Dicen que el saber no ocupa lugar. Pero no es menos cierto que la Cultura necesita también su espacio físico. Al menos para la realización de determinadas actividades al aire libre. En la antigüedad, estas actividades públicas tenían lugar generalmente durante la luz del día. Aunque tenemos muestras arqueológicas bien evidentes, de construcciones de gran afluencia que se servían de antorchas, para la realización de actividades nocturnas. Las había desde el Antiguo Egipto, hasta las viejas construcciones mayas de México o de Honduras, pasando por los cuatro puntos cardinales.
En nuestra civilización occidental clásica, el ágora o plaza de la antigua Grecia albergaba también el mercado, y constituía el verdadero centro político de la ciudad. Hoy, nuestras plazas mayores son, seguramente, el espacio urbano que mejor caracteriza o define a una población. Como heredera del ágora griega y el foro romano, a través de la Plaza se puede reconstruir el modo de ser de una urbe, y los aconteceres de su historia. En las plazas mayores está la biografía de cada lugar, y también en ellas se hizo la política, el mercado, el amor, y hasta la guerra. Aunque también en ellas se quemaron herejes, se vivieron procesiones y se corrieron los toros… Secularmente, gorriones, vencejos, golondrinas y palomas han sido sus habitantes más conspicuos.
Hoy, muy poco a poco, va adquiriendo una mayor homogeneidad urbanística la Plaza Mayor de Ciudad Real… Aunque le falta, por mucho que nuestro Ayuntamiento se afane en ser vigía desde el extremo sur… Pero tiene Ciudad Real otros lugares más íntimos y recónditos para las expresiones culturales que cada día ornan la ciudad… bajo techo, lejos de las miradas inoportunas del desocupado transeúnte, y recaudando de paso unos dineros en taquilla para el duro oficio de vivir de los intérpretes, y el mantenimiento de los espacios… Nos estamos refiriendo a los teatros, que además se han beneficiado de los avances de la técnica, la iluminación y el sonido… y de las nuevas y sofisticadas escenografías.
Es cierto que un par de espacios arquitectónicos, de primer orden, pero “de diario”, han venido a ocupar la agenda cultural de nuestra ciudad. El Museo López Villaseñor, escenario ideal para conciertos, conferencias y otros encuentros no multitudinarios, y el Antiguo Casino de la Calle Caballeros. Ambos son centros multifuncionales, muy adecuados para celebraciones o muestras más bien cercanas e íntimas. Para lo demás… para lo grandioso, lo multitudinario, lo espectacular, lo apoteósico… está el Teatro Quijano, con sus mil localidades en dos plantas. A él vamos a referirnos después.
REMOTOS ANTECEDENTES
Cierto es que en el último tercio del siglo XVIII, ya había sido erigido un “patio o corral de comedias” en Ciudad Real, siendo su artífice el artista local Rafael Varona. Según el historiador Hervás y Buendía, sería éste el primero construido en la ciudad, en la calle del Jaspe (actual Hernán Pérez del Pulgar), siendo alcalde-corregidor don Francisco Toral, según figura en el libro capitular de 1799. Un corral igualmente mencionado en el Diccionario de Madoz (1845-1850). Pero está documentado, que también en el número 11 de la calle de Infantes llegaron a representarse entremeses y comedias. La casa era propiedad del farmacéutico Sr. Poblador, heredada de su abuela Joaquina Guzmán de Martibáñez.
Un siglo más tarde (1879) se inauguraba el primer teatro en Ciudad Real, en la calle de Toledo frente al Palacio de la Diputación, sobre el solar de la anterior fábrica de relojes de Blas Muñoz. Un local reducido pero elegante y bien proporcionado, llamado Teatro de la Amistad que costó ciento ochenta mil reales, aportados por algunas familias pudientes. Allí funcionó una sociedad de aficionados al teatro llamada La Concordia.
