Lanza ha hablado con la delegada provincial de Agricultura y Medio Ambiente, Prado Amores, sobre las Lagunas de Ruidera. Aunque realizamos la entrevista por teléfono, su voz nos transmite cercanía y amabilidad. El Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera está siempre en el candelero de la información y por este motivo hemos querido repasar la actualidad del parque con una mujer que lleva ya muchos años en la vida política y que conoce bien la realidad de este gran entorno natural.
—¿Piensa que un entorno natural tan bello y peculiar como el de las Lagunas de Ruidera está suficientemente valorado?
—En absoluto. Creo que no somos conscientes de ese tesoro natural que tenemos en medio de nuestra Mancha seca y árida. Hablamos de un espacio peculiar por su manera de recargarse, esas formaciones tan increíbles que posee como son las barreras tobáceas, las cascadas…Es un espacio para presumir, para venderlo mucho mejor de lo que hemos hecho hasta ahora. Cuando se lo he mostrado a amigos que no son de la zona se han quedado francamente impresionados.
—En cualquier caso, las Lagunas son visitadas por mucha gente a lo largo del año…
—Es cierto, sobre todo en la época de verano, en la que muchas veces nos encontramos con experiencias un tanto caóticas. El turismo es fundamental para la economía de esta zona, pero hay que organizarlo bien, partiendo siempre de la premisa que estamos en un Parque Natural que debemos cuidar y respetar. Desde el minuto cero, el presidente Emiliano García—Page ha mostrado un gran interés por recuperar las lagunas, impulsarlas y ponerlas en valor.
—¿Cómo se encuentran las lagunas en estos momentos?
—La nieve que caía semanas tiene que desembocar en una subida de los niveles, aunque de momento, no se ha notado excesivamente, puede que más adelante se vaya notando más. Hay que tener en cuenta que hablamos de unas lagunas que no son normales, vienen a ser un rebosadero del acuífero 24, y respetando todas las teorías que existen sobre su manera de funcionar y recargarse, viene a ser un sistema muy similar al de las Tablas de Daimiel que son un rebosadero del acuífero 23.
—¿ Qué actuaciones se están realizando o se pretenden realizar en el futuro en el Parque Natural?
—Poco a poco hemos ido haciendo cosas. Se ha recuperado el puente de madera de la isla que estaba muy deteriorado, se está renovando y mejorando la señalización, hemos puesto en marcha una APP muy interesante que ya se han descargado más de cinco mil personas, vamos a adecuar la carretera que pasa por Ruidera, con limitadores de velocidad y buscando siempre una mayor seguridad para el peatón. Se ha hecho un buen trabajo en la limpieza de fondos aprovechando este tiempo en el que ha habido menos agua. Se ha consolidado el servicio de recogida de basuras, los saneamientos de algunos negocios se están reconduciendo a la red de aguas y se han hecho operaciones de limpieza muy importantes en las que hemos contado con la colaboración de varias asociaciones.
—¿Van a acometer el proyecto de un nuevo Centro de Visitantes?
—Sí. El proyecto ya está hecho y la idea es que pueda estar concluido en el año 2019. Se ubicará en el antiguo albergue Alonso Quijano que adquirió la Junta años atrás. Queremos que dé un buen servicio porque la cifra de personas que nos visitan se ha duplicado desde el 2008. Hemos pasado a los 8.700 visitantes de entonces a los más de 15.000 de ahora.
También vamos a contar con más aparcamientos, que es otro gran problema que siempre ha tenido el parque. Otro de los proyectos es recuperar un antiguo canal, donde queremos habilitar una zona para caminar, puesto que desde ese canal hay unas magníficas vistas. Y también queremos desmantelar las antiguas centrales hidroeléctricas, que ahora mismo solo son ruinas por todos sitios, y recuperar también esos espacios estratégicos, puesto que las centrales aprovechaban los saltos de agua de las barreras tobáceas.
—¿Qué fue del proyecto de consorcio o plan integral de las lagunas del que se hablaba no hace mucho?
—Ese plan está parado. Se va a trabajar en la revisión del Plan de Uso y Gestión. La gestión de las lagunas es muy compleja y difícil. Existen fincas privadas, negocios privados, luego están los permisos que tenemos que solicitar a la Confederación… A la administración le cuesta mucho conciliar intereses. Los asuntos se resuelven siempre de una forma más lenta de lo que desearíamos. De todos modos, tenemos que intentar que la sociedad participe y buscar puntos de encuentro entre los intereses públicos y privados
— El hecho de que las lagunas estén en dos provincias también añade otro elemento de complejidad en la gestión, ¿no cree?
—Efectivamente. La gestión desde Albacete es más costosa porque está más lejos. Se gestiona más rápido desde Ciudad Real, pero indudablemente, la coordinación tiene que ser total y absoluta entre las dos delegaciones. Yo insisto en la idea que subraya al principio de la entrevista. Los castellanos tenemos que ser de vender mucho mejor nuestras lagunas y en esa labor las administraciones tenemos que jugar un papel esencial. Afortunadamente, la mentalidad va cambiando poco a poco.