La Audiencia Provincial ha condenado a seis años de cárcel por un delito de lesiones a José Antonio A.T., uno de los tres jóvenes implicados en una riña en el pub Azúcar de Puertollano, regentado por una familia colombiana en abril de 2012.
Lo declaran culpable de haber golpeado en la cabeza con una banqueta metálica al padre del dueño del local, con tal saña que le provocó la perdida de la visión de un ojo y parte del otro. Además tendrá que indemnizar a la víctima, Edgar C.F., con 130.000 euros por las secuelas.
La pena es algo inferior a lo que pedía la fiscalía (8 años) porque se ha aplicado la atenuante de dilaciones indebidas, tal y como pidió su abogado José Manuel Morales.
En el fallo ha sido clave el testimonio de la víctima, una “rotunda y clara declaración testifical en el plenario”, dice textualmente la sentencia que “viene a corrobor sus manifestaciones anteriores en la instrucción”.
Para los hermanos David y José Miguel L.P., que reconocieron su participación en la bronca aunque no el banquetazo, las penas son de multa como autores de un delito de daños (quince meses con cuota diaria de 6 euros); además a José Miguel se le condena por una falta de hurto, junto con José Antonio, y otra de amenazas, por las que tendrá pagar cuarenta días más de multa a razón de 6 euros diarios.
Por otra parte los tres tendrán que pagar conjunta y solidariamente algo más de 2.500 euros, repartidos en distintas cantidades para el dueño del pub Carlos A.C.L. (por el hurto y los desperfectos), al seguro del pub y al Ayuntamiento de Puertollano por los daños en una furgoneta municipal aparcada en la calle, el paseo de San Gregorio, que también golpearon.
La liaron por una botella de whisky
El tribunal considera probado que los tres estaban tomando copas en el pub la madrugada del 22 de abril cuando a José Antonio se le ocurrió coger una botella whisky del interior de la barra y una cartera con 200 euros.
Con ese botín se fueron para los servicios de caballeros. La camarera, esposa del dueño, los vio y avisó a su marido que les pidió que se fueran y dejaran la botella. Pero en vez de hacerlo, empezaron a forcejear con él y se lió una riña que terminó con el padre lesionado gravemente y otra clienta trasladada al hospital por un golpe.
En su salida hacia el exterior del pub, con bastante gente a esa hora (4.30), también destrozaron vasos, el rótulo del establecimiento, el escaparate e incluso los cristales de una furgoneta propiedad del Ayuntamiento de Puertollano que estaba aparcada en la puerta del local.
Se sintieron agredidos por ser colombianos
En el juicio, que se celebró el mes pasado, Carlos A.C.L. y el resto de su familia explicaron se sintieron víctimas de una agresión xenófoba. Colombianos de origen, volvieron a su país después de esto.
“En Puertollano ya sólo vive una hermana. Mi cliente tuvo que cerrar el negocio porque sentía miedo de estas personas y rechazo en general por ser extranjeros. Han venido a España sólo para el juicio”, explicó el abogado que ha ejercicio la acusación particular en el caso, José Carlos Cano.
La sentencia todavía no es firme.