Repsol obtuvo un beneficio neto de 1.466 millones de euros en los primeros nueve meses del año, frente a los 2.171 millones del mismo periodo del ejercicio anterior. Este último resultado incluía una plusvalía de 344 millones registrada tras cerrar, en mayo de 2018, la venta de su participación en Naturgy (anteriormente, Gas Natural SDG, S.A.). Además, la valoración de los inventarios de hidrocarburos que la compañía almacena fue mayor entre enero y septiembre de 2018 debido a unos precios del crudo y del gas superiores a los de este año, lo que supuso un efecto de 329 millones de euros.
El beneficio neto ajustado, que mide específicamente la marcha de los negocios de la compañía, ya que excluye el citado efecto de valoración de los inventarios, se situó en 1.637 millones de euros, frente a los 1.720 millones logrados en el mismo periodo de 2018.
Repsol demostró su capacidad de generación de valor y adaptación para lograr estos resultados, en un contexto marcado por la caída de los precios de las materias primas respecto a 2018, con un entorno débil para el refino y la actividad de Libia suspendida durante parte del año.
El negocio de Downstream (Refino, Química, Movilidad, Lubricantes, GLP, Trading, Mayorista de Gas, y Repsol Electricidad y Gas) obtuvo un resultado de 1.087 millones de euros, en línea con los 1.098 millones que registró entre enero y septiembre del año anterior. Las áreas de Química, Perú, Trading y Movilidad tuvieron un comportamiento más positivo, mientras que la actividad de refino se vio influida por un entorno internacional adverso.
En este último negocio, las paradas programadas realizadas en las refinerías de Bilbao y A Coruña, con una inversión conjunta de 112 millones euros, permitieron incorporar mejoras tecnológicas, en eficiencia energética y seguridad.
La compañía realizará en noviembre en Puertollano la última parada programada del año para asegurar la disponibilidad máxima de sus instalaciones una vez que entre en vigor, el 1 de enero de 2020, la nueva normativa internacional de combustibles marítimos (IMO), que beneficiará competitivamente a Repsol.
El área de Química impulsó su resultado gracias, principalmente, a un aumento de sus ventas y a los beneficios procedentes de las iniciativas de eficiencia implantadas en el negocio. Además, continuó avanzando en su estrategia de diferenciación con el lanzamiento de nuevos productos, como los polímeros para impresión 3D y poliolefinas fabricadas a partir de residuos plásticos.