Pilar López es la propietaria de Lanas Pili, una tienda que lleva en el centro de Puertollano, concretamente en la calle San José esquina con Ricardo Cabañero, desde hace 34 años. Anteriormente, cuenta, estaba ubicada en los bajos del hotel León, hace ya 52 años y estaba regentada por su madre. Este negocio, que ha pasado de madre a hija está basado en el buen hacer de las labores a mano, de esas tradiciones que había que aprender y pasar tiempo dedicándoles a las mismas, a la vez que servían de terapia y, en tiempos pasados, de ahorro económico para los maltrechos bolsillos de la población.
Pilar López recuerda que su madre comenzó con un negocio de máquinas de hacer punto, aquellas antiguas tricotosas que hacían los jerseys por encargo y otras prendas de abrigo para los fríos días de invierno en Puertollano. Tras este negocio de confección de prendas de punto, la madre de Pilar López emprendió su negocio de venta de lanas e hilos, negocio que heredó y que sigue regentando hasta el mes de junio Pilar López, ya ha llegado la hora de su jubilación.
«No hay continuidad porque yo he continuado por mi madre, pero yo tengo un hijo solo que vive en Madrid, a mi nuera le da mucha pena, pero tengo que cerrar el negocio, mi idea era traspasarlo pero es un negocio para el que tienes que saber labores». Saber hacer estas labores porque en Lanas Pili no solo se compran las lanas, hilos de bordar, agujas de punto y de ganchillo, punto de cruz y otras labores similares, sino que también las clientas encuentran el consejo y la sabiduría de Pilar López, «puedo vender los ovillos de lana pero hasta que está la prenda hecha puede venir la clienta tres o cuatro veces», explica.

Se trata de que tanto mujeres como hombres aprendan a hacer punto, hacer ganchillo, bordar o cualquier otro arte de las buenas manos para poder así continuar con estas tradiciones que siempre se han heredado de madres a hijas y que ahora se van perdiendo por la falta de personas que se animen a seguir «dándole a las manos».
Pilar López está impartiendo en estos momentos cursos en la Asociación de Vecinos Centro Sur, «a partir de ahora como tendré más tiempo pues lo mismo doy más cursos en otras asociaciones que también me lo han pedido» y así poder seguir enseñando a quien quiere aprender del arte de mover las manos. Unas labores que asegura también sirven como terapia, a la vez que puedes ir viendo el proceso de confección de una prenda desde sus inicios, impregnada del cariño con el que se va haciendo.
En los últimos tiempos se han puesto de moda los muñecos de amigurumi, las labores a realizar también van por modas, pero en Lanas Pili todas estaban presentes. «Hay gente que empieza a hacer bolsos, después jerseys a los bebés, la gente se va animando cuando empieza», porque asegura que estas labores también sirven para distraer la mente.
Lanas Pili está ya en sus últimos días de apertura y a partir de este momento estos comercios que están centrados en una especialidad concreta van cerrando sus puertas porque las generaciones futuras no quieren seguir con este tipo de ventas que, asegura, «tienen negocio».
