J. Y. / Ciudad Real
La campaña para controlar las poblaciones de mosca del olivo (Bractocera Oleae) en Castilla-La Mancha ha empezado con poca incidencia en las explotaciones oleícolas de la región, que suman unas 371.300 hectáreas. Hasta el día 23, los expertos de la Estación Regional de Avisos de “El Chaparrillo” han constatado aceituna picada en mayor o menor grado en la población albaceteña de Bienservida, en las ciudarrealeñas de Albaladejo, Horcajo de los Montes, Montiel, Santa Cruz de los Cáñamos, y Villarrubia de los Ojos, en las conquenses de Valdeolivas y Villaconejos, y en las toledanas de Almonacid, Los Yébenes, Mora, Navahermosa, Santa Cruz de la Zarza, Urda y Villanueva de Bogas, dentro la red de seguimiento de poblaciones de estos dípteros, compuesta por 83 estaciones de control, a cuyo frente hay personal de las direcciones provinciales, de las oficinas comarcales agrarias, y de las agrupaciones de Sanidad Vegetal (ASV) de olivar.
Mercedes Vicente y Manuel Rodríguez, técnicos agrícolas de la estación, explican a ‘El Campo’ que la mosca del olivo es la principal plaga del cultivo oleícola porque “provoca una disminución de cosecha”, además de “una caída prematura cuando la larva se come la parte cercana al pedúnculo del fruto”. Igualmente, los ataques de estos insectos causan daños indirectos, “al alterar el índice de acidez y la calidad organoléptica de los aceites”, sostienen.
Explican que a lo largo de todo el año realizan seguimientos de las principales plagas y enfermedades en viña y olivar, a través de “la utilización de trampas para la captura de insectos y observaciones directas” en las parcelas que visitan y con capturas, posteriores interpretación y conteo de las muestras recogidas, aunque es durante el periodo vegetativo de los cultivos cuando realizan la mayoría de actividad, por lo que en el caso de la campaña regional de la mosca del olivo la activan a partir del endurecimiento del hueso de la aceituna.
“Con los datos que nos envían, más los obtenidos por nosotros, editamos un boletín monográfico que distribuimos entre más de 2.000 suscriptores en el que incluimos las recomendaciones sobre los tratamientos y el momento idóneo para que sean eficaces”.
En el caso de la campaña de la mosca del olivo, entre agosto y noviembre, “recogemos parámetros de todas las provincias, y luego hacemos partes y observaciones para el inicio de los tratamientos en función del nivel de población del insecto que haya en el cultivo”.
El ciclo biológico de la mosca comienza, informan, cuando la hembra realiza la puesta de huevos en las aceitunas “más hermosas, con mejor aspecto, sin picar y de más de 8 milímetros de diámetro”, es decir, para la realización de la puesta, el fruto “tiene que ser receptivo, con un desarrollo mínimo, un hueso ligeramente endurecido, y con un aspecto brillante”. Reiteran que este insecto es selectivo y rechaza las aceitunas arrugadas cuando vuela en los olivares entre finales de julio y noviembre, por lo que en invierno apenas hay capturas.
Una vez dentro del fruto, la larva que nace “es masticadora, se come la pulpa, hace una galería y una fina capa en la superficie por la que sale ya la mosca adulta”, señalan.
Al parecer, estos ataques producen la pérdida de fruto de un 5%, que puede llegar a más del 15%, dependiendo del clima, que es decisivo en su propagación. “Esta plaga necesita humedad y temperaturas suaves”, indican, por lo que en Ciudad Real hay dos generaciones, mientras que en zonas costeras hay tres o incluso más, por la templanza de los termómetros y una humedad más elevada.
“La regulación de las población de la mosca y el desarrollo de la plaga está influenciada por los factores externos”, apostillan los técnicos, que este año “no están siendo favorables para su desarrollo (la sequía y calor han hecho que los frutos tengan menor tamaño en general y en algunos casos arrugados en estas fechas)”.
Capturas
Para su captura, los expertos utilizan varios métodos como los mosqueros, tarros con disolución de fosfato diamónico al 5% que las moscas huelen, al igual que la trampa cromotrópica (amarillo) más cápsula de feromonas, con el olor hembra virgen en el que caen mayoritariamente machos.
