Lanza_logotipo_blanco
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
25 abril 2024
ACTUALIZADO 16:41
  • Ciudad Real
  • Resultados deportivos de Ciudad Real en directo
  • El Campo
  • Internacional
  • Nacional
  • Agenda
  • Anuncios Oficiales
    • Festival 2024 Skating Eurovision / Elena Rosa
      Manolo Ruíz Toribio mostró sus trabajos de fotografía / Elena Rosa
      Todo a punto en la Plaza Mayor para zambullirse en las páginas de un buen libro /Clara Manzano
      Inauguración de la Feria de Abril en Ciudad Real / Elena Rosa
      Presentación de la programación de la cuadragésimo séptima edición del Festival / Clara Manzano
      Aparatoso incendio de un avión para desguace en el aeropuerto de Ciudad Real /Clara Manzano
      170 aniversario del Colegio Público Santo Tomas de Villanueva / J. Jurado
      Encuentro de centurias romanas /Clara Manzano
  • Vídeos
    • Visita guiada a la renovada Plaza de Toros de Ciudad Real
      • Disfrutando del almuerzo
      • Varios toros de saca de El Cotillo
      • Juan Ortega (1)
      • Juan Ortega (2)
      • Pablo Aguado (1)
      • Pablo Aguado (2)
      • Pablo Aguado (3)
      • Roca Rey (1)
      • Roca Rey (2)
      • Roca Rey (3)
      • Roca Rey (4)
      • Ajuste y entrega en la faena de Ortega al sexto
      • El poderío de Daniel Luque
      • Trincherilla de Morante al primero
      • Verónica de Juan Ortega
      Portada Fatigas maletilla.indd
      • Andrés Palacios a la verónica frente al primero JCS
      • La corrida de Martín Lorca estuvo bien presentada JCS
      • Aspecto de parte de los tendidos ayer en Tomelloso JCS
      • Palacios pasando al cuarto con la mano derecha JCS
      • Pase cambiado por la espalda de Molina al quinto JCS
      • Sergio Felipe estuvo dispuesto toda la tarde JCS
      • Derechazo de Sergio Felipe JCS
      • A la corrida le faltó fuerza y casta JCS
      • Perera entre los pitones del primero
      • Perera comenzó de hinojos la faena al cuarto
      • Vuelta al ruedo al cuarto de El Parralejo
      • Buen natural de Paco Ureña
      • Borja Jiménez doblándose de capote
      • Ceñimiento y garra en Borja Jiménez
      • Larga cambiada a porta gayola de Garrido al primero
      • José Garrido en un derechazo al primero
      • Así metió la cara el quinto, de nombre Tabarro, número 30
      • De Miranda salió trompicado al matar al quinto
      • Leo Valadez no destacó
      • Tarde maciza de Garrido ayer en Sevilla
      • David de Miranda a hombros
      • Buena verónica de Aníbal Ruiz al primero JCS
      • Verónica de Carlos Aranda al quinto JCS
      • Ceñido natural de Carlos Aranda JCS
      • Los tendidos de Carrión de Calatrava pidiendo trofeos ayer JCS
      • Natural de buen aire de Aníbal Ruiz al primero JCS
      • Natural de Juan Robles JCS
      • Remate de capote de Juan Robles en el tercero JCS
      • Satisfacción de Juan Robles al recibir el rabo del tercero JCS
      IMG-20240407-WA0014
      Presentación del I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes. / Europa Press Photo
      Imagen de archivo de la venta de entradas para asistir al evento taurino del 28 de abril en Ciudad Real / Elena Rosa
      Foto de grupo de los alumnos de la Escuela Taurina de Miguelturra junto a su director, Antonio Alegre
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Miss Country

El encuentro se producía en un día de fiesta
El encuentro se producía en un día de fiesta
Eduardo Egido Sánchez / PUERTOLLANO
Doy gracias a la vida por permitirme cada día poder abrir los ojos junto al hombre que amo. Recuerdo perfectamente la frase. Apenas ponía ella el pie en el suelo, aún sentada en el lecho, la recitaba de manera audible, como una oración. 

A mí me sonaba a música celestial, no sólo porque ella convertía en música cuanto decía, sino, sobre todo, porque el hombre junto al que abría los ojos era yo. Suena increíble, pero no he dicho una verdad más grande en mi vida. ¿Qué méritos reunía yo para que Dora  se  fijase en mí y decidiese  compartir conmigo su cama y su mundo? Como ella misma decía a menudo: No preguntes tanto, cariño.

Conocí a Dora sobre el escenario de un pub en una ciudad de paso y en fiestas. Siempre me ha gustado la música country y no pude resistirme al reclamo del afiche  en la puerta del local que anunciaba a una tal Miss Country. Por si ello no fuera suficiente, la foto que aparecía en el anuncio mostraba a una belleza de larga cabellera rojiza sobresaliendo bajo un sombrero de cowboy y de pecho exuberante que se mostraba con generosidad. Hay decisiones que llegan solas y aquella respondía a la especie: entré en el local y sentí el pálpito de las ocasiones memorables. Pedí al camarero un Cardhu y me dispuse a aguardar a la Miss. Había expectación en el ambiente.

