La población femenina del medio rural juega un importante papel en la revitalización económica y social de su entorno. Los avances alcanzados por las mujeres son incontestables, y su actividad es doblemente positiva: dinamizan el tejido industrial y asientan población.
Se trata de una vertebración, todavía con mucho camino por recorrer, en buena parte impulsada por organizaciones como la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer). Esta ONG es un referente en la lucha por el desarrollo de las mujeres de los pueblos y su presidenta, la ciudarrealeña Carmen Quintanilla, una de las voces más veteranas a nivel nacional. “La cohesión de un territorio para que toda la población disfrute de sus derechos, oportunidades y servicios en igualdad es inherente a un desarrollo rural con mirada femenina”, señala en esta entrevista.
De cara a la celebración del 8M y tras 39 años de recorrido (Afammer cumple 40 años en 2022), Quintanilla destaca el protagonismo de las mujeres “en la revolución” hacia la equidad y la igualdad real, coincidiendo con la época democrática que ha vivido España desde 1975. De “las mujeres con los pañuelos negros y los pueblos con infraestructuras de saneamiento y de electricidad deficientes, hemos pasado a profesionales muy bien preparadas y territorios cada vez con más servicios”, sostiene. Es una realidad que ha puesto las bases de la transformación de la sociedad rural, ahora en retroceso por la crisis sanitaria del coronavirus. Precisamente, la pandemia ha puesto de manifiesto la fortaleza de la asociación y su capacidad para crear redes solidarias. En apenas un año, las asociadas de Afammer han tejido medio millón de mascarillas, así como la entidad ha puesto en marcha una red telefónica de vecindad para combatir el aislamiento y ha impulsado, en colaboración con Endesa, la reducción de la brecha digital entre las pymes rurales.
PREGUNTA.- Afammer está a punto de cumplir 40 años, ¿Cómo ha sido el recorrido, y cómo han ido cambiando los objetivos de la asociación para favorecer las oportunidades de las mujeres?
RESPUESTA.- Son casi cuatro décadas de servicio por la igualdad de oportunidades y de liderazgo de las mujeres rurales. La asociación nació en 1982 en un contexto internacional que no podemos olvidar. La ONU declaró el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en México el 8 de marzo de 1975, 46 largos años donde todavía tenemos que hablar de un largo camino por recorrer. A nivel nacional, Afammer fue la primera asociación de mujeres rurales de España y se creó en una época en la que había calles sin asfaltar en los pueblos, algunos incluso sin agua corriente, con deficiente iluminación, y donde la sociedad española gritaba democracia y libertad. A cuatro años del nacimiento de la Constitución Española, teníamos que cambiar nuestro ordenamiento jurídico y legislativo para que nunca más se vulneraran los derechos de las mujeres, y teníamos el deber de resaltar el valor de las mujeres rurales porque eran las que mantenían los municipios. Es un discurso que sigue estando vigente en la lucha contra la despoblación, en la seguridad alimentaria, en la sostenibilidad y en los grandes retos para que la igualdad de oportunidades sea una realidad en la vida de todos. A lo largo de este tiempo, hemos contribuido a romper la invisibilidad de las mujeres rurales. Hemos pasado de ver a las mujeres con mandil y el pañuelo negro, como aquellas abuelas y madres que guardaban luto por la muerte de un ser querido, a ver a mujeres ilustradas, modernas, preparadas y grandes profesionales. Hemos transformado nuestros pueblos y hemos hecho una verdadera y efectiva revolución en la sociedad rural. La Transición también estuvo liderada por las mujeres y por el movimiento asociativo feminista, y estamos en Europa, el continente donde no se vulneran los derechos humanos. Precisamente, hemos puesto en la agenda de los gobiernos a nivel nacional e internacional los desafíos del colectivo. Afammer tiene Estatus Consultivo Especial en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, y yo misma fui reconocida como mujer y líder en 2018 por el trabajo que había hecho en la transición española, poniendo en valor y visibilizando la discriminación y la vulneración de los derechos humanos de las mujeres en España.
Hablar de mujer rural es hablar del futuro del mundo, y Afammer lleva trabajando por ello casi 40 años, con 190.000 mujeres asociadas.
P.- ¿Cuáles son los hitos más importantes alcanzados por la entidad?
R.- Son muchos, como haber contribuido a conseguir la Ley de Titularidad Compartida en las explotaciones agrarias, que hay que seguir impulsando, o la declaración del 15 de octubre como Día Internacional de la Mujer Rural, un logro de la conferencia de Pekín, donde Afammer estuvo presente y donde hicimos un llamamiento a las mujeres del mundo. Otro objetivo conseguido ha sido ofrecer formación ‘a la carta’, con cursos que garantizan empleabilidad en un 60%, bien como emprendedoras o como trabajadoras por cuenta ajena en los ámbitos de servicios sociosanitarios o animación cultural. Hay que destacar en el sector turístico que el 70% de las casas rurales está en manos de las mujeres. También fuimos reconocidas como organización que lucha contra la violencia de género por el Observatorio de Igualdad del Consejo General del Poder Judicial, entre otros galardones. Del mismo modo, tenemos en funcionamiento la oficina integral de asesoramiento a las mujeres víctimas de violencia de género, y hemos puesto en marcha la iniciativa ‘Tu farmacia es tu refugio’ en Madrid, para la atención de estas víctimas en los pueblos pequeños. Hemos organizado, igualmente, dos congresos internacionales con el lema ‘La voz de las mujeres rurales en el mundo’, uno inaugurado por el secretario general adjunto de las Naciones Unidas, Babatunde Osotimehin (ya fallecido), y el expresidente Mariano Rajoy, y el segundo, que contó con la presencia de ocho ministros de la comunidad internacional y fue clausurado por la Reina Letizia. Tenemos previsto celebrar el tercer cónclave en el 40 aniversario de Afammer.
