La fiscalía de Ciudad Real pide 6 años de cárcel por abuso sexual a un vecino de Puertollano de 54 años, V.C.O.N., por supuestamente haber abusado de una joven de 31 años con discapacidad intelectual, anulando su voluntad con cervezas, pese a saber que la chica tomaba una medicación incompatible con las bebidas alcohólicas que le hacía perder la conciencia.
El juicio, que se señaló por primera vez a primeros de marzo de este año y se tuvo que suspender, se intentará celebrar de nuevo el próximo jueves 14 de septiembre.
Pasó el 15 de junio de 2020. La fiscalía considera que V.C.O.N. y la joven se conocieron unos días antes. Los presentó el padre de ella, antiguo amigo del acusado. El escrito de conclusiones provisionales del ministerio público, que ha vuelto a difundir el TSJCLM, dice que ya en ese momento se dio cuenta de las limitaciones psíquicas y psicológicas de la joven, que además de un 36% de discapacidad intelectual padece un trastorno bipolar, tratado con una medicación potente incompatible con el consumo de alcohol, algo de lo que se enteró porque se lo contó su amigo.
Comprobada por el procesado la debilidad de la mujer cuando consumía alcohol, V.C.O.N. se presentó ante la chica como una persona en la que debía confiar en cualquier caso y, además, intentó conocer aspectos de su intimidad, lo que se puso de manifiesto en los mensajes de WhatsApp que intercambiaron durante los breves días que se conocieron.
E 15 de junio de 2020, en torno al medio día, la mujer, confiada en la buena intención del procesado y en que este la estaba ayudando a recomponer la relación personal con su padre, le remitió varios mensajes de WhatsApp diciéndole que estaba sola y si podía ir con ella, advirtiendo expresamente «pero nada de cervezas».
Definitivamente, sobre las 14.00 horas se reunieron, pero lejos de atender la petición de A. de no tomar alcohol, el procesado empezó a pedir cervezas, consciente del efecto que el alcohol producía en A., tal y como había podido comprobar en días anteriores, pero en ese momento, guiado ya por la idea de que si bebía podría hacer con ella cuanto quisiera, incluso mantener relaciones sexuales.
De esta forma, cuando ya habían consumido varias cervezas y ante la apreciación de que ya A. estaba mareada y que reclamaba ir a su casa, el procesado la sugirió que, para que no la regañara su madre, podían ir a su casa, sita en Puertollano.
Una vez en el interior de la vivienda la chica se sentó en el sofá mareada y el procesado se desprendió de su camiseta y con la intención de satisfacer su deseo sexual, comenzó a tocarla, sin que ella tuviera capacidad de reacción debido a su estado de semiinconsciencia. A pesar de su pasividad, la víctima le indicó al acusado que no quería que continuara, aunque carecía de fuerza y actitud para resistirse.
Debido a su estado, la mujer acabó durmiéndose en el sofá y cuando despertó se percató de que el proceso había aprovechado su sueño para satisfacerse sexualmente.
La víctima acudió el día 19 de junio a la Seguridad Social, a cuyo médico de Urgencias relató los hechos, y el día 22 denunció los hechos a la Policía.
Mediante un auto se acordó el alejamiento del procesado a A. a menos de 200 metros, en cualquier lugar donde se encuentre, así como deacercarse a su domicilio, a su lugar de estudio y a cualquier otro que sea frecuentado por ella, y la prohibición de comunicarse.
La fiscalía pide una pena de seis años de prisión, además de una medida de libertad vigilada de cinco años a partir del cumplimiento de la pena privativa de libertad y una indemnización de 10.000 euros para la víctima, así como las costas judiciales.