La sección primera de la Audiencia Provincial le ha dado cinco días para ingresar en prisión a Juan L.M., el empresario de Piedrabuena condenado a siete años de cárcel en abril de 2019, hace ya más de dos años, por abusar sexualmente de una empleada de su fábrica de conservas en 2017.
El auto, que se notificó el lunes a las partes, desestima el recurso de súplica del penado a otro auto de ejecución de la sentencia que dictó el tribunal el 25 de enero de este año, dos años después de la sentencia condenatoria y cuatro desde que la trabajadora lo denunció.
Se ha saltado el alejamiento este año
“No existe ninguna razón para que este hombre no esté ya en prisión”, dice Luis del Valle, el abogado de la perjudicada. “No solo no ha indemnizado a la víctima, como le obliga la sentencia, sino que se ha saltado la orden de alejamiento [ambos siguen viviendo en Piedrabuena] que le impide acercarse a ella. El mes pasado tuvimos otro juicio y fue condenado por incumplir la medida cautelar”, añade.
Del Valle se queja ahora de lo que considera “una nueva estratagema” del condenado, a punto de cumplir 67 años, para dilatar su ingreso en prisión, “acaba de solicitar que un forense valore su estado mental, cuando hace unas semanas fue a juicio y no tenía ningún problema”, se queja.
Al TSJCLM, al Supremo y al Constitucional
Desde que fue condenado por abusar de una empleada por la sección primera de la Audiencia Provincial Juan L.M. ha agotado todas las vías posibles para retrasar el cumplimiento de la condena. Recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, que confirmó la sentencia de la Audiencia, después acudió en casación al Tribunal Supremo, que no admitió el recurso, y en última instancia lo ha hecho ante el Tribunal Constitucional.
“Está utilizando torticeramente el derecho con el único objetivo de dilatar al máximo el cumplimiento de una sentencia de siete años por la que no ha estado ni un solo día en prisión”, remata Del Valle.
Delito de abuso sexual continuado
Juan L.M., expropietario de una fábrica de conservas en Piedrabuena que ya ha vendido, fue condenado por un delito de abuso sexual continuado a una trabajadora a la que empleó en julio de 2016, cuando la mujer empezó a trabajar en las cocinas de la fábrica, hasta que la despidió en abril del año siguiente.
El acoso empezó con insinuaciones verbales
El presunto acoso sexual empezó de manera sutil, primero con comentarios a los que siguieron las acciones. La víctima explicó en el juicio que empezó a tocarla cuando la pillaba desprevenida o sola. Los tocamientos, en el culo o los pechos, eran por encima de la ropa al principio, después fueron más graves, por debajo; en otras ocasiones se restregaba contra ella, e incluso se masturbó encima y la obligó a tocarle el pene.
Le hacía falta el trabajo y no denunció
El episodio más grave de esta escalada de abusos que la trabajadora no denunció por vergüenza y porque le hacía mucha falta el trabajo ocurrió un día entre julio de 2016 y abril de 2017: le metió un dedo en la vagina.
Decidida a aguantar y a esquivarlo al víctima estalló un día de abril de 2016 cuando le pidió a ella y luego a otra trabajadora que fueran limpiar en su chalé. Esa vez se negó y la despidió, entonces ella lo denunció.
En 2019 la Audiencia Provincial dictaminó que la mujer no mentía y lo condenó a siete años de cárcel, una pena que dos años después de esa sentencia sigue sin cumplir.