Tomás de Villanueva, el general espartero, Hernán Pérez del Pulgar, el Cardenal Monescillo y San Juan de Ávila. Estos grandes personajes de la provincia, tienen el mismo sentido ejemplar que las cuatro virtudes que aparecen en el techo del salón de plenos.
“Un hito dentro de los edificios de la ciudad”
Para Marisa Giménez Belmar, el palacio de la Diputación constituye un auténtico “hito” dentro de la ciudad, siendo uno de los edificios “más importantes y emblemáticos desde el punto de vista patrimonial” en la capital manchega, apuntando que “fue diseñado conscientemente para causar ese efecto por el arquitecto Sebastián Rebollar y por la corporación de 1889, que es cuando se hizo el proyecto del edificio”.

Desde su punto de vista, el palacio ofrece la idea de un edificio bien diseñado para la función concreta de albergar a la corporación y a la Diputación provincial, que “era una institución relativamente nueva y sin sede propia”, por lo que “constituyó como su propia identidad”.
Pone en valor como el arquitecto “tradujo perfectamente los deseos de la corporación a la hora de hacer un palacio muy grande y espacioso, dentro de un lenguaje clasicista, con el fin de que se identificara la función que tenían las diputaciones provinciales, cuyo gobierno debía implantarse en toda la provincia”.
Para la directora del CEX, el palacio también demuestra que el diseño, que ya tiene 130 años, “es bueno, pues, por mucho que hayan crecido las funciones de la administración, ha sido duradero de acuerdo con el fin que tiene que presentar”. Considera a su vez como en su momento este edificio “fue muy bien pensado para que estuviera ventilado, fuese moderno y para que todas las ventanas de las dependencias diesen a la calle, teniendo a su vez en la decoración de las salas nobles, por parte de Ángel Andrade y Samuel Luna, una manera de explicitar riqueza e importancia como institución civil a la que iba a dirigir el gobierno de la provincia”.

El diputado provincial, Dionisio Vicente González, destaca la enormes potencialidades artísticas, patrimoniales y culturales que reúne el Palacio de la Diputación provincial de Ciudad Real, al indicar que dentro el edificio confluyen multitud de usos compaginados de manera perfecta. A este respecto, matiza que durante las visitas guiadas que se realizan al Palacio “intentamos trasladar precisamente eso”, aclarando que como diputado responsable del área de Patrimonio Cultural “siempre aporto en mis intervenciones la parte política y administrativa del edificio, pero enfatizando mucho la manera en la que se compagina el uso del palacio como institución, con el apartado patrimonial y cultural que representa el edificio y que alberga gran parte de la historia de la provincia, pues a lo largo de la visita puede apreciarse como conviven diferentes momentos a través de la obra de Ángel Andrade, junto a la de Manuel López-Villaseñor en el salón de plenos”.
Vicente González destaca la importancia de celebrar el 130 aniversario del Palacio de la Diputación provincial de Ciudad Real para “poder poner en valor todo lo que representa”, puesto que “además de tratarse de un edificio muy emblemático para la provincia, también atesora una gran historia, y en la actualidad realiza un importante trabajo para todas las personas que viven en Ciudad Real”.
