El parque nacional de las Tablas de Daimiel tiene 125 hectáreas encharcadas de las 1.500 inundables, en la recta final de la sucesión de trasvases especiales (6 hm³) de agua autorizados este último verano excepcionalmente cálido y seco. Lo que llevamos de otoño ha sido peor, no ha habido lluvias ni en septiembre ni octubre, y el rendimiento del agua a la vista de los datos es pobre.
Félix Romero, director general de Medio Natural y presidente de la comisión mixta Junta de Comunidades-Gobierno central que gestiona los parques nacionales de Ciudad Real, confirma que todavía quedan por soltar unos dos hectómetros cúbicos de las pruebas de la Tubería Manchega, de los 6 que autorizó la comisión de explotación del trasvase (tres a petición de la comisión y otros tres por las pruebas de la tubería). La sucesión de trasvases culminará en enero, época en la que se esperaba garantizar una pequeña lámina de agua para la invernada de las aves.
El objetivo de 400 hectáreas queda lejos
Romero no ha hecho ningún comentario sobre el rendimiento del trasvase, de seguir así, el objetivo de encharcar 350-400 hectáreas se queda lejos (la situación meteorológica no ha acompañado).
Restauración de la isla del Pan
En paralelo al trasvase sigue la drástica intervención de restauración en el itinerario de la isla del Pan para eliminar el sedimento y la vegetación no acuática que ha colonizado el humedal en estos ya nueve años de sequía, aunque está a punto de finalizar (el próximo 25 de noviembre). Queda la reposición de las pasarelas de madera. Parece que de cara a Navidad y final de año el parque quedará libre de maquinaria, a falta de que las lluvias palíen algo la malísima situación del humedal, en otro tiempo rebosadero natural de un acuífero en pésimas condiciones, muy mermado por la nula recarga desde 2014 y el mantenimiento del riego subterráneo en la zona.
Un proyecto basado en un estudio del CSIC
El proyecto, basado en un estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en 2021 e informado favorablemente en el pleno del patronato del parque nacional el 14 de diciembre se encuentra recogido en el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional y cuenta con financiación de los fondos de recuperación europeos Next Generation.
Las obras empezaron el pasado 27 de julio con una duración mínima de unos tres meses para devolverle al itinerario el aspecto que debería tener, a falta del agua.
En fases posteriores se harán plantaciones de masiega (las Tablas era el principal masegar de Europa). La pandemia y el riesgo de incendios hicieron que la restauración empezara un poco al ralentí.
Una actuación «puntual» que afecta al 0,3% del parque
La restauración de la isla del Pan es “una actuación puntual”, que solo afecta el 0,3 por ciento del vaso lagunar del parque, similar a otras restauraciones de humedales que se han hecho en comunidades como Galicia, con el beneplácito allí de las organizaciones ecologistas que lo han criticado en Daimiel, “nosotros no estamos inventando nada, es lo que se hace en otros humedales”, explicó en agosto a Lanza el director del parque nacional, Carlos Ruiz de la Hermosa.

El turismo se resiente en espera de las grullas
La situación de las Tablas, de las peores desde el incendio de turberas de 2009, afecta negativamente al turismo y las visitas al parque. Los tres primeros hectómetros cúbicos de agua que se derivaron mediado el mes de agosto inundaron 180 hectáreas, «pero están disminuyendo lentamente al no haber más aportes y no llegar los otros tres comprometidos», asegura Jesús Pozuelo, presidente de la Asociación Turística Tablas de Daimiel y gerente de una de las empresas con visitas guiadas al humedal, que a día de hoy no se hacen.
«La zona inundada está en un área no visitable del parque, además la fauna está allí concentrada y no es recomendable acceder para molestarla, por tanto, no es posible ofrecer servicios guiados», añade. Con la temporada de las grullas, que cruzan la Península Ibérica en su camino Extremadura y el noroeste andaluz, «se abre una oportunidad para volver a trabajar. Claro que está por ver las grullas que pasan el invierno en las Tablas de Daimiel con este nivel de inundación. Necesitan zonas encharcadas para pasar la noche y el parque está como está».