Cuatro de cada 10 hombres españoles consumen habitualmente prostitución, según diversos estudios, y la demanda, sobre todo juvenil, va en aumento de la mano de la pornografía, que es “el márketing de la prostitución”.
Son palabras pronunciadas a los medios en las siempre impactantes declaraciones de Amelia Tiganus, víctima de la trata y de la explotación sexual en su adolescencia, momentos antes de hablar de ‘Cómo se fabrica una puta’ en las II Jornadas Contra la Trata y la Prostitución.
Se ha presentado como “una superviviente del sistema prostitucional” y ha reflexionado sobre la concienciación feminista de su historia personal, que no es otro juicio que “la historia política de muchas mujeres”.
Desde el origen, la prostitución “es una gran rueda que gira” sin descanso alimentada por una industria que “deshumaniza, mercantiliza, cosifica y degrada a las mujeres” y que se nutre de putas y puteros “fabricados por el sistema”.
“Prostituta no es sinónimo de prostitución”, ha sentenciado, sino que se centra en la habilitación de materia prima proveniente de los países empobrecidos del sur del mundo “que abastecen la demanda de países importadores”.
En concreto, España, ha precisado, es uno de los mayores consumidores de prostitución de Europa y a nivel mundial está en el tercer puesto.
Tiganus ha abogado por la abolición de la prostitución y “por romper la idea de que las prostitutas son ‘las otras’”, con el fin de que como mujeres ha nde ser tratadas empáticamente como seres humanos. Para ello son precisas las políticas públicas destinadas a “asegurar y garantizar los derechos humanos, el acceso a la vivienda, a la formación, a terapias, y al asesoramiento jurídico”, así como otras medidas deberían atajar situaciones de riesgo de niñas y jóvenes vulnerables.
La activista de origen rumano también ha pedido una reforma del código penal que castigue formas de proxenetismo no perseguidas y que hacen que “nuestras carreteras estén plagadas de auténticos campos de concentración exclusivos para mujeres empobrecidas donde van los hombres a disfrutar de esa hombría que reproduce en el espacio prostitucional”.
“Lo que afecta a una mujer en prostitución nos afecta a todos, ha agregado, porque son nuestros padres, nuestros maridos, nuestros hermanos, nuestros profesores, nuestros policías, nuestros médicos …los que invierten grandes cantidades de dinero para que este sistema criminal se mantenga”.
Precisamente, los puteros, según Tiganus, deberían ser considerados agresores sexuales porque, ante el mismo abuso de las mujeres, “la única diferencia” entre una violación y la prostitución es “el cambio billete”.
También ha apostado por la enseñanza de una educación sexual afectiva en las aulas y por formar al funcionariado a la hora de aplicar las normas contra la explotación sexual de mujeres y niñas. “De nada sirve cambiar la ley si quien la interpreta tiene un sesgo machista”, ha comentado.
Igualmente, Tiganus ha llamado la atención de los medios de comunicación por su “gran responsabilidad” a la hora de hablar de la desigualdad histórica centrada en los cuerpos de las mujeres. “Hay que informar desde la óptica de los derechos humanos y dar un enfoque fuera de la tergiversación y el amarillismo”.
En definitiva, la abolición de la prostitución es, en opinión de esta conocida activista, un largo camino donde “los pasos que demos serán los que escriban la historia sobre qué tipo de sociedad queremos”.
Ciudad Real, bandera y epicentro contra la prostitución
La periodista Nuria Coronado, también activista y abolicionista, ha valorado en otro momento que Ciudad Real y sus espacios universitarios se hayan convertido este miércoles en “bandera y epicentro” de la lucha contra la prostitución, frente a otros foros donde se legitiman los servicios sexuales como trabajo.
“Es importante que se celebre en una institución como la UCLM”, frente al ciclo suspendido hace unos días en la Universidad de la Coruña por los movimientos abolicionistas, en el que “el loby putero iba a captar a jóvenes”.
“La prostitución nunca puede ser un trabajo sexual, ha reflexionado, no es una opción laboral, sino una situación perversa y peligrosa contra la que tenemos que luchar con la educación y la opinión de los supervivientes del sistema en el que todos colaboramos”.
Contra la normalización de la prostitución, en la que está permitido que “nuestros vecinos o maridos se vayan de putas como el que se va a tomar una caña”, son precisas jornadas como la de hoy con una perspectiva abolicionista y centradas “en garantizar los derechos humanos a las mujeres”.