Tras casi treinta años de operatividad, y ya con el nombre de Teatro Cervantes, parece que su escaso aforo y el estado de seguridad eran preocupantes, por lo que acabó bajo la piqueta. Y hace aquí aparición el Teatro Circo o Teatro de Verano, con posibilidad de celebraciones circenses, en un amplio solar de la calle Alarcos, que inicialmente estaba cubierto por una marquesina desde su fundación a finales del XIX, hasta 1901. Tras la realización de importantes reformas pasaría a denominarse Teatro Cervantes, una vez desaparecido el del mismo nombre de la calle de Toledo. Con amplia capacidad, estaba dotado de plateas, palcos, patio de butacas y sillas de galería.
UN NUEVO TEATRO
Por fin el 13 de agosto de 1922 se daba la noticia de su inauguración en la prensa local, que alababa el amplio, cómodo y luminoso coliseo, cuyo escenario estaba cerrado “por el un imponente telón de boca decorado con espléndidas pinturas de Ángel Andrade, con un gran escudo de Ciudad Real que campeaba sobre el fondo gris perla del cortinaje…”. Los cronicones de la prensa ciudadrealeña afirmaban que Ciudad Real disponía ya de un teatro que en nada tenía que envidiar a “otros coliseos de las grandes ciudades”.
En una información retrospectiva del Diario “El Pueblo Manchego”, Año XII Número 3457, 21 de julio de 1922, reproducida por EL SAYÓN, de Emilio Martín Aguirre, se afirmaba que el antiguo Teatro Circo de la calle Alarcos, se había convertido en un “nuevo amplio, sólido, elegante y confortable coliseo”. Se hablaba de la calidad y solidez de los materiales empleados, incluidas potentes columnas y vigas de hierro, y de “la elegante ornamentación de la sala, en tonos de color violeta y blanco, con caprichosas guirnaldas de escayola, que dibuja el contorno de los palcos, y un sorprendente rosetón de la misma flora artificial que ocupa casi la totalidad del techo…”. Tampoco se olvidaba de la iluminación… “Instalación de luz, colocada con gusto y esmero por la sucursal en Madrid de la afamada casa Alemana AEG”.
Seguía un detenido estudio sobre el amplio escenario, las localidades, palcos, plateas, con aforo total de casi 600 localidades, diversas puertas de entrada y salida independientes, radiadores de calefacción, modernos servicios de WC, amplio vestíbulo, café en la planta baja, y un gran salón en el piso principal para el proyectado Círculo Liberal. “El nuevo teatro ofrece la ventaja de separar las seis puertas de entrada y salida, y el público del ‘gallinero’, del resto de la sala”. Se inauguraría el Teatro Cervantes durante la Feria de agosto, y ya en septiembre estaría concluida enteramente la fachada.
GLORIOSO TEATRO CERVANTES
El proyecto fue llevado a buen término por el empresario del teatro Manuel Sánchez Gijón (arquitecto), su socio Octavio Toledo Cárdenas (Secretario de la Diputación) y del arquitecto Telmo Sánchez, que dirigió personalmente su construcción. Durante aquellos años pasaron por el Cervantes las mejores compañías de teatro (María Guerrero, Margarita Xirgu…); de zarzuela dirigida por Sorozábal, con figuras como Marcos Redondo, Sagi Barba; Pepe Isbert o Benito Arroyo… Luisa Rodrigo en los años 30… Las comedias más emotivas, los cantaores más famosos, las revistas más picantes… El cine de los domingos, las finales de los Concursos de Redacción de Coca Cola… Pero también hubo en el Cervantes un lugar para la política y sus mítines: allí hablaron más tarde Rafael Gasset, Primo de Rivera, Herrera Oria o Calvo Sotelo…
Allí actuaron también grupos de aficionados como el Orfeón Manchego dirigido por el Maestro de Capilla de la catedral, Salomón Buitrago, y por allí pasaron obras de Pemán como El divino impaciente… y el periodista Emilio Arjona actuó como director de su grupo con Jaime Bermejo, Antonio Arenas, Enrique Oliver, Antonio Marjaliza… También era un lugar muy visitado el Bar Cervantes, en los bajos, primero regentado por Pedro Santiago, y luego de Germán Sánchez, y sus hijos…
Curiosamente, en el piso alto estuvo instalada en sus primeros años la Asociación de la Prensa, que organizaba fiestas, teatro y conferencias, con nombres tan sonoros como Lucendo, Barriopedro, Oráa, Lérida, Corrales, Enrique y Paco Pérez, Ruiz, Mingallón… Todos estos recuerdos están perfectamente narrados por Cecilio López Pastor y otros, en Cien años de la Industria y el Comercio de Ciudad Real, 1886/1986, libro editado por la Cámara de Comercio de Ciudad Real en 1986. Personalmente recordamos a su último empresario de nombre Rafael (puede que Sánchez), serio, enjuto y poco afable, al parecer funcionario de Hacienda. Pero todo tiene su fin, como avisaba el grupo Módulos en su preciosa balada de 1970… Y también al Teatro Cervantes le llegó ese fin.
