“Los farmacéuticos hemos demostrado que somos unos profesionales de la salud muy cualificados, perfectamente formados y que podemos estar a la altura en situaciones de crisis como la actual”. Eduardo Quintana, responsable de la única farmacia de Terrinches, subraya que el colectivo ha dado “el do de pecho, lo mejor de nosotros de mismos y esto no va a cambiar en el futuro”.
La pandemia se ha vivido en el municipio de Campo de Montiel con la lógica preocupación y Eduardo Quintana la ha afrontado desde la responsabilidad para cuidar la salud de los 700 vecinos y amigos de la localidad.
“Teníamos y tenemos la responsabilidad de ser la única farmacia del pueblo y si hubiera enfermado tendría que haber buscado un farmacéutico que me sustituyera para no cerrar la farmacia y dejar desasistidos a los vecinos, y encontrarlo en esos momentos habría sido muy complicado”, relata Eduardo Quintana.
En los pequeños municipios el farmacéutico, junto a los profesionales médico y enfermero, representa a la autoridad sanitaria. “En el caso de Terrinches me satisface el buen equipo que desde hace años formamos con la doctora y la enfermera del municipio; nos llevamos muy bien y tenemos buena relación, y eso ha ayudado enormemente a sobrellevar esto bien en el pueblo”.
El contacto diario entre los tres representantes sanitarios del municipio ha ido encaminado a facilitar este confinamiento entre los vecinos, ayudándoles en lo que necesitaran para minimizar las visitas al consultorio y que salieran lo mínimo de sus casas. Eduardo relata que se ha ayudado mucho a los vecinos vía telefónica para resolver todo tipo de dudas, desde las relacionadas con recetas, hasta cuestiones de salud. “La gente confía mucho en nosotros”, afirma honrado el farmacéutico.
El coronavirus parece no haber hecho acto de presencia en Terrinches. En el municipio del Campo de Montiel no ha fallecido nadie por covid ni ha habido ingresos por neumonías ni nada similar. A pesar de esta situación que podría invitar a la relajación de los vecinos, Eduardo Quintana destaca la responsabilidad de los vecinos respetando el confinamiento y saliendo a la calle lo mínimo e imprescindible. “Y cuando hemos podido disponer de geles hidroalcohólicos y mascarillas, que al principio no teníamos, los vecinos llamaban por teléfono y poco a poco se han ido acercando a la farmacia para adquirirlas; ahora lo único que nos faltan son guantes y termómetros”.
Nueva normalidad
De cara a la ‘nueva normalidad’ el farmacéutico de Terrinches considera que la farmacia rural seguirá marcada por su afán de servicio a la ciudadanía y tan cercana como siempre, aunque ahora será algo más difícil mantener esa cercanía natural con una pantalla de metacrilato en el mostrador, mascarillas puestas y líneas en el suelo para marcar las distancias de seguridad.
Reflexionando tras lo vivido en las últimas semanas y pensando en el futuro, Eduardo considera que toda la red de farmacias debería ser más aprovechada en todo el país, porque está muy infrautilizada. “Se tendría que potenciar mucho más su uso, porque en la farmacia estamos profesionales de la salud que estamos muy cualificados, perfectamente formados y que podemos estar a la altura en situaciones de crisis como la actual”.
“En muchas ocasiones la farmacia es el primer sitio al que acude un paciente porque tiene tos, le duele la garganta o tiene fiebre; en ese sentido creo que somos el primer filtro del sistema sanitario y podemos aportar mucho más”, manifiesta Eduardo Quintana, quien aboga por auténticos equipos sanitarios multidisciplinares en los que médicos, enfermeros, farmacéuticos y otros colectivos sumen con todo su saber.
“Aquí en Terrinches estoy orgulloso de una buena colaboración que mira por el bienestar del paciente”, concluye el farmacéutico, que espera que en el futuro que está por venir este bienestar de los ciudadanos sea la prioridad y esté garantizado.