Cuarenta años bien merecen una fiesta como la que prepararon este viernes Tere Pelayo y su hija Belén, saludable presente y prometedor futuro de un establecimiento que se ha ganado un merecido prestigio en el comercio de Tomelloso. En una agradable noche otoñal, las alma mater de la tienda recibían las felicitaciones de sus familiares, clientas, clientes, empleadas y amigos que han compartido aperitivo, conversaciones y muchos recuerdos a las puertas de la mercería.
A Belén puerta siempre le acompaña su sonrisa y mucho más en una noche tan especial. “Tenemos que dar las gracias a todos por acompañarnos en este aniversario y en toda nuestra trayectoria. Todo esto no hubiera sido posible sin la gente. Echando una mirada atrás nos queda una sensación de satisfacción y de ver a tantas personas conocidas compartiendo con nosotras un momento tan bonito “, señalaba feliz.
Ya por la mañana, muchas clientas llevaban ramos de flores y regalos a Tere y Belén que aseguran sentirse “muy queridas”. El éxito de la tienda en estas cuatro décadas ha sido indiscutible y Belén lo atribuye “al trato personal y cercano, más que clientas hablamos de amigas con las que tenemos mucha complicidad”. Belén habla de la constante evolución de la lencería “las mujeres han ido cuidando cada vez más la imagen de su ropa interior. Siempre hemos intentado ofrecer marcas de calidad y el público ha respondido muy bien. En esta línea queremos seguir, sin miedo a la competencia on line, ofreciendo lo mejor y dando ese trato cercano que la gente tanto agradece”.
Los inicios en la tienda más pequeña, el cambio de la elegante tienda de la actualidad, un cuidado escaparatismo, la cercanía con las clientas…todo fue sumando para que el negocio prosperara. Belén se deshace en elogios hacia su madre que dio el paso en aquel lejano 1984. “Fue una mujer muy valiente. Hace cuarenta años no eran muchas las mujeres que emprendían un negocio o trabajaban. Pero ella vio muy clara la idea de su tienda, y a base de mucho trabajo, consiguió hacerse un hueco”.
Y una mezcla de felicidad y emoción se reflejaba en el rostro de la fundadora, Tere Pelayo. “Cumplir cuarenta años con la tienda significa hacer realidad un sueño. Los comienzos fueron duros, había que actuar con prudencia, a medida que pedía género, iba haciendo las cuentas del dinero que me quedaba por temor a pasarme. Pero desde el primer día la mercería funcionó porque las que había entonces en Tomelloso eran regentadas por hombres y si les pedias, por poner un ejemplo, puntilla de Valencienne, decía que no tenían, que eso aquí no se vendía. Pero demostramos que la gente también buscaba adquirir esas prendas de calidad”.
Tere Pelayo apostó por la calidad y las clientas le fueron preguntando por las mejores marcas. “Si lo que querían no lo teníamos en ese momento, lo pedíamos y lo servíamos lo más rápido posible. Hemos disfrutado mucho en nuestro trabajo y eso lo notaba también la gente. En la tienda estuvo también ayudándonos un poco tiempo mi hija, Teresa Mari, pero a ella no le acabó de enganchar este mundo del comercio y seguí adelante con Belén, que le ocurría lo que a mí, estaba muy a gusto detrás del mostrador. Siempre que he ido de viaje, no he dejado de visitar mercerías para ver lo que ofrecían y como tenían colocado el establecimiento”.