La asociación ecologista ‘Aromas de Ruidera’ defiende el uso racional del entorno natural del parque natural de las Lagunas de Ruidera y “no las prohibiciones”. Es el principal mensaje de las alegaciones que ha hecho al último borrador del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del parque, a su juicio, un proyecto de reglamento de uso, “que se define con dos palabras: prohibición total”.
En su documento de 27 páginas “muy pormenorizado”, incluye una propuesta a cada alegación, y se lo hicieron llegar al director general de Medio Natural y Biodiversidad, Félix Romero, y al director conservador del Parque, Ignacio Mosqueda.
Según señalan en una nota “se criminaliza la acción del hombre, pretendiendo excluirle del medio natural, cuando debería ser parte integrante del desarrollo ecológico, junto con el resto de las especies”, así como “se menosprecia la propiedad privada que compone gran parte del parque y su ZEC”.
Rechazan todas las prohibiciones (hay más de 200), frente a la articulación de medidas consensuadas para hacer habitable el medio rural.
“Legislar no es prohibir”, sino hacerlo “desde y para el medio rural, no desde la urbe”, con el fin de “preservar el medio natural y potenciar la economía rural”, para favorecer la lucha contra la ‘España vaciada’.
“Parece que haya dos parques, señalan, uno con todas las prohibiciones, que básicamente afecta a los predios, que son propiedad privada, y otro con todas las permisividades y facilidades, que lo componen el casco urbano de Ruidera y la zona de interés directo del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, junto a la presa del embalse de Peñarroya”.
En opinión de la Asociación, “la visión científica de un ecosistema determinado tiene la obligación de incluir el elemento humano y de buscar su inclusión en dicho ecosistema”.
Además de analizar la flora y la fauna, hay que contemplar “al hombre como elemento integrante del ecosistema” y por ello, “no es aceptable un proyecto de preservación ecológica de un ecosistema que excluya el elemento humano cuando éste haya formado parte del ecosistema desde hace, al menos, tres mil años”.
Relacionado con ello, y sobre la supuesta decisión de limitar el acceso al Parque Natural durante los fines de semana de agosto, preguntan “¿cómo se va a hacer, y cómo se va a compaginar el derecho de los propietarios dentro del parque y de los profesionales que allí trabajan, con los visitantes que van a bañarse en verano?”.
Los ecologistas señalan que “hay preocupación de algunos restaurantes y hoteles dentro del Parque de la limitación del aforo”, así como hay “enfado general en el pueblo de Ruidera, derivado de la minoración de visitantes turísticos en verano, época del año de mayor acividad económica de la comarca”.
También indican que “la decisión de postponer la limitación del aforo al verano de 2023 es debido a que en mayo del año próximo habrá elecciones autonómicas y municipales”.
En otro punto, dicen que hay “criminalización de la propiedad privada en todo el documento, impidiendo el uso racional de los predios rústicos y de los urbanos”, así como insiste en que “es muy grave” que este borrador prohíba casi la totalidad de cualquier actividad.
Por ejemplo, “se pretende prohibir la pesca en las lagunas, que se practica desde tiempos inmemoriales pero se quiere impulsar solamente en el pantano de Peñarroya, se prohíbe la vela ligera (donde hay embarcaderos y zonas de acceso, y la propia comunidad autónoma organizaba cursos de vela en verano), pero se consiente en el pantano; cruzarse las lagunas a nado; se prohíbe cualquier actuación urbanística especialmente fosas sépticas en las casas, y sin embargo se permite expresamente esa infraestrutura en la reconstrucción de la colonia de veraneo junto a la presa del pantano de Peñarroya”.
Adicionalmente, el PRUG “pretende transformar la carretera de las lagunas, asfaltada, en un camino vecinal”, es decir, en su opinión “retrotaer el progreso 70 años”. Proponen “arreglar el camino de la margen izquierda para que puedan circular las biciletas de montaña, los senderistas, los paseos a caballo, la pesca, etc”
Igualmente, creen que el vallado construido para activar un carril bici “crea un grave problema de seguridad vial, caso de accidentes, o de circulación de vehículos de emergencia (ambulancias, camiones contra incendios, Guardia Civil, etc.)”. El planteamiento de ‘Aromas de Ruidera’ es “arreglar el camino de tierra de la margen izquierda, y dejar la carretera con sus dos carriles”.
