La temporada de caza comenzó el pasado 8 de octubre y las fincas de todo el Valle de Alcudia y Sierra Madrona se preparan para dar comienzo a sus tradicionales y famosas monterías, que hasta el mes de febrero estarán celebrándose, siempre en la búsqueda de la mejor pieza, el mejor trofeo que siempre anhela un buen cazador.
Es el caso de la finca “La umbría del Montoro” donde Javier Muro, gestor de monterías, se esmera durante todo el año en poder ofrecer en su finca –en estas y en otras seis más que gestiona en el Valle de Alcudia, en Fuencaliente, en Almuradiel o en Jaén- lo mejor para que sus clientes queden contentos a lo largo y ancho de las 680 hectáreas con las que cuenta “La umbría del Montoro”.
Y es que, acudir a una montería no solo comienza por las migas a primera hora de la mañana o por establecer los puestos que se venden a los monteros, todo va mucho más allá en estos preparativos que se realizan durante los 365 días del año, con especial esmero en el cuidado de los animales cuando llegan las altas temperaturas del verano y escasea el agua en las zonas.
Javier Muro se recorre a diario los kilómetros y kilómetros de camino de sus fincas para prepararlas y esto lo hace durante todo el año para poder obtener el rendimiento una vez llegan estas monterías. La primera está prevista para inicios del mes de noviembre, pero para ello hay que tratar bien a los animales que están dentro de esta finca para poder seguir dándole vida a las mismas tras las monterías y evitar que queden esquilmadas de animales, esto no beneficia a nadie del sector. “No se puede hacer una montería en la que sean muchas piezas las que caigan y dejar la finca sin apenas continuidad”, explica, para ello se establecen planes cinegéticos en cada una de ellas señalando el número de piezas que se puedan abatir.
El verde de las sierras y el valle ya comienza a pronunciarse cuando llega este mes de octubre, junto con el olor al romero, el tomillo, los colores típicos del otoño o poder observar las encinas cargadas de bellotas, las nubes en ocasiones cubren las sierras de estos maravillosos paisajes donde campan a sus anchas venaos, jabalíes, gamos o corzos. Esos que luego resultan ser el principal atractivo de cazadores a la hora de pagar un buen precio por uno de los puestos de estas monterías. Las últimas lluvias caídas en la zona hacen que su imagen paisajística resulte aún más bella y atractiva para todos durante esta época del año.
Tercera generación en esta profesión
Javier Muro, un apasionado del mundo de la caza y la naturaleza, es la tercera generación de su familia que se dedica a esta profesión como gestor de monterías, Monteros del Valle de Alcudia, y para ello tiene arrendadas diferentes fincas durante varios años para poder sacarles su mayor rendimiento, para ello pone todo su esmero. “Yo todo lo que sé lo aprendí de mi abuelo y de mi tío”, confiesa cargado de emoción cuando recuerda a sus antepasados que le han enseñado este oficio donde el contacto con la naturaleza es a diario y donde el modo de vida, día a día, se ha convertido en toda una experiencia, pero también en una profesión amada y con sentimiento.
Muro se muestra un tanto escéptico ante el futuro de este negocio con la entrada de nuevos gestores que no han vivido de cerca este sector cinegético y afirma que “el negocio se está volviendo complicado y los precios están subiendo bastante, no comparto los precios que se están pagando hoy en día por la caza, y me hace que me quede con menos fincas”.
Menos fincas, pero la misma dedicación para hacer que los cazadores que han confiado en él pasen un buen día, como los de antaño. Además, explica que en este sector cinegético también está entrando personas que no conocen este mundo y disparan los precios que muchos pagan pensando que serán mejores monterías. No por pagar más será mejor, concreta mientras sigue supervisando todos los elementos de su finca, el trabajo no puede esperar cuando de animales se trata y si hay que reparar el entramado de mangueras que suministran agua o invertir en nuevos depósitos que todo lo haga más fácil, no lo duda.
El sector cinegético se adentra en un momento “complicado” porque los precios se están aumentando mucho y esto hace que se lleve a un punto de eliminar la esencia de la caza, por lo que pide “que no sea tan comercial, todos lo vemos como un negocio, yo vivo de ello, pero hay maneras y maneras, entonces está la cosa complicada”, dice pensando en el futuro de los paisajes que ha visto desde niño.
“Son 365 días trabajando en la finca, yo que lo he mamado y me ha enseñado mi abuelo, lo importante para que luego los cazadores estén contentos en la montería es trabajar mucho todos los días” y para ello hay que ir supervisando la finca mirando los encames, echándoles de comer a los animales, viendo los posibles pasos de los animales e intentando poner en práctica todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Entre conversación y conversación los granos de maíz comienzan a repartirse en las zonas donde es habitual que los animales lleguen a comer, hay que dejarles la comida preparada antes de irnos.
