Francisco Navarro
Tomelloso
Gracias al buen hacer de la Asociación Alto Guadiana este sábado tuvimos la suerte de asistir a uno de esos actos que no se olvidan: el emotivo homenaje a José Luis Albiñana que organizó ese colectivo. Fue en el salón de actos de la Biblioteca Francisco García Pavón. Allí no cabía un alfiler, nadie se quiso perder el reconocimiento a ‘Pona’ haciendo verdad lo que nos contó hace pocos días, que siempre le ha hecho feliz sentirse querido por sus paisanos. Él quiso corresponder a la afición, al final del homenaje dijo “sin todos vosotros yo aquí no pintaba nada”.
Hubo de todo: recuerdos, lágrimas, risas (muchas), alegrías y, sobre todo, quedó patente la bonhomía de José Luis Albiñana; Pona es un tipo honrado, de los pocos que son capaces a enfrentarse a una vida de más de 85 años mirando al pasado a los ojos, con satisfacción, sin rencor ni remordimientos. Es una buena persona: sus lágrimas lo delataron.
Lógicamente hizo gala de su memoria. Es, como hemos dicho en otras ocasiones, la memoria viva de Tomelloso y el sábado quedó claro. Lo recuerda todo, se nos antojó en ocasiones el célebre personaje de BorgesFunes el memorioso, aquel que “comenzó a ser capaz de recordar todo objeto y todo fenómeno con una memoria prodigiosa y detallada, cualquiera que fuese su antigüedad”. Y, por supuesto, hizo gala de su verborrea. José Luis tiene un verbo inquebrantable, apabullante, inconmensurable… Habla y habla y habla, parece que ese sea su estado natural: no se calla ni debajo del agua.
La primera parte del acto estuvo a cargo de Isidro Sánchez Sánchez, Profesor Colaborador Honorifico de la Universidad de Castilla la Mancha, con la conferencia “Historia de las publicaciones periódicas tomelloseras (1903-2016)”. En la segunda parte representantes de distintos medios de comunicación e invitados cercanos a Pona preguntaron distintas cuestiones al homenajeado.
Los compañeros de Pona le preguntaron por todo y él respondió con soltura. Que mandaba las crónicas por autobús o por teléfono, la importancia de Lola, su mujer, que la radio ha sido su medio preferido, que la juventud que luchaba en Tomelloso contra el franquismo agonizante era sana “no como ahora”. Se queda con todo lo de su profesión, dijo, menos con su época de “El Caso”. Contó jugosas anécdotas, como cuando llego a no ser banderillero y gloriosas trasmisiones deportivas que figuran en los anales de la radiodifusión tomellosera. También contó que fue capaz de compaginar periodismo y política. Y, por supuesto, aseguró que como Tomelloso no hay nada, de hecho “los tomelloseros somos de otra casta”.
Otro momento emotivo (uno más) fue cuando intervinieron los representantes de las familias de sus eternos amigos: Naranjo, Pastrana (o Valentín) y Osuna. Rememoraron emotivas anécdotas de un pasado feliz, como la productora “Naranjo Film’s” que saco la película “Naranjo, Pastrana y Pona, de excursión una mañana”.
El homenaje a José Luis Albiñana acabó con una suerte de “Esta es su vida” donde el presentador y presidente de la Asociación Alto Guadiana hizo un repaso fotográfico por los 88 años de Pona. Y como no pudo ser de otra forma, el homenajeado comentó con denuedo todo lo que pudo.