DEL CASTILLO AL QUIJANO
Y con esto llegamos ya al Cine Castillos, que los malagoneros García del Castillo levantaron en la Avenida del Rey Santo, junto con el Castillos Hotel en la acera de enfrente, y numerosas viviendas hasta la Ronda de Alarcos. Explotado comercialmente por el empresario José María Fernández Alcoroche, se inauguraba el 4 de octubre de 1962, y la película Santa Teresa sería su primera proyección dos días después.
El impresionante Cine Castillos fue, sobre todo cine, con exitosas películas de la época y apasionantes sesiones del JUMAN Club, aunque también se llevaron a cabo actuaciones fuera del celuloide, como Asambleas de la Caja Rural Provincial. Después, acuciado por el auge del video y los televisores en color, sería sustituido por otras salas más pequeñas, para un modo diferente de “vivir” el cinema (primero en Eroski y luego en Las Vías)… De la familia Fernández Alcoroche (hasta 1994) pasó a Santiago Salas. Pero los grandes cines-teatro se quedaron sólo en teatros, mientras el cine buscó otros refugios y… Su final llegó en octubre de 2007.
Tras un periodo amplio y feliz de funcionamiento del Cine Castillos, también le llegaría el momento de la demolición, como antes ocurriera con el Teatro Cervantes. Y se produciría igualmente el momento de la creación del actual Teatro Quijano. Un proyecto de Construcciones Mesta (del empresario de Mestanza Serafín Clemente Gascón, promotor de otros edificios en la misma calle Ciruela)… Que sufrió la triste historia del fallecimiento de un albañil, caído desde lo alto del escenario durante el proceso de construcción.
El Teatro Quijano contó con la dirección del arquitecto Jesús García del Castillo, fue inaugurado el 11/12/1974, y adquirido por el Ayuntamiento de Ciudad Real veinticuatro años después (el 15/09/1998 por 130 millones de pesetas), en tiempos de Lorenzo Selas como alcalde. Pero a punto estuvo de encontrar una competencia más o menos desleal, en la construcción de un ambicioso Auditorio en los terrenos liberados por las antiguas vías de RENFE. Y que finalmente se quedó en un mero esqueleto inacabado que llenó de deudas y frustración a nuestra ciudad. ¡Menos mal que nos queda el Quijano!
LA CALLE CIRUELA
La calle de Ciruela, luego Alfonso X El Sabio y nuevamente Ciruela, era la calle que conducía a la antigua aldea del mismo nombre, y siendo esta calle una de las más céntricas, fue también una de las primeras empedradas y la primera adoquinada en el Ciudad Real de 1913. Porque ya desde que la Estación de Ferrocarril se había inaugurado en 1867 (al cabo de la calle y su pronunciada pendiente), el lugar era sin duda de los más transitados de la capital.