Planes cinegéticos
Cada una de estas fincas tiene su plan cinegético que diagnostica cuántos animales se podrán abatir en estas cacerías, pero antes de estas celebraciones de monterías los animales ya tienen establecido y aprendido sus lugares para poder comer. Esos lugares donde Javier Muro se encarga de ir cargando sus comederos con maíz o con alfalfa para que no les falte el alimento, o supervisar los lugares donde poder beber agua o quitarse el barro los jabalíes que a lo largo y ancho de toda la finca tiene ubicados a través de una red de abastecimiento y canalizaciones, que proviene de diferentes manantiales, para poder tener llenos siempre estos bebederos.
Además, el trabajo para organizar estas monterías también consiste en que antes de llegar a la celebración de las mismas ya se hayan establecido los puntos para cada uno de los puestos, dónde irán los mulos a recoger los animales, por dónde soltarán los perros y las rehalas, “el día de la montería no es solo la montería, es mucho más el trabajo previo que hay que hacer”, justifica Muro.

En la finca “La umbría del Montoro” se venden un total de cuarenta puestos, en los que estarán varias personas porque “normalmente siempre traen acompañantes, a sus nietos, a sus hijos o a sus mujeres que cada vez en el mundo de la caza también está aumentando”, indica mientras subimos a uno de los lugares más altos de la finca donde la perspectiva del Valle y las sierras de alrededor dejan volar tu imaginación y los ojos se pierden entre el verde, el marrón y el azul del cielo.
La primavera llegó buena y este año se espera una gran temporada de caza, “han tenido bastante alimento en el campo durante la primavera y se ha mantenido en el verano, con un poco que le vamos echando nosotros de suplemento va a ser un buen año de caza”, esgrime optimistamente. En esta finca abierta del Valle de Alcudia guardan animales de muchos años porque son tierras muy duras y complicadas, los mejores ejemplares son los que siguen perpetuándose, “animales que se han ido salvando de batalla en batalla y la gente lo tiene con ese aliciente de tirar ese gran cochino o ese venao viejo de la finca, las fincas abiertas es lo que la gente le llama”, asevera este gestor de monterías.
Y es que las fincas abiertas tienen más atractivo para los cazadores porque la incertidumbre es mayor, “no sabemos lo que va a pasar, no hay nada seguro pero el cazador confía mucho en el orgánico, en el gestor de la finca, confía en lo que nosotros cuando hablamos con ellos para venderles un puesto le transmitimos, confía para poder venir a cazar aquí”, cuenta este gestor de monterías.
Sumando fuerzas con asociaciones
Javier Muro forma parte de la Asociación Española de Organizadores de Monterías, AEOM, para poder defender este negocio que proviene de hace siglos, pero también para sentar las bases de los beneficios para los que trabajan en este sector. “Unidos ganaremos más para pelear con muchos problemas que nos estamos encontrando, por ejemplo con el precio de la carne de estas piezas que se abaten en las monterías y que luego se venden para consumo, estos precios actualmente los están tirando y peleamos también contra ciertas propiedades que están elevando mucho el precio de la finca, creo que es un sector que no tenemos ninguna asociación y ahora la hemos conseguido”, consciente que la unión de todos los profesionales que saben de este sector de la caza siempre será positivo a futuro.
Se trata de ser profesionales en este sector y quien organice una montería “que esté preparado y saber qué está organizando, dónde poner los puestos, la seguridad del cazador, no solo primar tus beneficios sino también a los que vienen a cazar con nosotros”, justifica Muro.
Y es que, la soledad del campo es diaria para Javier Muro, “estoy 24/7 en las fincas, es complicado y duro, pero tiene que gustarte mucho” para poder seguir adelante con una profesión que ha ido conociendo desde pequeño y que el paso del tiempo ha hecho posible seguir aprendiendo. Un conocimiento que es importante “para priorizar la seguridad, porque somos personas con rifles en el campo donde yo ya no soy responsable de una persona, soy responsable de intentar evitar cualquier imprudencia que esa persona pueda cometer, pero no al cien por cien” y continúa advirtiendo “conocerte la finca al cien por cien es primordial” para que todo discurra con normalidad y sobre todo con seguridad.
Y hasta que llega el sonido de los ladridos de los perros, de los coches que transportan a los cazadores, de las risas y alegrías en las migas, de los tiros de los rifles, en el campo sigue reinando el silencio, tan solo roto por el caer de las gotas de la lluvia, por el sonido del viento o el de algún animal que en su propio hábitat se deja notar.