Una vez en el laboratorio, separan a las moscas por sexos y examinan el abdomen ovipositor de las hembras (tiene forma cónica y saliente que la distingue fácilmente del macho),y comprueban si está fecundada para prever y prevenir una inminente puesta de huevos en la aceituna.
Tratamientos
Respecto a los tratamientos, los técnicos del centro, dependiente de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, recomiendan distintos métodos, en función del estado de la plaga: bien para prevenir y evitar la puesta, y controlar los adultos y larvas recién nacidas y evitar pérdidas en las explotaciones olivareras en plena época de maduración del fruto del olivo.
En concreto, hay tratamientos adulticidas a base de insecticida mezclado con un atrayente dependiendo de los umbrales de afectación de las picaduras.
Está el parcheo, refieren los técnicos, con el que se trata una superficie de un par de metros cuadrados de la copa de cada olivo orientada al sur; también usan el sistema aéreo, con el que aplican insecticidas en bandas alternativas de la explotación desde el aire, o la pulverización total, que consiste en dirigir el insecticida en la copa del árbol cuando haya más del 5% de aceituna picada.
Los defensores de las prácticas orgánicas utilizan trampeos masivos , como las botellas perforadas cebadas con atrayente alimenticio muy fáciles de construir, con técnicas de atracción y muerte o la aplicación de caolín en la superficie del olivo.
Cuando las pámpanas se defolian por el mosquito verde
El mosquito verde está provocando importantes perjuicios en las vides castellano-manchegas, confirman desde la Estación regional de Avisos Agrícolas de Ciudad Real.
Se trata de una nueva plaga que previamente afectó a leñosos como el almendro, y que ya ha devastado vides, sobre todo de tinto, en fincas de varias provincias de la región.
Los mosquitos adultos son verdes claros, indican las fuentes de expertos consultadas, miden dos o tres milímetros y la ninfa y las larvas son más pequeñas, son chupadores y atacan y secan la hoja, que en el caso de las pámpanas de uva blanca tornan en coloraciones más amarillas delimitadas por los nervios secundarios, mientras que en el tinto toman una coloración púrpura que se extiende hasta defoliar la hoja.
El mapa vitícola provincial de este año se ha visto salpicado por imágenes de explotaciones afectadas en diversos puntos, especialmente en variedades tintas en la comarca Campo de Calatrava y parte de Valdepeñas, afectando también na otros términos municipales..
Como en el caso del olivar, para controlar esta plaga, los técnicos de la Junta desarrollan varios métodos para capturar los mosquitos y para poder emitir también los boletines informativos de avisos.
También realizan controles de la polilla del racimo de la vid, del oidio, y el mildiu.
En el primer caso, “seguimos las curvas de vuelo de las polillas y avisamos a los agricultores los días idóneos para que realicen tratamientos eficaces”.
En cuanto al hongo del mildiu, apenas hubo repercusión en 2015, y este año ha afectado a viñas de Malagón y Arenas de San Juan, pero con una incidencia baja, señalan. “Es una de las enfermedades más habituales del norte de España por la humedad, ataca también a las hojas y genera una especie de pelusilla en el envés y una patina amarilla en la cara, y si ataca cerca de floración seca el racimo”, advierten los técnicos de ‘El Chaparrillo’.
Araña roja
Por el contrario, a la araña roja “le gusta las temperaturas altas de más de 30 grados y la humedad baja, es polífaga (se alimenta de distintos cultivos), mide medio milímetro de longitud, es amarilla, aunque la hembra sea de color rojizo, produce ácaros que son chupadores y le quitan el jugo a las células con una especie de estilete”, detallan.
Su incidencia en el cultivo es, igualmente, muy perniciosa pues provoca manchas amarillas que se van necrosando y extendiéndose por la hoja, que acaba defoliada y luego no puede realizar bien la fotosíntesis, por lo que hay menos kilos de uva y grado, así como al año siguiente la cepa tiene menos sustancia de reserva para la brotación.
Desde la estación de avisos también realizan puntualmente seguimientos en cereal, donde atacan de manera más preponderante los hongos.