Al comienzo de la calle, y en el número 5, se ubicaba una hermosa fachada de estilo modernista, la vivienda del fotógrafo Vicente Rubio Sánchez -natural de Argamasilla de Calatrava-, construida por su hermano arquitecto, Daniel Rubio. Su hijo ya ejercía como fotógrafo en los años 30 en la calle de la Cruz, por lo que estimamos que esta casa fue integrada con la solariega a que nos referimos después, conocida como la “Casa de la baronesa”. Parece que esta señora había quedado viuda de un noble o embajador ruso, en cuyo momento decidió afincarse en Ciudad Real, contrayendo nuevas nupcias con uno de los propietarios de la Casa de Banca Martín Moreno.
Esta banca estaba ubicada entonces en el número 7 de la calle de Ciruela, exactamente el mismo que actualmente tiene el coliseo. De lo cual es fácil deducir que el Quijano se construyó sobre la antigua casa, domicilio particular de don Eduardo Martín Moreno, en cuyo solar se levantó un moderno edificio por los años 70, y en el número 9, durante varios lustros, estuvo la Casa de Banca de Pedro Martín Moreno, a quien sucedieron don Eduardo y don Rafael Martín Moreno, bajo la razón social de Nietos de Pedro Martín Moreno.
UNA CASA DE BANCA
La Banca fue fundada en 1840 por D. Pedro Martín Moreno, al que siguió su hijo Rafael Martín Herrera; desde 1877 a 1904 Rafael y Eduardo continuaron con la razón social como Nietos de P. Martín Moreno, y desde 1929 ya quedó D. Eduardo solo como Nieto de P. Martín Moreno. Casa de Banca que, desde su creación, fue representante de la Compañía Arrendataria de Tabacos (Tabacalera), cuya recaudación entre tabacos y timbres ascendía en la provincia a 11 millones doscientas mil pesetas. La Banca, que celebró su I Centenario en 1940, llegó a tener un activo de 17 millones de pesetas -según el Consejo Superior Bancario de la época-, con 3.200 impositores de una población de 22.000 habitantes, donde existían diez establecimientos de crédito.
Hemos recuperado una curiosa entrevista publicada en la revista nacional Blanco y Negro (1891-2000, fundada por Torcuato Luca de Tena, y que junto con ABC conformarían años más tarde el grupo Prensa Española). La entrevista con don Eduardo Martín Moreno, es de fecha imprecisa aunque de finales de los años 30, cuando ya Rafael Martín se había separado de la firma, quedando sólo D. Eduardo. La entrevista aparece firmada por “El barón de Almajar”.
Años más tarde, con la modernidad llegarían las grandes entidades bancarias de ámbito nacional, y la Banca P. Martín Moreno desapareció. Sin embargo, la majestuosa casa en donde estuvo ubicada tanto la banca como la representación de Tabacalera se pusieron en venta. Todos sus objetos (lámparas, muebles, cuadros, cortinajes) fueron puestos en almoneda, y los ciudadrealeños pudieron hacerse con piezas notables por un módico precio, porque era preciso derribar el caserón. Recuerdo hacer visitado sus magníficas estancias y sus refrescantes jardines con fuentes… Sus días dorados habían terminado… Todo desapareció bajo la piqueta.
DE BANCO A TEATRO
Y comenzó a construirse un moderno edificio en la década de los 70. Con numerosas viviendas, un gran Teatro, y salones de cafetería y restaurante en los bajos. Entre otros nombres que se barajaron, el complejo recibiría el nombre de Teatro Quijano, y Cafetería Quijano. La cafetería era un símbolo de modernidad y lujo, nunca visto hasta entonces en Ciudad Real. Enorme, luminoso… y caro, nunca llegó a gozar de la general aceptación del público de la ciudad, cuyo bolsillo no estaba para tirar cohetes…
… Hasta que llegaron las entidades bancarias y se aposentaron en su amplio recinto. Banco de Albacete, Caja de Toledo, Caja de Castilla-La Mancha, Caja de Córdoba, La Caixa… Seguramente nunca podrá tener otro destino esta antigua cafetería y restaurante… Primero banco, luego cafetería, otra vez banco…
Por el contrario, sobre este local, pero ocupando el lugar central de la enorme extensión entre las edificaciones de la calle Ciruela y las de la calle Montesa, se alza la enorme mole del Teatro Quijano, en el corazón de la ciudad. Aunque sin una sola plaza de aparcamiento, y con algunas soluciones en la construcción, con las que no podemos estar de acuerdo.
