La decisión de bombear agua de una veintena de pozos para inundar una pequeña parte del parque nacional de las Tablas de Daimiel, en uno de sus peores años de sequía, ha caído como una bomba en la localidad, con los empresarios de turismo y hostelería como principales indignados. “No entendemos que no se recurra al trasvase Tajo-Segura por la Tubería Manchega, como se hizo en 2009”, comenta Jesús Pozuelo, presidente de la asociación turística Tablas de Daimiel, con una treinta de negocios asociados.
Solo un trasvase de urgencia como el que ha sugerido el propio patronato rector del parque permitiría aportar agua en cantidad para que visitar el humedal sea atractivo, argumenta este colectivo, que quiere explicaciones de la negativa al trasvase, “por la Tubería Manchega, como se hizo en 2009”, remarca Pozuelo, que aclara que nadie pide que se envíe agua del Tajo al parque por el cauce seco del Cigüela, “pero no se nos dan razones de por qué no se puede usar esa conducción”.
La administración se salta sus normas
Lo que dicen los empresarios de turismo, que pedirán por carta explicaciones al Ministerio para la Transición Ecológica y a la Consejería de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Castilla-La Mancha, es la administración se está saltando sus propias normas con la decisión de sacar agua del subsuelo para encharcar de forma artificial una parte del humedal, con solo 36 hectáreas inundadas de las 1.800 posibles.
Menos 600 hectáreas y 400 hm3 en la cabecera del Tajo
“La ley del trasvase Tajo-Segura y el plan rector de uso y gestión del parque contemplan que cuando se cumplen una serie de condiciones como ahora, cabe la posibilidad de un trasvase; esto que haya un mínimo de 400 hectómetros cúbicos de agua en los pantanos de cabecera, se da, y menos de 600 hectáreas de encharcamiento al final de la estación seca en el parque, como ahora”.
50 hectómetros en diez años para el parque
La ley del trasvase que permite suministrar agua para abastecimiento y riego (la parte más polémica) a Murcia también permite trasvasar hasta 50 hectómetros de agua al parque nacional en caso de emergencia en diez años, siempre y cuando no se supere el máximo anual de 10: las Tablas no reciben un trasvase desde el año hidrológico 2008-2009.
La batería de pozos, disponibles desde el otoño de 2009, cuando se produjo el grave incendio de turberas, es la solución de urgencia por la que se apostó para garantizar que el humedal no entrara en autocombustión por sequía. Con ese objetivo en marzo de este año, en el peor invierno de la década, el ministerio optó por recurrir a los pozos para encharcar una pequeña parte del humedal.
“Ya dijimos en primavera que esto era un parche que no solucionaba nada, y así ha sido. Es posible que el agua que se bombea ahora aguante más pero si la saca de un nivel freático faltará de otro. No es ninguna solución, recuperar el equilibrio del acuífero es la solución a largo plazo pero mientras eso llega no podemos dejar que se seque el parque”, insiste Pozuelo.
El motor turístico de una comarca
Los empresarios de turismo hacen hincapié en la importancia del parque como motor turístico no solo de Daimiel, sino de toda la comarca, y más en momentos tan delicados como estos por la crisis del coronavirus. “La situación de las Tablas repercute también en el turismo a Almagro, Villarrubia de los Ojos y la misma Ciudad Real”.
La pésima situación con la que el parque nacional afronta el invierno está repercutiendo en el escaso número de visitantes, pese a su condición de ser el primer humedal de España y referente de actividades al aire libre, más seguras en plena pandemia.
La empresa de visitas guiadas propiedad de Pozuelo, una de las varias que operan en el parque, ha tenido un descenso del 39% en el número de visitantes en septiembre respecto al anterior, lo que supone un 49% menos de la media de los últimos seis años.