P.- ¿Tienen algo adelantado de este congreso?
R.- Estamos trabajando en su planificación y casi seguro será en Madrid
P.- Ha recordado que Afammer participó en la IV Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Pekín en 1995, ¿qué supuso?
R.- Fuimos pioneras en estar presentes en un foro que marcó un importante punto de inflexión para la agenda mundial de igualdad de género, con unos objetivos específicos para el ámbito no urbano y para la promoción de las mujeres rurales. El año pasado íbamos a asistir en Nueva York al 25º aniversario de este foro, pero fue suspendido por la pandemia. También llevamos 25 años asistiendo a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), y en 2016 presenté en la Asamblea General de la ONU un informe de mujer rural. Afammer es una entidad acreditada en este foro con una larga trayectoria.
En estos momentos estamos haciendo un Erasmus, y acabamos de firmar un convenio con Endesa para el proyecto ‘Iluminación digital para las pymes en el medio rural, que pretende contribuir a romper la brecha digital de las zonas rurales y para reactivar económicamente a las pymes rurales que han visto perjudicada su productividad por el coronavirus. Las nuevas tecnologías son un reto importantísimo para la igualdad de oportunidades y para el emprendimiento en el medio rural.
P.- Comentaba antes las deficiencias en los pueblos hace 40 años, que sufrían principalmente las mujeres, ¿cuáles son las necesidades que tienen en la actualidad?
R.- Todo ha cambiado mucho. Recuerdo cuando viajé en el año 84 por primera vez a Bruselas. Llevaba el estigma de ser una cateta pero al medio minuto perdí ese complejo porque, a pesar de todo, las mujeres rurales queríamos construir nuestra propia historia, tal y como ha sido. Hemos conseguido cambiar la perspectiva de lo que es el mundo rural. La crisis sanitaria derivada de la terrible pandemia del coronavirus, nos ha hecho darnos cuenta de que tenemos que mirar hacia lo rural porque ahí está la vida saludable, la seguridad alimentaria y el poder mantener los valores y el rico patrimonio social, cultural, y gastronómico. Además, estamos hablando de la España vaciada y aquí tienen mucho que decir las mujeres. Son las protagonistas, porque son las que rompen la masculinización y pueden cambiar la tendencia de la despoblación. Cuando una mujer se queda en un pueblo, asienta población y cuando encuentra un empleo y se forma se enriquece a sí misma y a toda la comunidad porque genera sinergias muy positivas para el desarrollo. La principal necesidad es que haya oportunidades y empleo porque los perfiles de mujeres son muchos, desde psicólogas a ingenieras agrónomas o industriales, a cuidadoras o trabajadoras asistenciales. Es el gran reto contra la despoblación. Nosotros estamos contribuyendo a esta necesidad de inserción laboral con una formación a la carta que pusimos en marcha desde los primeros años.
P.- Igualmente, acaban de denunciar la brecha salarial en este ámbito, ¿cuáles son las diferencias?
R.- Los datos son evidentes, las mujeres ganan un 14,8 por ciento menos que los hombres. Y en el mundo rural es el 18%, cuatro puntos más, debido al coronavirus. Supone un retroceso en los niveles de igualdad que habíamos logrado en los últimos 20 años. Coincidiendo con el Día Europeo de la Brecha Salarial (22 de febrero) pusimos el acento en que esta diferencia se acentúa mucho más cuando los salarios son más bajos. Y en el medio rural, los rangos salariales esta entre los 1.000 y 1.400 euros. Lo que cobran menos las mujeres en dinero contante y sonante son casi 6.000 euros.
P.- ¿Y cómo se reflejan en la PAC estas diferencias?
R.- Es verdad que cada vez hay más perceptoras en la Política Agraria Comunitaria (PAC). Las mujeres representan más de un tercio entre los trabajadores de las explotaciones agrarias familiares, pero son los hombres los que figuran como titulares. En España hay 945.024 explotaciones, de las que sólo 285.467 están encabezadas por mujeres. En cuanto a la cuantía de las ayudas directas, las titulares perciben el 36,67%. Se debe a que las explotaciones de las mujeres son más pequeñas porque la titularidad de la tierra siempre ha estado en manos de los hombres. Habrá que ver cómo va a ser la nueva PAC post 20, si va a promover la incorporación de agricultoras y ganaderas.