INAUGURACIÓN DEL QUIJANO
Según la página 4 del Diario LANZA, sección de Ciudad Real, del día 12 de diciembre de 1974, a las 20 horas del miércoles 11 de diciembre de 1974, tenía lugar por fin la inauguración del Teatro-Cine Quijano, construido por la empresa Hostelería y Espectáculos S.L, como un complejo más del mismo nombre, que ya había puesto en funcionamiento la cafetería en los bajos del edificio.
Al acto asistieron las autoridades civiles y militares, estando representado el gobernador civil Andrés Villalobos Beltrán, por el alcalde de Ciudad Real, Francisco Bernalte. Estando presentes igualmente las esposas de las autoridades civiles, entre ellas la de Villalobos Beltrán, que fueron obsequiadas protocolariamente con sendos ramos de flores. La bendición corrió a cargo del coadjutor de la Parroquia de San Pedro, don Pablo Ramírez.
“El nuevo local, habilitado para teatro y cine cuenta con 1.091 localidades, de las cuales 647 están situadas en el patio de butacas, y 444 en el entresuelo. El escenario es de 230 metros cuadrados, aparte de camerinos, servicios, y foso para medio centenar de profesores de orquesta, una pantalla de 13 x 6 metros para las proyecciones de cinemascope, y otras pantallas para proyecciones normales”.
Tras la bendición, el presidente de la sociedad constructora, Pedro Almarcha explicó las características técnicas del proyecto, y el consejero Manuel Plaza Cruz, que le siguió en el uso de la palabra, agradeció vivamente al gobernador, alcalde y organismos oficiales el logro ahora presentado, “fruto del esfuerzo, la pasión y el amor por las cosas de Ciudad Real, de un puñado de hombres de la tierra que no sólo han buscado el beneficio empresarial, sino sobre todo la idea de dotar a Ciudad Real de un local necesario y que prestigiase a la ciudad”.
PROYECTOS INTERRUPTOS
Cerró el acto el alcalde Francisco Bernalte, que felicitó a los promotores de la obra, y a los aficionados de la capital por la posibilidad de “contar con un teatro-cine de gran categoría y nivel”. Antes del vino de honor ofrecido por la empresa, y con el fin de poder atestiguar las características del nuevo local, “tuvo lugar la proyección de tres documentales, uno de origen rumano de gran belleza basado en El lago de los cisnes; otro sobre diversos pasajes de El Quijote, de César Fernández Ardavín, y uno más sobre la producción de acero de ENSIDESA, siendo todos ellos muy aplaudidos”.
Por sus parte, la película elegida para inaugurar la temporada comercial fue “Un toque de distinción” (comedia romántica de Melvin Frank, con Glenda Jackson y George Segal ganadora de un Oscar en 1973), que se mantuvo varias semanas en la cartelera del Cine Callao de Madrid. Igualmente Manuel Plaza Cruz anunciaría la puesta en marcha de la segunda parte del Complejo, que constaría de un hotel, y de un aparcamiento para doscientos vehículos. Proyectos que –desconocemos las causas- finalmente no llegaron a realizarse…
Aunque sí se instaló en el edificio contiguo dos años después la firma Galeprix (29/12/1976), una gran supermercado modélico en su tiempo, que luego pasaría a llamarse Simago, Champion y finalmente Carrefour Exprés… Pero ésa, como la de Pan de Azúcar y luego Leclerck, y Eroski y luego Carrefour, es ya otra historia.
