Es Nicolás Castillejos, un chico de Puertollano de 25 años de edad que fue diagnosticado con nueve años con Síndrome de Asperger. Nicolás explica este sábado a un Auditorio Municipal lleno de gente su experiencia de vida, actualmente trabaja repartiendo las cartas de Aguas de Puertollano día a día con su bicicleta, un trabajo que según explica su madre, Chelo Barrera le ha llenado de felicidad.
Nicolás no hablaba cuando era muy pequeño por lo que, en un principio, creyeron que tenía autismo, un trastorno que fue descartado cuando su familia acudió a Autrade, finalmente tras años de lucha por parte de su familia por saber qué le pasaba a Nicolás se le diagnosticó Síndrome de Asperger. Mucho trabajo se ha realizado con Nicolás a lo largo de los años, por parte de su familia y de grandes profesionales, que han hecho que pueda contar con una vida plena. “Me gustaría trabajar en chapa y pintura de vehículos”, explica Nicolás, ya que es lo que ha estado aprendiendo en estos últimos años y lo que realmente le gusta, pero mientras tanto reparte las cartas de Aguas de Puertollano y “me gusta”. Además, compagina este trabajo con su deporte en el Club Paralímpico de Puertollano con el que está cosechando grandes éxitos.
Nicolás tiene un grado pequeño de este síndrome por lo que puede tener una vida plena, una vida que siempre cuenta con el apoyo de su familia. Chelo Barrera, su madre, asegura que “hasta que lo aceptas es duro pero hay que seguir peleando”.
Una vida con síndrome de Norman
Otras de las historias de vida que este sábado se cuentan y son protagonistas en el Auditorio puertollanense es la de Víctor Molina, un chico de 30 años de Puertollano que ha encontrado en el deporte, concretamente en la gimnasia rítmica, su vida.
Víctor tiene Síndrome de Norman, un trastorno que le afecta al aparato locomotor, concretamente tiene problemas de movilidad al andar, problemas de estabilidad fundamentalmente, pero gracias a su trabajo, esfuerzo y tesón Víctor está consiguiendo que sea reconocido a nivel deportivo.
En su día a día asiste al Centro Ocupacional Aspades-La Laguna donde trabaja en la sección de carpintería y donde pasa su tiempo en compañía de otros chicos y chicas. Su madre, Josefa Jurado, explica que la familia vive por y para ellos y lo hacen de la manera más solidaria y altruista que existe, por amor a un hermano y por devoción a un hijo. “Sabíamos que algo fallaba desde muy pequeño porque a los tres meses todavía no sujetaba el cuello, era como un muñequito de trapo”, explica su madre, por este motivo comenzaron a visitar a los médicos hasta que se le detectó este síndrome en el Hospital Niño Jesús.
Víctor deleitará a todos los asistentes a este encuentro de familias en el Auditorio con una exhibición de gimnasia rítmica, su pasión en la actualidad. “Toda la familia estamos implicados, tengo cuatro hijos más”, señalaba Josefa Jurado, quien aconseja a las familias que se les ha diagnosticado recientemente este síndrome que “le echen valor porque lo que la vida nos manda lo tenemos que soportar, no se puede quedar uno en un rincón llorando, que lo lleven lo mejor posible”. Son historias que este sábado se cuentan en el Auditorio Pedro Almodóvar y que, sin duda, sirven de ejemplo y ánimo a otras familias que en estos momentos lo necesitan.