Santiago Martín era el alcalde de Anchuras cuando, en julio de 1988, el Ministerio de Defensa eligió una finca de este municipio para instalar un campo de tiro para el Ejército del Aire como alternativa a otra situada en Cabañeros que había sido declarada parque natural por el Gobierno de Castilla-La Mancha, que presidía por entonces, José Bono.
La lucha contra la instalación del campo de tiro duró toda una década y logró la atención de la mayoría de los medios de comunicación del país como una pelea desigual que era, de David contra Goliat, al enfrentar a un pueblo de apenas 500 habitantes contra el Ministerio de Defensa del Gobierno de España, a cuyo frente se encontraba el ministro Narcís Serra.
Solidaridad y apoyo
Ganar la pelea costó mucho trabajo y también esfuerzo dentro y, también, fuera del municipio, pese a que los anchureños contaron desde los inicios con una gran ola de solidaridad y apoyo de numerosos colectivos, intelectuales, políticos, artistas, sindicatos y la propia iglesia que, finalmente, lograron revertir la declaración y, en mayo de 1998, el consejo de ministros derogó el decreto.
Santiago Martín no era el alcalde en esta fecha, aunque las urnas decidieron que volviera a serlo de inmediato y su trayectoria como primer edil se mantuviera hasta hoy, cuando a sus más de 30 años como alcalde se suma ser uno de los personajes de la última novela de Rafael Cabanillas, “Enjambre”, en cuyo acto de presentación, el 2 de diciembre, el ex presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José María Barreda, le pidió perdón públicamente por la postura del ejecutivo regional, del que formaba parte, en esos años de lucha contra la instalación del campo de tiro.
“Lo primero, una confesión”, dijo Barreda al inicio de su intervención en la presentación de la novela: “Perdón, Santiago, no supimos estar a la altura. No nos portamos bien”, explica Santiago Martín en la conversación mantenida con este digital, ante el asombro y la sorpresa de los asistentes que se encontraron con una petición pública de disculpas, por primera vez y más de tres décadas después de que Anchuras fuera declarada lugar para instalar un campo de entrenamiento.
Poco usual en la política
Martín como muchos de los asistentes, reconoce que el gesto público del expresidente Barreda es poco o nada usual en la política, máxime tras haber pasado “tantísimo tiempo” de un acontecimiento político y social del calado que tuvo el movimiento que se vivió al noroeste de la provincia hasta casi finales de los años 90 del pasado siglo. “Esto te honra José María”, recuerda Martín que fue su respuesta.
Desde la tranquilidad actual y el poso que deja el paso del tiempo, el alcalde recuerda ahora las dificultades que atravesaron en aquellos años y pone distancia en cuanto al protagonismo que se le pueda atribuir como líder de aquella lucha desigual contra Defensa ya que, aunque fuera la cabeza visible, entiende que “fue una lucha de todo el mundo y, además, de forma desinteresada”.
Para el alcalde anchureño, el final de todo este proceso tiene como conclusión que “cada uno se queda con lo que es (…) y yo sigo siendo el acalde de mi pueblo”, señala a Lanza, con quien comparte algunas reflexiones sobre las inquietudes de los alcaldes de la zona cuando se estaba buscando una nueva ubicación para el campo de tiro, una vez que la opción de Cabañeros desapareció, tras su declaración como Parque Natural.
Escribir la verdad
“Seguramente plasmaremos todo esto en un libro”, asegura el alcalde. “Tengo ganas de que se escriba la verdad y que la gente conozca cómo fueron las cosas y cómo se desarrolló todo el proceso. Cabañeros y Anchuras tienen en común la lucha del movimiento ecologista, pero en cuanto a la reacción popular no tiene nada que ver una lucha con la otra. Para nada”, asegura rotundamente.
En este sentido, recuerda el daño que supuso para el pueblo algunas de las decisiones que se tomaron en su momento hasta tal punto que algunas de ellas “todavía colean” y “yo tuve, por ejemplo, que arreglar calles con contribuciones especiales porque aquí no venía dinero de ningún sitio”.
Tanto José María Barreda como Santiago Martín participaron en la presentación del segundo libro de Rafael Cabanillas, “Enjambre” que forma parte de una trilogía que comenzó con la exitosa “Quercus” y finalizará con “Valhondo”. Como buen conocedor del medio rural y, en particular de esta zona, de los Montes de Toledo, Cabanillas sitúa a sus personajes en una aldea de Anchuras –“Enjambre”- en la que viven dos familias de pastores que no se hablan por el odio ancestral que han heredado de generación en generación.
Para su autor, esta novela es un “grito callado de esa gente a la que se les ha abandonado” y a buen seguro que también será la obra a la que se vinculará siempre el gesto, la petición de perdón, de José María Barreda con Anchuras.