La funcionalidad de estos agujeros tallados en el suelo con una sección semiesférica y planta circular es uno de los grandes enigmas para todo arqueólogo y se barajan varias hipótesis, desde su relación a grabados y pinturas rupestres, a ser marcadores de lugares sagrados, de culto, sacrificios o de las constelaciones del cielo.
La excavación que se desarrolla durante esta semana por un equipo mutidisciplinar dirigido por Víctor López Menchero y Macarena Fernández con estudiantes de la Facultad de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha y el apoyo de trabajadores del Ayuntamiento de Puertollano, dentro del proyecto «Petroglifos y cazoletas de Castilla-La Mancha», financiado por la Junta y coordinado por el profesor de Historia de la UCLM en Ciudad Real, Jorge Onrubia.
Un equipo que también ha estudiado otros espacios rupestres similares de la región en las localidades toledanas de Quero y Villafranca de los Caballeros, así como en Alcázar de San Juan, Campo de Criptana y Picón.
Agujeros en roca de hierro
En el caso de Puertollano estos trabajos tienen como objetivo conocer la extensión del yacimiento, de ahí que se acometa la limpieza del terreno, para conocer el número aproximado de cazoletas, más allá de las que se ven en superficie, que superan la decena, con el fin de identificar y datar el período de su realización, que podría ser prehistórico, y en todo caso relacionadas y ligadas al mundo del pastoreo, muy abundante en esta zona de ganadería y agricultura, explicó el técnico David Oliver.
Por el momento no hay respuestas, de ahí el interés por conocer más estos enigmáticos y pétreos agujeros, que tienen una anchura de quince a veinte centímetros y cierta profundidad, aunque lo que más sorprende es que lograran hacerse en una superficie tan dura de roca de hierro, en las inmediaciones del manantial de agua agria de La Nava.