Desde que comenzaron su andadura, San Miguel Arcángel ha dejado impronta de su calidad, sumando año tras año la llegada de nuevos músicos haciendo que su crecimiento haya sido exponencial y no tenga techo.
Acaba de caer la noche sobre Puertollano. Son poco más de las siete de la tarde y comienza la peregrinación de coches que acuden de nuevo a su cita con la música hasta las inmediaciones de la Central. Las luces llegan de lejos, ponen el intermitente para girar a la derecha, aparentemente hacia la nada, que sin embargo es todo. No hay luces encendidas, todo permanece oscuro e inamovible. Parsimoniosamente los coches van aparcándose en orden con el mismo ritual. Puertas que se abren y cierran, pasos que se dirigen a los maleteros e instrumentos enfundados que esperan agazapados en sus fundas esperando romper el silencio de la noche.
Los protagonistas son personas de todo tipo; cada una con sus vidas, sus trabajos, sus estudios y sus ocupaciones diarias. Algunos de las más de ochenta que van llegando, se saludan, comparten quehaceres. A los más veteranos se les nota, porque sin saberlo actúan como faros, canalizando la energía del resto. Sin necesidad de aviso, entran al salón principal, todo perfectamente organizado para caber y hacer que la música truene enérgica con la emoción que sólo ellos saben imprimir sobre sus instrumentos.
Se nota que están a punto de celebrar su concierto X Aniversario. Los ensayos, que sólo descansan un par de semanas en verano, se han acelerado en los últimos días. Saben de la importancia que tiene para ellos esta cita con Puertollano, no sólo para celebrar una trayectoria marcada por el júbilo y la devoción, sino por todo lo que implica saber que las miradas se dirigen hacia ti, esperándolo todo.
Hoy la dirección de los Arcángeles la asume Yeison José Álvarez, trompeta; uno de esos niños que nace marcado por un don y que ha crecido anclado a la música. Con 19 años, lleva la batuta, impone seriedad en el ensayo demostrando una madurez muy por encima de la media. Todos obedecen a sus indicaciones y van al ritmo que marca desde una pequeña tarima que lo hace sobresalir por encima del resto.
- “Señores. Cuando marque, empezamos con ‘Entrando a Jerusalén’”
Se preparan, el silencio se impone y comienzan a danzar de forma estruendosa unas notas que erizan la piel, aunque no sientas la fe de los cofrades. Trompetas, cornetas, cajas y tambores, dejan paso al sonido grave de las tubas.
Esta noche en el ensayo hay espectadores, que son en gran parte familiares de los músicos. Algunos han ejercido de chófer y se quedan; otros simplemente acuden, porque les encanta ver la evolución que día tras día van tomando los acordes, mezclándose de forma ceremoniosa, para mostrarse en la calle cuando llegue la Semana Santa o la conmemoración de la Virgen de Gracia, dirigidos por Eduardo Ruiz, su director principal, un tipo que encabezó este proyecto hace una década y que hoy no puede sino mirar atrás y sentirse orgulloso de lo conseguido.
Uno de los primeros en iniciar este camino de San Miguel, fue Daniel López. Él era novel en la música. Jamás había leído una partitura musical, más allá de las nociones básicas del colegio. En su caso, reconoce, “es cierto que por tradición familiar siempre he vivido muy de cerca la Semana Santa, aunque no hemos tenido vínculos con ninguna cofradía. En el caso de San Miguel, llegué por mi círculo de amigos. Me acerqué a los primeros ensayos, me gustó el ambiente familiar que conseguimos crear, y terminé quedándome”.
El inicio de San Miguel, reconoce, “no fue fácil, aunque es cierto que muchas cosas nos han venido de cara”. Por ejemplo, señala, “el primer uniforme que conseguimos fue gracias a la agrupación ‘Los Polillas’ de Cádiz. Ellos iban a cambiarlos y pudimos comprarlos a muy bajo coste”.
Con esas indumentarias de segunda mano y la ilusión intacta de los proyectos que arrancan, han ido sumando experiencia y componentes, dando forma a lo que son en la actualidad, una de las Agrupaciones más importantes de toda la región. “En estos diez años hemos tocado en Comunidad Valenciana, Andalucía, Murcia, y cómo no, en gran parte de Castilla-La Mancha. No hemos parado de sumar kilómetros y momentos inolvidables”, puntualiza López.
