Dos guardias civiles del puesto de Pedro Muñoz, Ana Isabel Galván y Antonio Daniel Correa, se han convertido en los héroes del momento en la localidad. Su hazaña: salvar la vida de un hombre de 81 años que ayer lunes se desvaneció en la barra del bar El Calvario, tras sufrir una parada cardiaca.
La buena y rápida maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP), aprendida en cursillos de especialización posteriores a su ingreso en el cuerpo (en el caso de la agente), ha sido clave para salvar la vida de este hombre, que se recupera en el Hospital General de Ciudad Real.
El uniforme de la Guardia Civil pesa
Pero no todo es cuestión de técnica, la predisposición de los agentes también cuenta. Lo explica la guardia Ana Galván: “El uniforme de la Guardia Civil tiene esto, en la academia se nos inculca que hay que intentar resolver cualquier situación en la que nos encontremos, ya sea una reanimación o meternos en un pozo a sacar a alguien, aquí hemos tenido mucho suerte”.
En dos minutos estaban en el bar del infarto
No es la primera vez que estos guardias de Seguridad Ciudadana se enfrentan a una reanimación, esta vez todo ha ido rodado por la rapidez de la intervención. “Cuando pasó esto, sobre las diez de la mañana de ayer, estábamos en el acuartelamiento recogiendo denuncias, nos comunicaron la incidencia, en principio que alguien había sufrido un ictus en un bar, salimos corriendo y en dos minutos nos encontramos en el local. Cuando relevamos a los parroquianos que intentaban hacer algo nos dimos cuenta que el hombre estaba en parada y empezamos a hacerle la maniobra”.
Que no se quede más de diez segundos sin aire
“Lo importante en una RCP es que las persona no esté más de diez segundos sin recibir aire, y eso hicimos, mi compañero insuflando y yo con las comprensiones, estuvimos así unos cuarenta minutos, hasta que llegó el equipo médico”.
El enfermo fue evacuado después en helicóptero medicalizado hasta el Hospital General de Ciudad Real, en el que según su familia está reaccionando bien a la medicación. “Nos ha llamado su hijo para darnos las gracias y emplazarnos a celebrarlo cuando se pueda”, explican los guardias.
Antonio Correa y su compañera Ana Galván, naturales de Huelva y Badajoz, respectivamente, llevan nueve y diez años destinados en Pedro Muñoz, están contentos con su trabajo en el acuartelamiento pedroteño, pero admiten que les gustaría regresar a su tierra.
Los guardias justifican la aparente tardanza en llegar a la emergencia de los servicios sanitarios. “La gente por ayudar muchas veces colapsa la centralita del 112 y da informaciones contradictorias, en este caso se dijo que ya había llegado ayuda médica cuando en realidad éramos nosotros, los avisaron media hora después”, remarcan.