LLEGA LA MUNICIPALIZACIÓN
Pasados los años, vemos en un Certificado expedido por el secretario general del Ayuntamiento de Ciudad Real, Severiano Rebollo Sánchez-Porro, la compra efectuada por el Ayuntamiento de Ciudad Real a los primitivos propietarios del Cine-Teatro Quijano. El Certificado, expedido el 21 de septiembre de 1988, refleja parte de la sesión extraordinaria del 15/90/1988. Entre los acuerdos adoptados, figuran los señalados con el Apartado TERCERO (Expediente sobre adquisición directa de edificio para actividades sociales y culturales, a la empresa Teatro Cine y Espectáculos, S.L.) y está organizado en tres puntos.
Ya previene que estos acuerdos han sido informados por los departamentos de Arquitectura y por Secretaría. Y señala “Vistos los arts. 111 y 120.I del Texto Refundido de las Disposiciones Legales Vigentes de Régimen Local; el artº 37 de la Ley de Contratos del Estado, y los arts. 8 y 117 del Régimen de Contratos del Estado y demás disposiciones pertinentes… tras breve deliberación, en votación ordinaria por unanimidad se acuerda:
PRIMERO: Comprar directamente a la Sociedad Teatro, Cine y Espectáculos S.L., la finca que se describe a continuación, así como la industria en él existente, con todo el utillaje que se relaciona en Inventario adjunto:
Local comercial destinado a cinematógrafo situado en la planta baja, con entrada por la calle de Alfonso X El Sabio, hoy Ciruela, y por la calle Montesa, del edificio señalado con el número 11, compuesto de 1 nave, anfiteatro y demás dependencias… con superficie construida de 1.224 m2… y linda, derecha entrando, finca de Espectáculos y Hostelería S.A.; izquierda casa de D. Manuel Plaza Cruz y otros, y otra de don José y D. Francisco Aniño León, y con el local comercial dúplex, y fondo o espalda a la calle Montesa.
Según este documento, corresponde a este local como anejos:
“A) Sótano existente bajo dicho local, con 320 m2… con diversas instalaciones y servicios, y B) Sótano del mismo local destinado a cinematógrafo, con una superficie de 1000 m2, destinados a aseos y servicios”.
SEGUNDO: El precio de la compraventa es de 130 millones de pesetas, satisfaciéndose 78 millones a la firma de la Escritura Pública, y el resto (52 millones) en el próximo ejercicio.
TERCERO: Facultar al Ilmo. Sr. Alcalde para la firma de la Escritura Pública correspondiente.
Se expide la Certificación para que conste y surta los efectos oportunos, con el Visto Bueno del Alcalde, en Ciudad Real a 21 de septiembre de 1988.
Firman el Secretario, Severiano Rebollo Sánchez-Porro, y el Alcalde, Lorenzo Selas Céspedes.
EL QUIJANO HOY
Como hemos visto, el Teatro Quijano fue de propiedad privada hasta 1988, siendo utilizado principalmente para proyecciones cinematográficas, aunque también se celebraron otros actos culturales e incluso políticos.
El Teatro Quijano fue adquirido por el Ayuntamiento de Ciudad Real por un coste de 130 millones de pesetas, acogiéndose al Programa de Rehabilitación de Teatros de Titularidad Pública, que empezaron a acometer el Ministerio de Obras Publicas y el Ministerio de Cultura en 1985, con el fin de rehabilitarlo y realizar una programación estable gestionada desde la Concejalía de Cultura.
La rehabilitación comenzó en 1989, y estuvo dirigida por el arquitecto municipal Emilio Velado, y las obras de adecuación consistieron básicamente en la mejora y remodelación del edificio. Se colocó además un friso escultórico en la marquesina, copia en vaciado de los bajorrelieves situados en la base de la escultura de Cervantes, en la plaza de su nombre, realizados por García Coronado.
Desde entonces, y tras otras remodelaciones menores posteriores, el Teatro Municipal Quijano ha conseguido una estructura y equipamiento adecuados, que le permite acoger espectáculos muy variados, desde teatrales a musicales, danza, recitales, coros y orquestas. Tras su remodelación y paso a titularidad municipal, fue inaugurado en mayo de 1990 con la representación poético-musical Estado de sitio de Pablo Neruda, dirigida por Mikis Teodorakis.
