Carmen María Garrido Sánchez es un ejemplo de los avances en la participación de las mujeres en los órganos de gestión de las cooperativas del sector agroalimentario en Castilla-La Mancha. Además, en su caso de manera natural y sin estridencias.
Garrido accedió hace un año a la presidencia de la Cooperativa Agrícola y Ganadera ‘San Pantaleón’ de Porzuna con un balance positivo y retos a punto de cumplir, como la elaboración de aceite de oliva bajo el propio emblema de la entidad: Aceites Porzuna. Será en la próxima campaña y es un ejemplo de su afán por sacar los proyectos colectivos de manera ventajosa para sus 185 socios.
“Recuperar esta marca fue uno de mis objetivos prioritarios”, comenta de manera entusiasta.
Casada, de 46 años y con dos hijos, esta titular de explotaciones agrícolas -de cereal y olivar- se muestra a gusto en el cargo, y con ganas de seguir afrontando desafíos para poner en valor el sector primario y luchar, así, contra la despoblación de las zonas rurales.
Coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Rurales, Garrido se reconoce como tal por la vinculación que desde pequeña tenido con el campo por herencia familiar, incluso trabajó cuatro años en la cooperativa que ahora encabeza en el máximo puesto.
El padre de Garrido fue uno de los fundadores y por eso ella dijo sí cuando le propusieron presentarse al cargo, junto a una directiva de hombres con la que “estoy muy contenta” y con la que ha conseguido una gran cohesión en el trabajo.
Distintos servicios
La cooperativa de Porzuna es una de las referentes en la comarca en la venta de semillas de herbáceos, fertilizantes y fitosanitarios, además de comercialización de piensos y cereales, y otros servicios de ferretería y de repuestos agrícolas, además de un poste de gasóleo A y B y de un punto Sigfito (recogida de envases fotosanitarios agrícolas).
Representan un conjunto de servicios que Garrido quiere seguir potenciando para mejorar la actividad agropecuaria en el pueblo y la comarca, y para contribuir, así, a la mejora de la economía local y provincial.
Con todo, “las cosas no son tan fáciles ni tan rápidas”, por los trámites y gestiones que hay que llevar a cabo, como es el caso de la denominación de sus AOVEs (aceites vírgenes extra) de producción propia desde la próxima campaña como Aceites Porzuna.
La nueva cosecha de aceituna será “media larga” -su media es de tres millones de kilos de aceituna-, y estará por encima de los resultados de la pasada temporada -unos 585.000 kilos de fruto-, a pesar del temor por la pertinaz sequía en el cultivo que se palió “en parte” con la llegada de las oportunas lluvias de junio “que nos dieron un respiro” y las posteriores precipitaciones de principios del otoño.
Así, el volumen dará margen para envasar con su propio emblema, y volver a los tiempos de hace años cuando “envasábamos el aceite y lo vendíamos con una marca, que no pudimos recuperar porque no estaba registrada”, explica Garrido.
A menos de dos meses para el inicio de la campaña, la presidenta de la cooperativa porzuniega habla con ilusión de la planificación de sus AOVE cornicabra y “a lo mejor de alguna pequeña partida de arbequina”, mientras que el resto del volumen productivo será comercializado a granel.
Respecto al precio del aceite, la dirigente ve las altas cotizaciones como salvavidas para las cuentas de las entidades cooperativas con sección oleícola, aunque reconoce que puede ser contraproducente a la hora de “recuperar a los consumidores que han cambiado de aceite por el encarecimiento del de oliva”.
“No me ha costado”
La nueva marca es uno de los retos que Garrido se planteó con su llegada a la dirección de la sociedad agroganadera y que ha sacado adelante con la colaboración y trabajo de su junta de gobierno como de la base social, de los que está “muy agradecida”.
Es una tarea que, como mujer y madre, tiene que compaginar en una conciliación que, a veces, se hace cuesta arriba, como miles de mujeres y, cada vez más, también de hombres. Con todo, insiste, en que su adaptación ha sido “´fácil” y “no me ha costado apenas”, en gran parte por la buena acogida de los hombres que la acompañan en el consejo rector y de muchos cooperativistas, algunos ya mayores, que garantizaron su apoyo desde la asamblea general de elección.
Carmen María Garrido es un ejemplo del papel que las mujeres cooperativistas, incluidas las directivas, constituyen para la base social de manera “enriquecedora”, y que contribuye a “incrementar el compromiso e interés activo de sus miembros, introduciendo transformaciones estructurales en los mercados y en el conjunto rural”, tal y como recoge Cooperativas Agroalimentarias en su proyecto Integra.
El papel de mujeres como la presidenta la Cooperativa Agrícola y Ganadera ‘San Pantaleón’ sirve también para luchar contra el reto demográfico y, con ello, propiciar el relevo generacional en el cooperativismo agroalimentario en las zonas más alejadas de los grandes núcleos urbanos, como es el caso de Castilla-La Mancha.