Cumplir la ley dictada por la Santa Inquisición o hacer justicia en un mundo que violenta a las mujeres. ¿Quién sentencia como víctimas o verdugos a aquellas mujeres que utilizaron el veneno para protegerse de los hombres “cuando nadie lo hacía”?
El 26 de julio de 1659 el Tribunal del Santo Oficio de Roma enjuició a Giulia Tofanna, su hija Girolana y su ayudante, por distribuir entre las mujeres un veneno con el que libraron del matrimonio a más de 600 mujeres y mataron a la misma cantidad de hombres.
La Compañía Flexión Teatro, en coproducción con el Centro Dramático Galego, estrenó este jueves ‘La Toffana’ en el escenario Aurea del Festival de Almagro, una obra de Vanessa Montfort con la dirección de María Herrero en la que abordan los límites del bien, el mal, el coraje, la justicia y el afán de libertad.
Brujas, pócimas y constelaciones

No es teatro clásico, dibujado por los escritores ilustres del Siglo de Oro, pero sí un texto contemporáneo de temática renacentista que coloca a los espectadores en un mundo atrayente de brujería, pócimas y constelaciones, en un año en el que Galicia, conocida por sus meigas, es la comunidad autónoma invitada en el festival.
Desde que aparecen en escena las tres actrices entonando un cantar popular gallego en el escenario impregnado de humo, tanto como el patio de butacas de la Antigua Universidad Renacentista, el misterio invade la escena.
Tan oscuro está el escenario como el pasado que describe, uno en el que las mujeres no pueden desempeñar oficio, ni leer, ni poseer dinero, ni decidir sobre sus cuerpos, uno en el que están condenadas al matrimonio, con mejor o peor suerte.
Tomarse la justicia por su mano
El juicio a una perfumera, una astróloga y su ayudante centra la obra, que se vale del flashback para describir la sabiduría popular recogida por las meigas, aquellas que leían la fortuna, fabricaban elixires de amor y elaboraban cremas para las manchas.
Pero ‘La Toffana’, a lo largo de dos horas de función, va más allá de ofrecer una versión mitificada de este exuberante mundo de mujeres que se perdían entre hierbas medicinales y ciclos de la Luna para los ojos del contemporáneo.
En un sistema patriarcal hasta extremos inauditos, que violenta a las mujeres, la protagonista descubre el secreto del agua tofana, un veneno mortal que no deja rastro en la víctima, uno que dispensa entre mujeres que, como su madre, sufren la violencia física en sus propias carnes.
La pregunta que sobrevuela desde el minuto uno es dónde están los límites de una persona que se toma la justicia por su mano, hasta dónde podían llegar las mujeres que se revelaron ante un sistema que les decía que si sus maridos les ponían la mano encima no tenían otra que rezar o huir para acabar en un burdel.
La puesta en escena, las luces y la música

La puesta en escena -con varios espejos en el escenario-, el vestuario y el juego de luces fue uno de los grandes aciertos en esta obra protagonizada por Victoria Tejeiro, sensacional en el papel de Toffana y de abadesa. También fue muy buena la música, los sonidos en off y las melodías de piano en directo.
Aitor de Kintana, Amaranta Munana y la propia directora, María Herrero, completaron un elenco que se movió bien entre diferentes papeles, el inquisidor, el cura Corona, la abadesa, …, y que conectó con el público, que les agasajó con un continuado aplauso y parte del auditorio en pie. Si una buena obra es la que deja poso y hace pensar, ‘La Toffana’ es una de ellas.