Ha querido el azar que a la actual estrategia provincial para potenciar la atención sobre los volcanes del Campo de Calatrava, el tan mencionado Geoparque, se haya unido un hecho que ha vuelto a traer a la luz, a poner de actualidad, una aventura científica de los años cincuenta en nuestra tierra. Concretamente por los territorios de la zona oeste de la provincia de Ciudad Real. Hablo del trabajo de campo continuado durante varios años, por lo menos del 1950 a 1955, de los alumnos y doctorandos en geología de la alemana Universidad de Münster. Los alumnos seleccionados trabajaban como eslabones de una cadena en un plan bien trazado para sus últimos años de estudio. Todos ellos utilizarían el resultado de sus investigaciones, además de para la elaboración individual del trabajo fin de carrera y/o tesis doctoral, como teselas para la elaboración de un mapa de conjunto de la estructura geológica de la península.
El causal y desencadenante de volver la atención a aquel momento ha sido la aparición fortuita de un álbum fotográfico realizado en Piedrabuena, y en su mayor parte durante las Fiestas Patronales de 1955, por uno de aquellos geólogos. El álbum ha removido el recuerdo de su presencia en la zona. Y la búsqueda de las ya apuntadas razones para una estancia que se prolongó durante tres o cuatro años (según los casos) en que estuvieron alojados en Piedrabuena. Jóvenes como eran, casi o recién graduados, no es extraño que se incorporasen a la vida local y que en algún caso surgieran relaciones de amistad con los jóvenes del pueblo. Y algún caso de afecto con alguna joven piedrabuenera. Pasados casi 70 años, la aparición del álbum citado que Eberhard Machens (1929–2018) realizó nos ha llevado al interés por saber de su paso por nuestra orografía. Vayamos al asunto.
Si en todo hay una causa primera, en este caso hay que buscarla en la pasión del geólogo alemán Franz Lotze (1903-1971) por la Península Ibérica y su estructura geológica. Coetáneo de nuestro F. Hernández-Pacheco, llegó a España en 1927 para dedicar su atención, con un trabajo de campo intenso, a la paleografía y la tectónica del Paleozoico en la cordillera Cantábrica. Extendió luego su interés por el Macizo Ibérico, siendo en ello pionero y avanzando tesis, como la división de la península en zonas geológicas, que se siguen considerando en la actualidad. Se estableció con posterioridad en España, a la que consideró segunda patria (1937-1941), combinando sus trabajos de investigación con actividades profesionales en la minería. Tras la 2GM, Franz Lotze fue nombrado catedrático de Geología en la Universidad de Münster, desde allí seguiría con su dedicación al estudio geológico de nuestro país. Desde su cátedra coordinaría el trabajo de los alumnos en las zonas que él no pudo visitar: Desde el Tajo a Sierra Morena.
Nada más comenzar la segunda mitad del siglo pasado los alumnos más aventajados de Franz Lotze viajaban a España con pautas precisas para recorrer, recopilar datos y elaborar hipótesis sobre las zonas asignadas, franjas de unos 250 Km2 de extensión (5 km de norte a sur y 50 de este a oeste) que cubrían el territorio occidental de la provincia de Ciudad Real. Trece de aquellos alumnos presentaron sus trabajos de fin de carrera a lo largo de los años 54 y siguientes en la Universidad de Münster, muchos de los cuales permanecen sin publicar, aunque consta haber sido consultados para sus estudios por geólogos españoles. Tal vez la Universidad de Castilla-La Mancha pudiera hacer el esfuerzo de conseguirlos y traducirlos. Son trabajos de campo, en algunos casos inaugurales, que afectan a nuestra Comunidad y debieran gozar de mayor accesibilidad.