Se abrió un teloncito y apareció sobre el escenario. Pensé que aunque aquella monada no hiciera otra cosa ya estaban amortizados los quince pavos del Cardhu. Aquella mujer irradiaba magnetismo. Y lo digo yo, que algo sé de física. Y de mujeres. Pero lo que siguió a continuación no le fue a la zaga: una voz que respondía a  los cánones del country, pero que bien podía haber entonado blues, góspel, soul o cualquier variación del género espiritual. Estuve flipando durante la hora y media de concierto. Y como yo, el gentío que llenaba la sala, salvo cuatro esquinados que nunca faltan. Así que me dije, tío, tienes que conocer a esta chica. Añadí otro par de whiskies a los ya trasegados para engrosar la minuta y ganar la voluntad del camarero, que parecía ser el mandamás. El procedimiento funcionó: me presentó a Dora como un amigo de la infancia.

De este modo comenzó la etapa más dichosa de mi vida. Junto a ella las demás mujeres pasaban desapercibidas y los demás deseos mundanos retrocedían a un segundo plano. Nada más estrechar nuestra relación me advirtió que  toleraba todas las flaquezas humanas salvo la traición: Cuando sientas la tentación de acostarte con otra mujer, hazlo. Y acto seguido vienes y me lo cuentas. Porque eso mismo haré yo. Por toda respuesta le juré que al fin había entendido el significado del amor eterno. Soltó una carcajada, tomó mi rostro entre sus manos, me besó apasionadamente y añadió: que te sea larga la eternidad. Era de frases lapidarias, la condenada.

Llegamos a intimar de veras. Me confesó su nombre completo, Adoración Reina Pinés. Tenía su genio y cuando la ocasión lo requería era más borde que el largo de la piscina olímpica. Y un sentido del humor no exento de dulzura: la gente que le caía bien estaba autorizada a llamarla por el diminutivo de su nombre, Dora, pero no por el nombre completo porque, decía, le recordaba la adoración nocturna de sus años de internado. También podían llamarla por el primer apellido, porque se consideraba reina, si bien destronada. Me aseguró que era licenciada en Filología Inglesa y la creí porque bastaba con apreciar la pronunciación de sus canciones. Había impartido clases de inglés un par de cursos en enseñanza secundaria pero pronto advirtió que esa actividad resultaba incompatible con su auténtica vocación. Alternaba la música country con actuaciones de vocalista en una orquesta denominada The King Boys, que se prodigaba en ferias y verbenas y le permitía exhibir un amplio registro musical: pasodobles, boleros, salsa y cuanto estimulaba al personal verbenero para lanzarse a la pista de baile. Justificaba este desaire al country con otra de sus frases favoritas: Primum vivere deinde philosophari. Y yo, zalamero: qué quiere decir, Dorita… Y ella, a lo suyo: No preguntes tanto, cariño. Se encastillaba y no había forma de que bajase el puente levadizo.

Había levantado un altar a sus ídolos del country, con tres sitiales: en el central y más elevado reinaba Dolly Parton, a su diestra, Johnny Cast, y su siniestra, Roy Orbison. Para romperse la camisa, decía ella. Y yo, lo de la camisa ¿no es del flamenco? El arte está formado por una red de vasos comunicantes, zanjaba ella la cuestión. Nuestras buenas noches de intimidad estaban precedidas de una larga sesión con los mejores del género. Desfilaban los del altar y una larga comitiva en la que no faltaban Kris Kristofferson, Frankie Laine, Willie Nelson, Billy Swan, Tammy Wynette y un largo etcétera. Dora cerraba los ojos y se transportaba a un lugar donde yo era incapaz de seguirla. Volvía transfigurada y me apremiaba, anda, vamos a la cama. Aseguraba que para cantar bien el country era imprescindible ser pechugona y albergar buenos sentimientos. Y a mí me sobra lo uno y lo otro, aclaraba. Y  remataba las frases lapidarias de su catálogo, afirmando  que en el mundo solo hay dos sitios que merezcan la pena: el escenario y el lecho, los demás son lugares de paso. Humildemente, creo estar en condiciones de atestiguar que Adoración Reina Pinés, Miss Country, lo daba todo en los dos lugares de su preferencia.

Ya digo. Los años pasados con Dora fueron los mejores de mi vida. Y no fueron pocos, veintiuno exactamente. Al final de todo ese tiempo, estábamos como el primer día, la noche en que el Cardhu estuvo a punto de dar al traste con la velada. Una madrugada se marchó, para mi sorpresa. Tengo para mí que ni ella misma lo presintió.  Con todo, siguiendo sus principios, me cuesta perdonar que no me advirtiese de su partida, que no me contara su marcha con tiempo de poder hacerme a la idea.

Ver más sobre:
Publicado en:
Noticias relacionadas:
Equipo cadete A del Salvatierra
Eduardo Egido ha presentado su nuevo libro este viernes / G.G.
Lanza
 C.M
 Lanza
 Lanza
Cerrar