Que el real decreto que obliga al registro de la jornada laboral en las empresas desde el 12 de mayo ha creado mucha incertidumbre entre los agricultores es conocido, por las dificultades que a priori entraña su aplicación a las actividades del campo.
Se están adaptando al sector, pero ven necesario la introducción de un régimen particular para ellos en el desarrollo reglamentario.
Por ello y para informar de manera detallada sobre métodos y cumplimientos de la normativa, Asaja Ciudad Real está celebrando reuniones con agricultores en distintas localidades de la provincia, cuyos responsables responden a las dudas que se plantean, y orientan a los productores sobre las soluciones en cada explotación.
Es el caso del encuentro celebrado hace unos días en Tomelloso, donde el gerente de la organización agraria en Ciudad Real, Agustín Miranda, habló a los presentes de la consideración de jornada laboral, “de las horas de descanso y del inicio y del final”, con el fin de “clarificar el trabajo efectivo”.
También abordó entre los productores las posibilidades de metodologías para realizar los registros, pues “hay gran diversidad”, desde la firma por escrito delante del empleador hasta los sofisticados sistemas de reconocimiento de huella dactilar.
La ley gubernamental deja a las partes que en el convenio reflejen cómo se contabiliza la jornada, aunque en el caso del campo, que no lo contempla, han optado por contabilizar las 40 horas semanales de media con el acuerdo “entre trabajadores y empleadores, o bien por otros métodos electrónicos”.
Miranda dejó claro que los empresrios “tienen obligación de guardar los registros durante cuatro años”.
Sin horarios fijos
El presidente de ASAJA Castilla-La Mancha, el tomellosero Fernando Villena, también presente en la reunión, sostuvo que “no es fácil adaptarse a la normativa” de control laboral, dado que hay trabajos en el campo “que no tienen horarios fijos, como ocurre en una empresa”.
A su juicio, “es complicado” porque la actividad al aire libre está condicionada por las temperaturas y la climatología, y “los inviernos son de una manera, y los veranos de otra”, en función “de los cultivos”.
Para Villena, el problema “va más allá” pues “cada vez tenemos menos mano de obra”.
Es difícil
Patricio Jiménez, agricultor presente en la asamblea, tampoco ve fácil la aplicación y, sobre todo, “no te motiva para dar empleo”, sino a “levantar el pie” porque el campo “no es una empresa a la que pasas por la misma puerta”.
En su caso, sus empleados “firman por la mañana y por la tarde”.
Salario Mínimo Interprofesional
Los responsables de Asaja también analizaron “el impacto en el sector” de la implantación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), un sueldo medioaprobado por el Gobierno que “entendemos se realizó sin unas negociaciones previas por las partes, sindicatos y empleadores”, señaló el gerente de la organización ciudarrealeña de productores.
La obligación de pagar 900 euros al trabajador por nómina mensual se hizo, según Miranda, “sin ningún tipo de consensos”, y por ello, en sector como el campo “tiene sus implicaciones”. Para el portavoz de Asaja Ciudad Real, la aplicación de la subida del SMI desde el 1 de enero de 2019 ha de compatibilizarse con las tablas que contempla el convenio sectorial, dado que “podríamos encontrarnos que cumpliendo el acuerdo no llegaríamos al SMI y por tanto hay que cumplir las dos normativas”.
Para Miranda, el sector “lo está haciendo de manera correcta” en campañas como la vendimia, incluso por encima del convenio, frente “a quienes quieren confundir para provecho de su interés”.