P.- Llevamos un año de pandemia y, según algunos estudios, ha impactado negativamente más en las mujeres, ¿cómo ha afectado en las del ámbito rural?
R.- En un informe sobre retos y oportunidades para la España vaciada decimos que la pandemia ha evidenciado la importancia de lo rural, un entorno más saludable, y, además, en el reciente Seminario Internacional de Estudios Europeos celebrado en Roma vía online hemos pedido más protagonismo para la sociedad civil en la reconstrucción de la Europa tras la Covid.
Hay una mirada a lo rural también porque ha habido menos incidencia del virus pero, sin embargo, la muerte de una persona en un pueblo pequeño significa despoblación, y el coronavirus se ha llevado por delante a muchos mayores. La tasa de paro en España tiene cara de mujer y en España más del 50% de los empleos que se han perdido a consecuencia de la pandemia eran femeninos porque ellas trabajan mayoritariamente en el sector servicios, el ámbito laboral más lastrado.
Hicimos un estudio con el Instituto de la Mujer de Castilla La Mancha sobre Covid-19 y las perspectivas para el empleo rural femenino manchego, y las conclusiones apuntan a que hay que actuar de forma rápida porque prácticamente la totalidad de las empresas del sector de ayuda a las personas mayores (100%) y el de la diversificación de actividades hacia el turismo (97,6%) han evidenciado que han tenido problemas en su actividad. Las empresarias también reconocen que han bajado sus ingresos. Por ello, pedimos a las administraciones medidas dirigidas a este tejido en los pueblos, ya que hay implicadas cientos de mujeres, que, a su vez, juegan un papel fundamental en el desarrollo económico de su entorno.
P.- Y como asociación han sembrado solidaridad en red, cuénteme las iniciativas que han llevado a cabo.
R.- Desde el principio respaldamos el mensaje de #quédateencasa, así como a las 48 de la declaración del estado de alarma, nos empezaron a llamar profesionales como conductores de ambulancia o taxistas que no tenían material para protegerse. Aprovechando las nuevas tecnologías, movilizamos un chat a todas las mujeres para que sacaran sus sábanas e hicieran mascarillas. El problema era que no teníamos gomas, pero las atábamos con cintas. Posteriormente, la investigadora bioquímica Charo de Cospedal (hermana de Dolores), consejera delegada de Genómica, nos ayudó, a través de la obtención de fondos para la compra de tela no tejida, que se distribuía a las mujeres a través de Protección Civil. Así, hicimos una producción de mascarillas del norte al sur y del este al oeste de España.
También creamos la red telefónica de vecindad con el propósito de aliviar con llamadas periódicas la soledad y el aislamiento de los mayores. Igualmente, en Castilla y León impulsaron una red de madres para fotocopiar y repartir los deberes de sus hijos. Y también lanzamos una audioguía, dirigida por la psicóloga y experta en desarrollo personal María Benítez, para ayudar a sobrellevar las secuelas del coronavirus a los mayores que viven en zonas rurales.
P.- Este trabajo ha tenido recompensa en forma de premio, ¿no?
R.- Sí recientemente, hemos recibido uno de los 23 galardones concedidos por el Comité Económico y Social Europeo (CESE) a proyectos que han contribuido de manera excepcional a la lucha contra la COVID-19
P.- ¿Y cuáles son los proyectos de futuro de Afammer?
R.- Hemos firmado con la Embajada de los Estados Unidos un acuerdo para la impartir clases de inglés online -3 horas a la semana- desde los mejores colegios de la Universidad de Stanford de California a chicos y chicas que se estén formando en el Grado de FP de Sistemas Informáticos y Comunicación. Cuando terminen podrán ir, bajo la tutela del gobierno americano, a alguna de las empresas de la Silicon Valley.
Tenemos un Erasmus+, dirigido a fomentar el emprendimiento de las mujeres del medio rural, sobre el estudio de la incidencia y la necesidad de la formación profesional de las mujeres rurales en países como Chipre, Grecia, Italia, Rumanía y Luxemburgo.
Seguimos con el programa de formación y empleo a la carta, con el programa Turisabor, para la promoción de oportunidades de autoempleo y promoción de productos locales en el entorno de los espacios naturales protegidos con formación on line, o el proyecto con Endesa por el que se formarán 4.000 chicos, mayoritariamente mujeres, aparte de otras iniciativas. Afammer es historia y sigue creciendo gracias a las mujeres rurales.
P.- ¿Y de cara al 8M, qué mensaje da?
R.- Como cada 8 de marzo, reivindicaremos el papel de la mujer en todos los ámbitos sociales. Este año, nos acordaremos de las mujeres sanitarias, de las que forman parte de los cuerpos de seguridad del estado, de las agricultoras y ganaderas y de todas las que han luchado por plantar cara a la pandemia. También recordaremos a la que nos abrieron las puertas de par hacia la igualdad de oportunidades y a las que se han marchado en silencio sin que hayamos podido despedirlas. Lo celebraremos sin manifiestaciones, pero con la misma fuerza de siempre.
