Los mismos asentamientos, en los mismos sitios, y en las mismas condiciones deplorables denunciadas campaña tras campaña. Esta es la realidad que salpica un verano más ciertas zonas de la comarca de La Mancha, la que más trabajadores temporales del campo atrae, en estos meses de recolección de ajo, cebolla, pimiento, melón y uva.
Ciudad Real, como el resto de provincias de Castilla-La Mancha, no recoge en el convenio del campo el alojamiento de los migrantes (personas que desplazan a más de cien kilómetros de su lugar habitual de residencia para dar un jornal), y esa es la vía por la que se cuela la explotación.
El sindicato Comisiones Obreras reivindica que el alojamiento esté incluido y regulado en el convenio, algo que existe en algunas provincias andaluzas y del País Vasco, y que se busque una fórmula para unir el alta en la seguridad social con el alojamiento digno del trabajador.
Las administraciones sí pueden hacer más
Las administraciones según este sindicato también pueden hacer más por los temporeros que acuden a poblaciones como Tomelloso, Cinco Casas, Argamasilla de Alba e incluso Manzanares en estos meses, “llevamos años que albergues municipales que funcionaron bien como el Cinco Casas están cerrados. Los ayuntamientos deberían habilitar espacios transitorios para la primera acogida del jornalero que acude atraído por la posibilidad de empleo antes de que lo contraten”, explica Rafael Muñoz, de la ejecutiva de la Federación de Industria de CCOO en Ciudad Real.
El autobús contra los abusos
CCOO presentó hace dos semanas en Tomelloso su campaña de apoyo a los temporeros que este año incluye ‘el autobús contra los abusos’ (oficina móvil para darle más visibilidad que se irá moviendo por los tajos), pero Muñoz describe pocas mejoras respecto al alojamiento. Muchos temporeros, sobre todo de Rumanía, Bulgaria y países del Norte de África se siguen cobijando en las mismas naves abandonadas de otros años, y resulta difícil acceder a ellos (por el idioma) o que denuncien o se expresen (temen perder el jornal).
Los intermediarios actúan como mafias
A este escenario de pocos recursos para albergar a esta población temporal (Cáritas gestiona un centro de acogida en Tomelloso y el Ayuntamiento de Valdepeñas otro), se han sumado en los últimos tres o cuatro años los intermediarios, “que actúan como verdaderas mafias gestionando la relación laboral entre el agricultor y el jornalero”, apostilla Muñoz. En ocasiones son empresas de trabajo temporal de otras provincias que contratan a un comercial en la zona para las campañas.
CCOO celebra que la presión sindical y de las ONG’s haya servido para que haya más inspecciones, “ya nadie va al campo a trabajar sin un contrato”, pero la explotación se sigue dando “se cotiza por muchas menos horas de la que en realidad se trabaja, por la peculiaridad del campo de que se tiene que hacer a mes vencido”.
Y con este escenario de fondo los sindicatos y la patronal siguen atascadas un año más en la negociación de los convenios del campo y vinícolas, “seguimos en posiciones muy alejadas”, asegura Muñoz. Los sindicatos creen que la patronal “nos niega la realidad del sector”, que según dicen no es tan mala como aseguran organizaciones como Asaja.
8 euros más al día en Quero que en Herencia
El convenio del campo de Ciudad Real –en Castilla-La Mancha no existe convenio regional en el sector- recoge salarios por hora de trabajo un 14% más bajos que en las otras provincias de la región y según Comisiones Obreras se dan paradojas como la de Herencia y Quero, poblaciones separadas por apenas seis kilómetros, “en la toledana Quero un trabajador gana ocho euros más de salario al día”.