La zona declarada como Monumento Natural del Carbonífero en Puertollano está siendo estos días de septiembre objeto de un riguroso estudio por grandes expertos en la materia. En estos momentos en la mina La Extranjera se está procediendo a descubrir un ripples de gran extensión que cuenta con señales de algún vertebrado -atravesando las crestas de estos ripples- que están procediendo a investigar. Esperan que, al ir descubriendo este ripples, puedan conocer con exactitud de qué vertebrado se trata y si en las zonas aún cubiertas por las actividades mineras este vertebrado pudo apoyarse y plasmar así sus huellas para ofrecer mayor detalle del mismo.
Y es que, tal y como afirman Rodrigo Soler y Antonio Díez, investigadores del Carbonífero, las piedras hablan y a estos expertos les cuentan muchos aspectos de lo que era la vida en este mismo lugar hace millones de años. Antonio Díez explicaba que se trata de ripples de oscilación que incluso presentan exposición subaéreo, un medio mareal que dos veces al día quedaban expuestos con niveles. «Promete bastante, esto es una parte muy pequeña de lo que va a ser el estudio general de la cuenca, el trabajo de campo, que contará escalonadamente con científicos que estudiarán la cuenca carbonífera en paleontología y geología en general». Así llegará una investigadora paleobotánica que estudiará la flora de esta etapa del carbonífero, concretamente en el tramo estefaniense, el tramo final del carbonífero o saber si se sitúa más en el térmico a través de los indicios que proporcione esta flora.

Además, desde el punto de vista de los vertebrados el estudio lo está realizando Rodrigo Soler-Gijón para saber más de los vertebrados que están apareciendo en esta zona centrándose en excavaciones de unos niveles que ya han dado sus frutos hace un tiempo, anfibios primitivos y reptiles. El carbonífero de Puertollano sería un estuario, según la información que en estos momentos están obteniendo, porque las mareas están bastante marcadas en los sedimentos.
Díez se centrará en columnas estratigráficas para hacer una correlación entre estas columnas y las que se han sacado en la mina María Isabel y las de la La Tejera, en este último de menor espesor las capas existentes.

Rodrigo Soler-Gijón indicaba que en estos momentos se investiga en la capa más superficial de la cuenca carbonífera de Puertollano que tiene mucha historia geológica y paleontológica y cuentan con mucha información paleobotánica. «Además podemos saber la evolución de la cuenca en este último momento y la relación entre el carbonífero y el siguiente periodo, el pérmico. Puertollano es una joya a proteger porque hay información para siguientes generaciones de geólogos y biólogos», justificaba. Y es que, al estar esta zona en una mina a cielo abierto es muy interesante para que otros estudiantes puedan comprobar in situ las clases teóricas que en las universidades se imparten.
Tras este proyecto que subvenciona la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha esperan que lleguen otros porque es una zona «que da para mucho», es difícil encontrar este tipo de ripples tan grandes porque en esta ocasión la tectónica ha afectado muy poco a los estratos, solo los ha basculado un poco hacia el suroeste y no está afectadas por plegamientos, «son estructuras sedimentarias que están muy bien conservadas incluídos también los fósiles».
