Este año, además, se ha sumado a la fiesta la celebración de Ferduque, la feria agroganadera de los Estados del Duque, que se ha desarrollado desde el viernes en la localidad con numerosas actividades y multitud de visitantes.
Así que, con más testigos si cabe que otros años, que podían contarse por miles, la fiesta ha cumplido con su ritual ancestral desde primeras horas de la mañana, con la elaboración de las alfombras de serrín tintado por las calles y los ‘buenos días’ que la rondalla dedica al párroco y al alcalde.
Pero el momento culminante ha llegado por la tarde, tras la misa, cuando se ha iniciado la procesión de la custodia con la Sagrada Forma. Es esta procesión la que convierte en única la fiesta del Corpus de Porzuna.
Los doce danzantes (por los doce apóstoles, por las doce tribus de Israel) se han colocado de cara a la custodia y han bailado mientras avanzaban de espaldas a la marcha de la procesión para no dejar de mirar el cuerpo de Cristo.
Es sin duda un ritual único, por lo hermoso y por lo extraño, y también por lo pausado de la danza, que transmite a quienes contemplan el espectáculo una gran emoción.
Afortunadamente, el tiempo, últimamente un poco desquiciado, ha respetado la procesión y ha dejado a los vecinos de Porzuna y a los visitantes disfrutar de una tradición que cada año se hace inolvidable.