La solidaridad de los puertollanenses está siendo encomiable con el pueblo ucraniano. Más allá de las donaciones, hay quien ha cogido su coche y ha partido hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para poder ayudar a algunas de las personas refugiadas que se encuentran allí. Esto es lo que ha hecho Francisco José González, un hombre de Puertollano de 35 años de edad que sin pensarlo dos veces partió hasta Polonia para poder traer hasta España a cuatro personas que puedan tener una vida mejor, por lo menos, alejadas de la guerra de su país.
Salió el jueves de Puertollano y llegó a Polonia el domingo tras recorrer los 3.400 kilómetros que separan este país de Puertollano. Allí “me encuentro al ir llegando que todo está bastante tranquilo y que todo se concentra en unos kilómetros donde veo pasar varios camiones militares, gente con banderas de Ucrania y un ambiente en el que ya ves que está pasando algo”, explica Francisco José mientras realiza su viaje de vuelta -este martes han salido de Alemania dirección a Francia y esperan que el miércoles por la noche puedan estar ya de regreso en Puertollano-.
Una vez que llega a Polonia decide ir a la estación de tren para ver si allí puede coger a alguien en su coche para volver a España, “allí sí veo que hay mucha gente por todos sitios, que la gente está nerviosa y me dicen que me vaya a Medyka, que es la ciudad más cercana a la frontera con Ucrania, veo lo que hay allí y pregunto a una ONG que encuentro, me dice que hay un centro comercial en el que me puedo apuntar a un listado para llevar a gente a España, porque está dividido en varios pabellones según las zonas donde quieren trasladarse”, destaca este joven solidario y de gran corazón.
Una vez que se inscribe en ese listado, apuntando cuatro plazas en su coche, le dan una pulserita para identificarlo como conductor. Reconoce que en el lugar hacía mucho frío y ante la imposibilidad de saber cuánto tiempo pasaría hasta que le adjudicaran a algunas personas para ese traslado decide seguir moviéndose para ver si lo puede solucionar de otra manera. Francisco José cuenta que antes ya había visto a una mujer con una niña en la puerta del centro comercial que le había dicho que iba a España pero que estaba esperando un autobús, sin embargo al parecer el autobús se cancela y al volver a encontrarse le pide si pueden viajar con él -es una madre y su hija, de 36 y 11 años respectivamente-, que afirman tener una casa en Valencia y quieren llegar hasta ella. Francisco José no lo duda y les dice que sí.
Después llega con un cartel al centro comercial y otra madre junto a su hija -de 40 y 16 años- no tienen donde ir y ante “el ambiente horrible que allí había con montones de niños, militares y gente llorando por todos sitios” deciden marchar con este puertollanense rumbo a esta localidad de Puertollano donde residirán con Francisco José durante el tiempo que sea necesario a la espera de poder volver a su país y si no es así poder comenzar una nueva vida en Puertollano. Francisco José ha recibido también un mensaje del marido de una de estas mujeres dándole las gracias infinitas por haber sacado a su mujer e hija del infierno que viven todos los refugiados que no tienen un lugar donde ir y asegura que intentará compensar su solidaria acción de alguna manera algún día. Este puertollanense ve que ya tiene ocupadas las cuatro plazas de su vehículo para poder volver a España cuanto antes. Dicho y hecho.
Ahora, de camino se encuentran ya los cinco, primero harán parada en Valencia y después continuarán hasta Puertollano, esperan llegar el miércoles por la noche donde esta madre y su hija comenzarán una nueva vida alejada de los horrores de la guerra y donde esperan poder recibir el cariño de los puertollanenses ante una situación que les ha hecho abandonar toda su vida. Una viaje de 7.000 kilómetros solidarios y altruistas.