Vamos a empezar esta crónica por lo malo: el sonido. En algunos momentos no se oía bien a los actores, lo que impedía seguir el hilo de los diálogos, con el consiguiente desconcierto de una parte del público. Aun así, como decimos, fue una gran velada teatral, “una de las mejores obras en mucho tiempo”, aseguró una espectadora a este cronista.
7 años es un montaje apasionante que deja al descubierto las relaciones en el trabajo, en la empresa, y también en la vida. La obra cuestiona la confianza entre compañeros, como se diluye la amistad previa que lleva a los protagonistas a crear una empresa, el precio de la amistad, el límite de las relaciones en el ámbito laboral o si cabe la posibilidad de comportarnos como realmente somos o con la falsedad y la hipocresía como armas. Al final de los ochenta minutos, al igual que en la partida de ajedrez que los cinco protagonistas han estado jugando, Veronesse nos deja “jaque mate”.
La obra comienza con los cuatro socios de una empresa reunidos en sus modernas oficinas un sábado por la noche. Hacienda les ha pillado evadiendo dinero a Suiza y en pocas horas los detendrán. La abogada de la compañía les manda un mediador para que les ayude a llegar a un singular acuerdo: uno de ellos debe pagar el pato. Y esa es la trama de la obra, la búsqueda del pringado que va a pasar siete años en la cárcel por sus compañeros y el precio de esa decisión
Lo que en principio parecía una decisión sencilla se convierte en un descarnado combate en el que José (Miguel Rellán) hace de sonriente mediador entre los cuatro socios. Estos usaran todas las armas (dialécticas) a su alcance para no ser el que vaya al “talego”. Verónica, la jefa de cuentas, de quien hace Carmen Ruiz; Marcel, el CEO de la empresa y macho alfa del grupo, a quien da vida Juan Carlos Vellido; Carlos, el odioso director comercial interpretado por Daniel Pérez Prada y Luis, el cerebro y “alma cándida” del grupo: Eloy Azorín.
Sobre un escenario moderno, la obra nos recuerda una época cercana de la que deberíamos haber aprendido. El texto nos descubre las mezquindades, mentiras y secretos de unos personajes que todos, en algún u otro momento, hemos conocido. Esos que son todo sonrisas y buenas palabras y que cuando aparece un problema muestran su cara más odiosa.
Los actores hacen un trabajo excelente, Vellido y Ruiz interpretan con solvencia a sus personajes. Daniel Pérez Prada muestra su versatilidad y Azorín borda el personaje de Luis, sin duda, el más especial de los cinco. Y, por supuesto, Miguel Rellán interpreta con maestría al mediador, un personaje muy particular del que, poco a poco, vamos descubriendo que es más inteligente de lo que aparenta.
Cuando llegó el sorprendente final, el público, de pie, premió a los actores con una gran ovación.