Se encontró a gusto Victorino Martín en Tomelloso donde tuvo la oportunidad de saludar a algunos conocidos después de muchos años. El portavoz de la peña, Luis Antonio Perales, presentó al ganadero y periodistas, antes de su delicioso mano a mano.” El sello, la marca, el hierro de Victorino Martín siempre ha creado grandes expectativas”, señaló el crítico, algo que para Martín pudo ser posible “gracias al legado de mi padre, que reivindicó el papel del toro en la fiesta, con una entrega total, haciendo las cosas por derecho, de verdad”. Medio siglo ganándose el apelativo de ganadería más importante que para el ganadero tiene una sencilla razón. “Hemos hecho lo que nos gusta y hemos sido muy aficionados a la fiesta”, aseguró Victorino Martín que aludiría a su padre, fallecido hace poco más de un año, en repetidas ocasiones. “Él apostó por un toro con personalidad y auténtico, nada de toros fáciles. Hacer una ganadería es mucho más difícil que hacer un torero. Tiene que ser éste el que se acople al toro y no al revés”.
El ganadero elogió la figura de su padre manifestando que “fue un adelantado a su tiempo, cuestionó muchas cosas que hasta entonces se consideraban irrefutables como eso de que los toros de más de tres años no embestían. Él siempre decía que a nadie le obligan a ser torero, y en su duelo con el toro, había que pensar mucho más en el animal. Esa era su filosofía”.
Victorino recordó los duros, pero ilusionantes comienzos de su padre como ganadero en aquellos tiempos “en los que los tratos de palabra se cumplían a rajatabla”, para llegar después a la primera corrida de éxito en Madrid, agosto de 1969. Una corrida que tendría en el cartel a Andrés Vázquez, torero muy relacionado con la casa, que llegó a decir que “si Granadino me llega a echar mano, me parte por la mitad. Es el toro más fiero al que me he enfrentado”.
La charla se adentraría después en la evolución de esta ganadería que, según su propietario, “ha ganado en uniformidad y en presentación. En el museo que tenemos en casa , tenemos muchas cabezas disecadas y se observa claramente la evolución brutal del toro, un animal que mantiene su fiereza, con mucha movilidad, toros bravos que no perdonan cualquier mínimo error del diestro, pero siempre toreables. La gente no admite, y tiene razón, el toro imposible”.
Para Victorino Martín son muchos los factores que influyen en el comportamiento de los toros. “La genética, la alimentación, el ambiente donde se haya criado, el mayor o menor espacio que haya tenido, el viaje, los últimos momentos y los corrales. Algunos no reúnen las mínimas condiciones, a veces los pisos de las plazas también se descuidan…hay que pensar mucho más en el toro. Y luego como factor clave está la lidia, pero todos los detalles son importantes”.
El ganadero aseguró que “el oficio de ganadero supone una cura de humildad constante. Es importante saber reconocer los errores” y repasó el duro episodio del exilio de su padre a Francia en los ochenta por estar en desacuerdo “con unos intereses poco legítimos en los análisis veterinarios de las astas”. Aquella aventura francesa promocionó la fiesta en el país vecino, se televisaron corridas, pero afortunadamente las aguas volvieron a su cauce y Victorino Martín regresó a España. “Nos costó mucho remontar, -señaló-, yo diría que casi diez años”.
La famosa corrida del siglo que tuvo como diestros a Ruiz Miguel, Esplá y José Luis Palomar, la importancia de los encastes, la inmensa labor de una ganadería “que puso a muchos toreros en circulación”, el temple que según el ganadero es la principal cualidad para enfrentarse a un toro Victorino, fueron otros de los temas que fueron aflorando en la charla coloquio. El público despidió al ganadero y al periodista con una gran ovación después de su magistral conferencia, presentada en el formato más cercano de entrevista.
Y la Semana, que está teniendo el respaldo que merece por sus buenos contenidos, prosigue hoy con el Concierto de Pasodobles en el Teatro Municipal.