UNA NUEVA ANDADURA
A partir de ese momento da comienzo una programación titubeante que, conforme van pasando los años, se va afianzando hasta una programación teatral estable. Entre las reformas realizadas, se han instalado 2 Plataformas Salvaescaleras en el amplio vestíbulo, dividido en dos secciones, la primera de las cuales cuenta con 6 escalones, y con 7 la segunda, hasta el acceso a la sala principal o Patio de Butacas. Igualmente se ha dotado esta sala de 8 localidades para personas con movilidad reducida.
Sin embargo, la peor parte en cuanto a accesibilidad, se encuentra en la planta superior o Anfiteatro. El acceso, sin ningún tipo de ascensor es ciertamente penoso. Con un par de tramos separados por un descanso, que luego se bifurca en dos vomitorios igual de impracticables, dejando en medio el amplio espacio para un ambigú o cafetería que se encuentra fuera de servicio. Y que no ha funcionado desde los tiempos en que la principal actividad del Quijano era el cine…
El aforo total, desde su construcción ha sufrido alguna modificación a la baja, como consecuencia de las remodelaciones y adaptaciones a la normativa de accesibilidad a los locales públicos, y a la adecuación del escenario y foso para la orquesta. Actualmente, cuenta con 914 localidades, 535 en el Patio de Butacas + 8 especiales, y 371 en el Anfiteatro. Pero es particularmente penoso el acceso al Anfiteatro, no sólo por las numerosas e incómodas escaleras de sus tramos…
También por la extremada inclinación de las filas de asientos en el Anfiteatro. Aquella fórmula fundamental del francés François Blondel en arquitectura, no parece que fuera tenida en cuenta en su día, con el fin de obtener un mayor número de localidades. Según esta fórmula, la medida de 2 contrahuellas o tabicas (parte vertical del escalón), más la de la huella (parte horizontal) debe estar entre 63 y 65 cm o acercarse lo más posible. Ciertamente que la visibilidad del escenario es perfecta desde cualquier punto superior, pero el acceso a las localidades reviste un cierto grado de riesgo, sin duda porque la inclinación se subordinó al número total de plazas disponibles en dicho Anfiteatro.
LO BUENO Y MENOS BUENO
Tampoco el acceso a los lavabos ha sido mejor resuelto, con una gran profundidad y escaleras complejas y temerarias. De todas formas, la dificultad de acceso a los servicios sanitarios, y a la planta de Anfiteatro, no nos parece que pueda tener una resolución técnicamente satisfactoria. Como sí podría haberlo sido la sustitución de los 13 escalones (6+7) del vestíbulo por una rampa, en vez de la instalación de dos salvaescaleras, que estimamos serían imposibles para el acceso a la segunda planta.
Nos congratulamos profundamente, por el contrario, de la extraordinaria proximidad al centro neurálgico y administrativo de la ciudad, y en general de las condiciones técnicas que reúne el escenario. Son muchas las compañías que han alabado su extraordinaria acústica, y su excelente maquinaria y dotación, y nosotros añadimos la magnífica visibilidad y acústica para los espectadores… La dificultosa comunicación con los camerinos inferiores, y la angosta salida de artistas y de carga y descarga a la calle Montesa, ya son otra cuestión… difícilmente salvable.
Toda esta problemática de espacio, incluida la falta de aparcamiento, habría tenido una fácil solución en el Auditorio que comenzó a construirse en los liberados terrenos de RENFE… aunque algo más lejano del centro, es cierto… Pero soñar con “lo que pudo haber sido y no fue”… no parece ser una buena actitud. Mejor que en imposibles, hoy por hoy, pensemos mejor en nuestro Teatro Quijano, y en la solución de los problemas verdaderamente salvables. ¡Dios quiera que lo sean!
