Es una dura enfermedad para los familiares que ven cómo día a día se van deteriorando sus seres más queridos. Se trata del Alzheimer, una enfermedad que cada vez tiene más afectados y por la que APEN trabaja en Puertollano cada día.
Nuria Andújar, secretaria de APEN, explicaba que esta celebración está llena también de reivindicaciones y para dar visibilidad a una enfermedad que puede afectar a cualquier persona. Un manifiesto en el que se habla de “Evolución”, el lema de este año para las asociaciones de enfermos de Alzheimer, “con esa palabra queremos que se reflexione, que los tiempos cambian, que las estructuras familiares cambian, de la importancia que tienen los cuidadores”, matizaba Andújar, “pedir el apoyo y la evolución de los sistemas sanitarios y la gente se sensibilice”.
Además se simboliza los recuerdos perdidos de estas personas con una suelta de globos, en cada uno de estos globos había escrito un mensaje, una de las frases que más repiten estos enfermos, “me voy a mi casa” cuando están en ella, “dónde está mi madre” a pesar de tener ellos una edad avanzada o “quién soy” y “quién eres” a sus familiares más cercanos. Frases que oir en el entorno familiar se hace muy duro.
Se está hablando de esta enfermedad como “la epidemia del siglo XXI” porque es la primera enfermedad neurodegenerativa en cuanto a incidencia en las personas, en APEN acuden a terapia a diario unas veinte personas, “una enfermedad que es muy estable en sus estadios iniciales pero que luego el deterioro es muy rápido”, señala Nuria Andújar quien demanda apoyo psicológico para los familiares quienes se sienten la obligación de darlo todo y estar ahí en todo momento y ellos mismos se relegan a un segundo plano, “si tú no estás bien, no puedes tirar de nadie”.
Uno de los familiares que cuidan a una persona con Alzheimer nos contaba cómo es el día a día con este tipo de enfermos, aunque no desvelaremos su identidad. “Lleva diez años con esta enfermedad, yo me di cuenta porque compraba plátanos, si pasaba por un establecimiento y compraba plátanos, pasaba por otro y volvía a comprar plátanos, siempre había plátanos a montones en la casa, no habría de otra fruta pero de plátanos sí, por eso vimos algo raro, hacía algunas cosas que no eran propias de una mujer con estudios universitarios como es ella, hacía cosas de personas que no tenían ningún tipo de estudio, ellos tiran mucho de habilidades sociales para descolocarte y engañarte. La verdad es que ahora últimamente tiene un deterioro ya muy grande -tras diez años de enfermedad-, casi no puede andar ya y necesita atención absoluta las 24 horas del día porque ya no sabe vestirse, no sabe cómo lavarse, no sabe qué parte del cuerpo tiene que lavarse, la tienes que ir guiando, es muy duro”.