Hace justo un año la humanidad apenas sabía lo que era el coronavirus. El ‘virus chino’ con el que bromeábamos en enero y febrero empezaba a hacer acto de presencia en nuestro país en marzo de 2020. Cuando tan solo conocíamos que era bastante contagioso y que los síntomas más comunes eran la tos y la fiebre, Rubén Rincón, un peluquero daimieleño, de 28 años de edad, era uno de los primeros hospitalizados en la provincia de Ciudad Real con diagnóstico positivo de covid-19 tras estar una semana con síntomas compatibles con el virus.
A día de hoy, Rincón se encuentra “perfectamente” y “con más ganas de vivir que nunca” tras haberle visto, en marzo del año pasado, “las orejas al lobo”. El joven daimieleño, en declaraciones a Lanza, asegura que en aquel momento se sintió señalado al ser uno de los primeros diagnosticados de covid-19 en la provincia de Ciudad Real, aunque reconoce que lo llevó “con filosofía” y no le afectaron mucho. “Al cabo de unos días se demostró que todos podíamos coger el bicho. No es una cosa para criticar ni señalar a nadie, aunque en aquel momento había mucha ignorancia. Ahora, afortunadamente, sabemos más cómo funciona el tema”, apunta.
Actualmente, al menor síntoma compatible con el covid-19, los servicios sanitarios proceden a realizar un test en cuestión de 48 horas, pero a Rincón le tocó lidiar con el desconocimiento que había sobre el coronavirus a finales de febrero. Sus síntomas comenzaron el 29 de febrero, después de las diversas celebraciones del carnaval. Achacó el «mal cuerpo» a la resaca. «El lunes lo pude pasar, pero el martes empecé con fiebres de 40ºC y fui a las Urgencias del Centro Médico de Daimiel, donde me dijeron que era una gripe fuerte». A consecuencia de esta «gripe fuerte» le concedieron la baja hasta el viernes, día en que volvió a trabajar, «pero notaba que no mejoraba. La fiebre seguía, me impedía dormir y mi propia médica de cabecera me derivó a Ciudad Real», donde, según él, solo le hicieron las pruebas para ver si tenía la gripe A.
Tras continuar así el sábado y todo el domingo, el joven decidió desplazarse a las Urgencias del Hospital General Universitario de Ciudad Real. «Al llegar ya me tomaron más en serio los síntomas y rápidamente me aislaron, además de hacerme las correspondientes pruebas». Unas pruebas que, al día siguiente, arrojaron un resultado positivo, obligándole a estar ingresado en el centro hospitalario durante cuatro días.
“Afortunadamente, con el paso del tiempo y el conocimiento de la enfermedad los plazos cambiaron y ahora se ataja esto mucho antes, sin tener que pasar la gente por lo que pasé yo la semana previa a estar ingresado”, destaca el joven.
La fatiga permaneció durante unos meses
Tras su paso por el hospital, el joven permaneció aislado en su casa durante dos meses, además de por el confinamiento domiciliario que había en aquel momento, porque los plazos sobre cuánto duraba la enfermedad en el cuerpo de una persona no eran claros. Unos meses en los que la fatiga le impedía respirar con la normalidad que lo hacía antes de contagiarse de coronavirus, ya que también le diagnosticaron una neumonía bilateral, aunque, con el paso de los meses, ésta desapareció y sus pulmones se le recuperaron completamente.
“Esto me ha enseñado a que hay que disfrutar más de la vida”
Rincón, que se declara como una persona “muy espiritual”, considera que haber pasado el covid-19 le ha enseñado a “disfrutar más de la vida y de sus pequeñas cosa”, así como “a valorar más a sus amigos, familia” y, en definitiva, “al entorno que nos rodea”, concluye.