Desde 1951 consta la presencia en Piedrabuena de dos de los más aventajados alumnos de Lotze: hablo de citado Eberhard Machens y de Klaus Veggen, el primero dedicado a la investigación de los materiales ordovícicos del sinclinal de Piedrabuena y el segundo a la estratigrafía de los mismos en el Valle de Los Cortijos. Ambos se integraron socialmente con enorme facilidad en la sociedad de Piedrabuena. Algunos piedrabueneros de edad conservan un vago recuerdo de sus personas, pero hemos tenido la fortuna que uno de los amigos de entonces más cercano, hablo de Pelayo Martín García (ya fallecido). Nos ha dejado testimonio escrito de su convivencia. Sabemos por él que se alojaron en la fonda de Alejo Ramírez, desde donde planeaban sus salidas y en donde recibían a los distintos compañeros repartidos desde Toledo hasta el valle de Alcudia. Conocemos también que amaban las comidas caseras y su abundancia, en especial las judías con perdiz y la tortilla española, también que visitaban con frecuencia los bares y las bodegas. Eberhard, de tez rubia y modos elegantes; Klaus, moreno, agitanado y de maneras desenvueltas. Klaus había sido soldado en la 2GM, Eberhard, más joven parece que no. A Eberhard, que despertaba admiración entre las jovencitas, le atraían la fotografía y la fiesta de los toros, se sabe que en 1952 participó en una de las becerradas habituales con motivo del 12 de octubre, de ello dejó testimonio en una declaración firmada donde asumía libremente los riesgos de la lidia. Con Klaus eran corrientes las conversaciones, engrasadas por la noche y el vino, en las que se contrastaba el modo de vida alemán y el español: solía afirmar en ellas que en España no eran muy necesarios los automóviles ya que los bares estaban situados muy cerca de los domicilios y próximos unos a otros. Eberhard leyó su tesina en julio de 1954 y Klaus un año después. Con ello no terminó todo, los lazos afectivos generados con Piedrabuena eran tan fuertes, que al año siguiente, 1955, Eberhard viajó de nuevo al pueblo para las Fiestas del Cristo, atraído por lazos de la amistad. Y parece que también sentimentales (que terminaron sin éxito). De este último viaje deja constancia el álbum fotográfico del que hablamos al principio, que conservó con cuidado a lo largo de su vida, y que, tras su muerte en 2018, volvió a España, a los viejos amigos españoles, por deferencia de su viuda.
Eberhard Machens tuvo después de aquellos años españoles una vida fértil en el campo de la geología: recorrió África en todas sus dimensiones en busca de yacimientos para explotaciones minerales, en especial en Namibia, donde dejó numerosos amigos, para ocupar luego un lugar destacado en la administración alemana y finalizar desempeñando una cátedra universitaria. Klaus Veggen dedicaría su labor a la docencia y a la investigación en territorios de su país. De sus conclusiones queda constancia en los archivos de la Universidad que los envió. Una síntesis de sus trabajos. los de los 14 doctorandos de Münster que fueron enviados, fue recogida y publicada en el nº 42 de la revista “Münstersche Forschungen zur Geologie und Paläontologie” correspondiente a 1977 por R. Walter, fuente a donde suelen remitirse las citas. Con anterioridad, F. Lotze, su mentor, publicó en 1961 una monografía bajo el título “Das Kambrium Spaniens”, de la que hay traducción española “El Cámbrico en España”. En ella se anticipan las aportaciones de sus doctorandos, sobre todo en la segunda parte dedicada en exclusividad a los trilobites. En este campo la aportación de Klaus Veggen fue importantísima, ya que exploró –parece que por vez primera o coincidiendo con el explorado antes por Camargo–¬, uno de los yacimientos más ricos en fósiles de trilobites en España, el situado en las cercanías de Los Cortijos. De él extrajo y dató ejemplares que hoy están en los mejores museos paleontológicos del mundo; algunos de ellos catalogados con su apellido, según aparecen en las taxonomías. Menos fortuna tuvo en este aspecto de los hallazgos Eberhard Machens, pero en cambio tuvo ocasión de dedicar parte su tiempo al estudio del volcán de la Arzollosa y la estructura de sus lenguas de basalto sobre las cuarcitas cámbricas del sinclinal.
Sus trabajos, tan escasamente divulgados, ya que solo quedan de ellos tres copias mecanográficas, nunca editadas, conservadas en la biblioteca de la Universidad de Münster, suelen ser citados en los informes paleontológicos de las Hojas de la zona, en especial las de Piedrabuena, El Chiquero… y especialmente cuando J.F. Bergamín (y otros) lo usaron en 1983 como base para investigar sobre la morfología y amplitud del afloramiento volcánico de Piedrabuena.
Al parecer, el interés geológico por la zona ha seguido presente en las universidades centroeuropeas ya que el profesor de UCLM José Luis García Rayego, estudioso de la zona y al que hemos consultado, nos advierte de cómo el francés G. Tamain y el suizo E. Bouxy trabajaron después más al sur, en el Valle de Alcudia y Sierra Morena. También nos recuerda en este sentido una anécdota personal: la de encontrar a principios de los años 80 a otros doctorandos de Münster acampados en Luciana, tal vez prosiguiendo aquella investigación, con los que compartió trabajos de campo.
Por lo dicho, parece patente que el interés por la geología de la zona viene de lejos; y trayéndolo al presente, ojalá que la agitación actual a partir del proyecto sobre los volcanes del Campo de Calatrava tenga el éxito suficiente como para despertar ahora la curiosidad no sólo científica como entonces, sino de la sociedad en su conjunto.
*Traducción del documento mostrado en la imagen superior:
Participo en la corrida de toros de hoy de manera voluntaria, siguiendo un deseo personal. He sido informado debidamente por las autoridades de la ciudad y las personas responsables de los peligros de una corrida de toros. Asimismo soy consciente de que, en caso de accidente, dichas autoridades e instancias no se harían responsables ni cargarían con los gastos de los posibles daños y perjuicios.
Fdo.
Erhard W. M. Machens
