Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha han logrado reintroducir en un nido un pollo de águila imperial que previamente se había desplomado de otro nido que se encontraba en una encina de una finca privada de Ciudad Real.
Según han explicado fuentes del cuerpo de Agentes Medioambientales, el pasado día 6 de junio los propietarios de la finca El Navajo, en Retuerta del Bullaque, municipio del entorno del Parque Nacional de Cabañeros, dando un paseo descubrieron que se había desplomado un nido de águila imperial con un pollo dentro.
Inmediatamente avisaron a los agentes medioambientales de la zona, que procedieron a trasladar el pollo al Centro de Recuperación de Fauna de la Consejería de Desarrollo Sostenible «El Chaparrillo» para su valoración por parte del personal veterinario.

Tras confirmar que el ave se encontraba en perfecto estado se consideró que la mejor opción era intentar que los progenitores continuaran con su crianza de manera natural.
Para ello, conociendo que en las cercanías del nido desplomado existe otro nido de la misma pareja de águilas imperiales, se decidió subir al pollo a dicho nido, para lo cual contaron con la Unidad de Intervenciones de Difícil Acceso (UNIDA) del cuerpo de Agentes Medioambientales, que consiguió dejar el pollo en el nuevo emplazamiento.
Una vez realizada la intervención se estableció un dispositivo de vigilancia para comprobar que los progenitores localizaban al pollo y se volvían a hacer cargo del mismo.

Los Agentes Medioambientales, tras este seguimiento, pudieron comprobar que veinticuatro horas después, la pareja de águila imperial continúo con la cría de su pollo en el nuevo nido, donde lo alimentaban con normalidad.
La consejería de Desarrollo Sostenible han agradecido a los propietarios de la finca la colaboración prestada en todo momento para evitar la pérdida del pollo.
Castilla-La Mancha se ha convertido en los últimos años en una región clave para la conservación del águila imperial ibérica al albergar 396 parejas, el 47 por ciento de la población de la especie, que en la Península Ibérica se estima en 841 parejas.

Esta especie, catalogada en peligro de extinción, ha pasado de contar con una población en la región de 30 parejas reproductoras en 1992 a las casi 400 de la actualidad.
La especie se sigue distribuyendo por cinco comunidades autónomas españolas y 21 provincias, ya que a partir de 2018, Granada, Cuenca y Palencia albergan parejas reproductoras de la especie.
Castilla-La Mancha cuentan con hábitats muy favorables para la especie, asociados principalmente al valle del Tajo, el entorno de Sierra Morena y comarca de Campo de Montiel, lo que ha permitido un incremento relevante de parejas y, al mismo tiempo, del número de ejemplares dispersantes asentados en territorio castellano-manchego.

Dentro del territorio de la comunidad, la provincia de Toledo se revela como clave para esta especie, al contar con 212 parejas contabilizadas, tras la que se sitúa la provincia de Ciudad Real.