San Miguel Arcángel inició su andadura con una treintena de músicos, muchos de ellos sin experiencia previa
Junto al tesorero de la Agrupación, están Víctor Manuel Aguilar, vocal de la entidad y Raúl Arévalo, su presidente; quizás tres de las personas que mejor podrían relatar lo que ha sido esta década para la entidad, y que a estas horas de la tarde recorren con prisas los pasillos del local de ensayo, ultimando los preparativos del concierto del próximo día 27 de enero, que llegará cargado de sorpresas.
Mientras los instrumentos empiezan a calentar y a imponerse en el recinto, sus pasos nos llevan hasta un pequeño almacén adyacente. Nada más entrar en él, sonríen cómplices. Mientras, señalan hacia las estanterías donde hay pequeños paquetes envueltos. “Es parte de la sorpresa que va a acompañar a la presentación de nuestra nueva indumentaria”. Sobre un perchero todavía cuelga un uniforme de los que han acompañado a la Agrupación durante esta década de vida.
Remontándose en el tiempo, relata Aguilar, “esta aventura ha sido dura, pero fantástica. Es muy satisfactorio, cuando ves que los proyectos se van cumpliendo, cuando percibes que el nivel de la banda va subiendo, cuando notas que las Hermandades, tanto de la zona como te fuera, te llaman y cuentan contigo para actos que para ellas son notorios y de prestigio”.
En este sentido, incide, “fíjate si es así, que hemos tocado en la Semana Santa de ciudades como Córdoba o Jaén, donde son fechas muy señaladas y donde la música cofrade es más que una religión”.
Por su parte, el presidente de la Agrupación destaca que hoy San Miguel tiene el peso que tiene, “gracias al compromiso de la gente. Empezamos siendo unas treinta personas y estamos cerca de 90 que, durante todo el año, son capaces de aparcar su vida varias veces a la semana, para venir hasta aquí, muchas veces andando con la distancia que nos separa de la ciudad, para no faltar a la cita con San Miguel. Eso emociona y es increíble”.
La sensación de los miembros que llegan nuevos, se resume no sólo en el sentimiento que acaba por contagiarse, sino por encontrar en la Agrupación un oasis donde sentirse libres. “Aquí la gente se siente realizada. Uno de nuestros objetivos siempre ha sido dar oportunidades a todo el mundo. No miramos el DNI, ni preguntamos de dónde viene cada uno. Aquí queremos gente que se comprometa, que sea seria y que con su entusiasmo siga aportando energía para seguir sumando años en nuestra trayectoria”.
A lo largo de esta década ha habido hasta tres cambios de sedes, pasando desde las instalaciones de la desaparecida Red Virtus, a la barriada de San Esteban, para llegar posteriormente a su penúltima sede en la carretera Córdoba, estas últimas sujetas a alquileres. “Hemos tenido que vender muchas galletas, magdalenas y rifas estos años para poder sufragar esos gastos, más los que se derivan de viajes, instrumentos, etc”. Por ello, se felicita el vocal de San Miguel, “hemos hecho muchas cosas para hacer realidad este sueño y sentirlo como podemos hacerlo una década después, creo que para los que la hemos visto empezar de cero, es un auténtico orgullo y una responsabilidad hacer que siga creciendo. Hoy tenemos que dar las gracias al Ayuntamiento por su apoyo, porque contar con un local como disponemos ahora mismo, es un auténtico lujo y un ahorro muy importante para nosotros”.
Con la idea de seguir creciendo, entre los retos y objetivos para este 2024, que será de celebración, la Agrupación se marca, “seguir creciendo y seguir disfrutando de la música y de nuestra gente, sin ponernos límites”.
Uno de los grandes actos conmemorativos será el concierto del próximo sábado día 27 de enero, a las 20:00, en el auditorio Pedro Almodóvar de Puertollano, junto a la agrupación musical Sevillana Virgen de los Reyes. “Es una de las Agrupaciones más importantes y la gente va a poder disfrutar de unas composiciones impresionantes y de una calidad única”, apunta Arévalo, que también recalca que “este va a ser el evento cofrade musical más importante que se ha hecho nunca en Puertollano”.
Después de atender a Lanza, vuelve la música, el silencio sólo roto por las instrucciones de Álvarez y del paso de las páginas hasta encontrar la partitura.
- “El legado de San Miguel”
Y vuelve a reinar la armonía instrumental, en la que incluso se emboba la más pequeña de la sala, la hija de Eduardo Ruiz y Cristina Caballero, dos de los principales artífices de este legado de diez años que, con apenas un año y unos pocos pasos de experiencia y medio palmo sobre el suelo, ya siente la llamada de la música cofrade que todo lo invade.